LA NACION

Agüero ayudó a que Guardiola festeje el primer título en el City

El Kun hizo un gol en el 3-0 de la final ante Arsenal; si bien no es el trofeo más importante de Inglaterra, el DT catalán, multicampe­ón en el Barça y Bayern, saldó una deuda en su segunda temporada en Manchester

- Claudio Mauri

Desde ya que no será el título más importante en la prolífica carrera de director técnico de Pep Guardiola, pero sí uno muy simbólico y de especial valor. Porque esta Copa de la Liga, que en trascenden­cia en Inglaterra está por debajo de la Premier League y la FA Cup, fue la primera conquista del entrenador catalán en el año y ocho meses que lleva en Manchester City. No había dejado de ser sonoro que en la temporada anterior terminara sin ningún festejo, algo que no le había ocurrido ni en Barcelona ni en Bayern Munich. En el imponente nuevo Wembley, ayer liberó al fin el grito de campeón al vencer 3-0 al tibio Arsenal de Arsene Wenger.

Sergio Agüero fue el que empezó a dibujar una sonrisa en el rostro de Guardiola y el que ayudó a bajar “los nervios de una final”, como reconoció después el DT. El gol del Kun que abrió la victoria no suele formar parte del catálogo del juego de pases y asociación que predica el City de Pep. Un saque de arco largo y frontal del chileno Claudio Bravo fue defendido con una liviandad increíble por el zaguero Mustafi, a quien Agüero desacomodó con el cuerpo para quedar libre rumbo al arco y definir con un toque por encima de Ospina. En su época de los potreros de Quilmes al Kun le debe haber costado más marcar un gol.

Agüero ya atesora en el City un palmarés más robusto que el de Guardiola. Rumbo a la séptima temporada en el club, levantó la tercera Copa de la Liga, además de dos Premier League y una Community Shield (una especie de supercopa que enfrenta a los campeones de la Premier y la FA Cup). Goleador histórico del City, el Kun llegó a los 199. En esta Copa de la Liga sumó tres (los otros dos fueron en los cotejos ante Bristol) en cuatro encuentros (311 minutos). Marcó 15 en los últimos 13 partidos. Fue su sexto tanto a Arsenal, en una lista que tiene a Newcastle como su víctima más recurrente: 14 goles. Aprovechó muy bien la continuida­d que dispuso en los últimos meses a partir de la lesión que sufrió el brasileño Gabriel Jesús, que ayer reapareció en los últimos minutos.

El título llega en un momento justo para Manchester, seis días después de la sorpresiva eliminació­n en la FA Cup ante Wigan (tercera división). No faltó un pequeño escándalo en el final, cuando el campo fue invadido por hinchas de Wigan, algunos de los cuales provocaron a Agüero, que debió ser separado para evitar una pelea. Pese al incidente, el delantero surgido en Independie­nte no sufrió ninguna sanción.

El epílogo de ayer fue mucho más feliz y emotivo, celebró e intercambi­ó bromas con sus compañeros, se paseó con una camiseta de Independie­nte, levantó el trofeo y en el

final de la ceremonia hizo ingresar al campo a su hijo Benjamín para sacarse varias fotos.

En la conferenci­a, Guardiola no ocultó “la presión” con que llegó su equipo al escenario en el que la temporada pasada fue eliminado por Arsenal en las semifinale­s de la FA Cup. Pero ayer el conjunto londinense estuvo lejos de compromete­rlo. Fue muy flojo en las dos áreas y ya se nota el potencial ofensivo que resignó con la venta de Alexis Sánchez. Incorporó al gabonés Aubameyang, que tendrá una ardua labor en hacer olvidar al chileno. El capitán Kompany (“estoy seguro de que el título es un alivio para Guardiola”) y David Silva completaro­n el 3-0.

Guardiola tuvo un reconocimi­ento para quienes ya no están y fueron importante­s en el crecimient­o del City, como Pablo Zabaleta. Fue la quinta Copa de la Liga en la historia para Manchester City, que quedó a tres del más ganador, Liverpool, con ocho.

Tardó en llegar el primer título, pero todo indica que no será el único de la temporada. Se encamina a conquistar la Premier League. A falta de once fechas, le sacó 13 puntos de ventaja al vecino Manchester United, que tiene un partido más. Y en la Champions League puso un pie y medio en los cuartos de final tras el 4-0 de la ida ante Basilea en Suiza.

Fue el 22° título en la trayectori­a como entrenador de Pep, que está cerca de completar la novena tem- porada en el cargo, tras cuatro en Barcelona, tres en Bayern Munich y la segunda en curso en el City. Las proporcion­es le son más favorables en sus trabajos anteriores: con el equipo catalán se adjudicó 14 de las 19 competenci­as que disputó; con el Bayern, siete de 14, y con los citizen va con uno de seis.

En búsqueda de las victorias que se le negaron en el curso pasado, Guardiola puso especial énfasis en reforzar la defensa, en la que Otamendi es un indiscutid­o en la zaga central. Entre el mercado de verano y el de invierno invirtió casi 210 millones de euros en el zaguero Aymeric Laporte (se incorporó hace menos de un mes, procedente del Athletic Bilbao, por 70 millones), y los laterales Mendy –está lesionado– (57,5, desde Monaco), Walker (51, desde Tottenham) y Danilo (30, desde Real Madrid). El técnico prescindió del arquero Joe Hart y ordenó la compra del brasileño Ederson, por 40 millones a Benfica.

Así como defiende sus conviccion­es futbolísti­cas, Guardiola se reafirma en su apoyo a los dirigentes catalanes presos por promover la secesión de Cataluña de España. El entrenador fue sancionado económicam­ente por llevar en el partido anterior una cinta amarilla que reivindica a los políticos encarcelad­os. “Llevaré siempre el lazo”, dijo ayer Pep, que en la cancha o en la vida hace de cada causa una cuestión de honor.

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Dpa Agüero, reemplazad­o unos minutos antes del final, recibe el saludo de Guardiola

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