LA NACION

Denuncian “aguantader­os” y zonas liberadas para el robo en Versalles y Villa Real

Los vecinos señalan tres casas ocupadas por motochorro­s y otra en la que fue montado un taller textil clandestin­o; según la policía, detienen a sospechoso­s, pero la Justicia los libera

- Leonardo Scannone PARA LA NACION

Mario, de 68 años, se paró frente a su casa, en Gallardo al 1000. Sabía que alguien había entrado sin su consentimi­ento. Golpeó dos veces la puerta hasta que un hombre abrió apenas un poco, lo suficiente para que se le escuchara preguntar: “¿Qué querés?”. “Buenos días, le comento que esta casa es mía y que la pienso vender. Tiene un mes para buscarse otro lugar”, le dijo Mario. En respuesta, el intruso se levantó la remera y le enseñó el caño negro de la pistola que cargaba. “No jodas más, viejo”, le lanzó, antes de clausurar la discusión con un portazo.

Al día siguiente, Mario sintió olor a quemado. Vio una llamarada en la puerta de la casa donde vivía, a pocas cuadras de la otra, y salió. Su auto se derretía. “Yo no puedo decir que fue él, pero acá algo así no le pasó a nadie”, contó Mario a la nacion. Pocos meses después, el auto de su hijo también apareció carbonizad­o. “Hace unos días me acerqué y pregunté por él en los alrededore­s. Mi auto apareció abollado. Así que fui a hacer la denuncia a la fiscalía. Tengo miedo. Y mis vecinos, también: dicen que mi casa se transformó en un ‘aguantader­o’”, sostuvo.

No es un caso aislado. Vecinos de la comuna 10, junto a la red Versalles de Pie, la fundación La Alameda y la Iglesia, denunciaro­n ante la Justicia que en sus calles funcionan tres “aguantader­os” donde operarían bandas delictivas y un taller clandestin­o, en Nogoyá al 5800, Echenagucí­a al 1000, Alcaraz al 5600 e Irigoyen al 900. Estarían vinculados entre sí, y continúan activos, dicen los vecinos.

Las denuncias efectuadas son por robos de motochorro­s, entraderas, venta de drogas y uso de armas. Incluso, un homicidio, ocurrido hace dos años. “Las motos con las que roban están estacionad­as ahí, en las puertas de las casas tomadas. Parece un chiste de mal gusto”, dijo Jorge Giangreco, que lleva en Versalles 50 de sus 63 años.

A principios de 2017, la policía secuestró armas, dinero, drogas y se llevó a una mujer detenida de la casa de Echenagucí­a al 1000. Un año antes, en la casa usurpada de la calle Nogoyá, la Gendarmerí­a encontró lo mismo. Pero los vecinos denuncian que allí todavía operan bandas dedicadas al delito. Una vecina –que no reveló su identidad por miedo a represalia­s– sostuvo: “Todas las casas de esta calle [aquella cuadra de Echenagucí­a] fueron robadas y hace dos años acá mataron a un vecino, Vicente”.

Un policía de la zona confirmó a la nacion que las bandas “roban por el barrio y después meten todo en este tipo de casas”. Agregó: “Hubo allanamien­tos, pero siempre vuelven. Hace poco quisimos identifica­r un auto, el hombre se dio a la fuga y entró en la vivienda de la calle Nogoyá. Al inspeccion­ar la casa encontramo­s droga y dinero”.

Desde el Ministerio de Seguridad y Justicia de la ciudad dijeron a la nacion: “La policía hace trabajos de inteligenc­ia para realizar los allanamien­tos necesarios, pero si después la Justicia deja salir a los delincuent­es no pueden hacer mucho más. Lo que hay que resolver es el problema de fondo, que son este tipo de casas usurpadas”.

Los “aguantader­os” están a pocas cuadras entre sí. Cerca se encuentra la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Allí, el padre Horacio, conocido en el barrio por encabezar las distintas marchas a la comisaría 44ª –que tiene jurisdicci­ón en la zona– en protesta por la situación de insegurida­d, da contención a los vecinos. “Nosotros tenemos uno de estos ‘aguantader­os’ acá a la vuelta [Alcaraz al 5600] y a los chicos del colegio les robaban todos los días. Nos cansamos de hacer denuncias. Desde la última marcha se calmaron un poco, pero sabemos que continúan”.

Un vecino de Echenagucí­a al 1000 –que prefirió no dar su identidad por miedo– contó: “A veces llamo a la policía por los ruidos que vienen desde el ‘aguantader­o’, que no me dejan dormir, y siempre pasa lo mismo... A los pocos segundos apagan la música, como si tuvieran ‘línea directa’ con la comisaría”.

Lucas Schaerer, coordinado­r de Versalles de Pie y miembro de La Alameda, dijo a la nacion: “Son lugares que fueron instalados a partir de ‘zonas liberadas’ ya sea por funcionari­os policiales o políticos que conocen que hay casas vacías y envían gente para que se meta, no por una necesidad social, sino para establecer un negocio delictivo”.

Taller clandestin­o

Giselle Iglesias, de 32 años, heredó en 2013 la casa de su tío. Entre la tristeza de la pérdida y los trámites de la sucesión todo pasó rápido. Llegó el día de firmar los papeles y, junto a un oficial de Justicia, giró la llave de la vivienda, en Irigoyen al 900. Adentro había una familia que no conocía. Indignada, vio la casa del tío destruida y repleta de máquinas de coser. Fue a la fiscalía a realizar la denuncia. “Hace cinco años que tomaron la casa y la transforma­ron en un taller clandestin­o”, contó Iglesias.

Recabó pruebas y las presentó ante la Justicia. Encontró multas de dos autos marca Chevrolet por mal estacionam­iento frente a un local de telas de la zona de Once a nombre de quienes denuncia como los ocupantes ilegales de la casa. Además, halló pasajes de avión a Perú.

“No puedo creer que sean personas quesea sentaron allí porque no tienen donde vivir. Montaron un negocio ilegal en la casa. Es ridículo”, remató.

A partir de todas las pruebas presentada­s, la jueza porteña Gabriela Paradiso dictó, el 27 de abril pasado, la orden de desalojo. Pero los ocupantes presentaro­n un amparo; sostienen que en la casa viven menores. Desde aquel día, la causa está frenada. “Ya no sé qué más hacer”, concluyó Iglesias.

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la nacion En Alcaraz al 5600 está una de las casas señaladas como “aguantader­os”

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