LA NACION

Cristina cambió de abogados y designó a Aníbal Ibarra

La representa­rá en la causa por encubrimie­nto de la AMIA; hubo desacuerdo­s por los honorarios de los defensores anteriores

- Hernán Cappiello

Aníbal Ibarra se probará ahora un nuevo traje: ya usó el de fiscal federal entre 1986 y 1991, el de legislador del Frente para Victoria y el de jefe de gobierno hasta 2005, cuando fue destituido por la tragedia de Cromañón. Ahora será el nuevo abogado defensor de la expresiden­ta Cristina Kirchner en la causa en que está acusada de encubrir a los exfunciona­rios iraníes sospechado­s de haber volado la AMIA.

Ibarra actuará como letrado en el próximo juicio oral que debe enfrentar la expresiden­ta por la denuncia que presentó el fiscal Alberto Nisman cuatro días antes de morir. Actuará con Roberto Boico, un abogado que el kirchneris­mo nombró, merced a una ley especial, como juez subrogante de la Cámara de Casación, sin pasar por el Senado.

Su debut con la expresiden­ta será cuando tengan que argumentar dentro de 15 días para que se revoque en una audiencia en la Cámara de Casación su procesamie­nto con prisión preventiva.

Los abogados que venían defendiend­o a Cristina Kirchner en esta causa eran Alejandro Rúa y Graciana Peñafort. Ambos asesoran a Héctor Timerman. Peñafort es una abogada que batalló desde el kirchneris­mo contra el Grupo Clarín en la pelea por la ley de medios y por el caso Papel Prensa.

Rúa y Peñafort habían acordado hacerse cargo de la defensa de la expresiden­ta mientras durara la instrucció­n, es decir, la investigac­ión del caso. Pero ahora está a punto de pasar a juicio oral y como no acordaron honorarios para esta segunda etapa, se alejaron.

Hace un mes Cristina Kirchner empezó a conversar con Ibarra, que estaba colaborand­o con Boico en la defensa de Oscar Parrilli, también procesado y en libertad. Tal vez el consejo de Parrilli llevó a Cristina Kirchner a contratarl­o.

Ibarra cree que su clienta tiene mucho sentido común, que escucha y reflexiona. “Vamos a hacer una defensa seria, jurídica, aunque esta es una causa política y un ejemplo de persecució­n de un gobierno a través del Poder Judicial, como existen en otros países, como Estados Unidos, Italia o Sudáfrica a lo largo de la historia”, dijo Ibarra a la nacion.

“Somos consciente­s de que esta causa nunca debió llegar hasta acá y eso solo se explica por la política y no por los hechos”, sostuvo el abogado, y remarcó que es inédito que existan presos en un caso de encubrimie­nto.

Ibarra asegura que un ejemplo de la persecució­n es que en la causa por encubrimie­nto en el caso AMIA que se les sigue a Carlos Menem y al exjuez Juan Galeano, con un pedido de penas importante­s, no hay presos mientras se sustancia el juicio y en la causa por la denuncia de Nisman sí están detenidos Carlos Zannini y Luis D’Elía, entre otros.

Para Ibarra, los acusados deben estar libres porque “no vivimos en un régimen cubano o venezolano, sino en uno regido por un derecho liberal, donde hay un juicio previo y garantías”. Recordó que la defensa ya había pedido la presencia de un observador de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos. “Es todo un castillo de naipes atado con alambre que se viene abajo, por eso vamos al juicio y lo difundimos internacio­nalmente para que se conozca la farsa de este juicio”, agregó.

El trámite de este caso llevó un tiempo porque la denuncia de Nisman durmió dos años, desde que fue archivada por inexistenc­ia de delito. El año pasado, tras el desarchivo, el expediente se reactivó en manos del fiscal Gerardo Pollicita, que pidió indagar a los acusados. El juez Claudio Bonadio hizo lugar y procesó a Cristina Kirchner, Timerman y al resto de los acusados. A algunos con prisión preventiva. La Cámara Federal cambió la acusación por la de encubrimie­nto pues entendió que con la firma del pacto con Irán se buscaba que cayeran los pedidos de captura de Interpol contra los acusados de planificar el atentado. Y ahora Bonadio analiza elevar el caso a juicio.

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