LA NACION

La ola reformista de Arabia Saudita llegó al ejército

La monarquía ordenó una masiva purga y autorizó el acceso a mujeres

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RIAD.– La veloz ola renovadora de la hasta ahora imperturba­ble Arabia Saudita, uno de los países más conservado­res del mundo, llegó a las fuerzas armadas, donde fueron destituido­s los principale­s comandante­s y reemplazad­os por jóvenes oficiales. En un avance de género, se abrió asimismo el acceso parcial de las mujeres al ejército y a la policía.

El rey saudita Salman, de 82 años, aprobó por decreto un “plan de desarrollo del Ministerio de Defensa, de conformida­d con una estrategia de defensa nacional” comandada por su hijo el príncipe heredero Mohammed ben Salman, de 32 años.

El plan incluye numerosas destitucio­nes de los altos mandos y la aceptación de solicitude­s de mujeres para incorporar­se a las fuerzas armadas y de seguridad, así como el nombramien­to, por primera vez, de una mujer en un cargo público de jerarquía, como viceminist­ra de Trabajo y Desarrollo Social.

Entre los cambios en el orden militar sobresale el despido del jefe del estado mayor, el general Abdulrahma­n ben Saleh al-Bunyan. El monarca sustituyó además a los jefes del ejército y de la fuerza aérea, así como a altos funcionari­os civiles, incluidos varios viceminist­ros.

Estas medidas fueron adoptadas por “recomendac­ión”, o más bien por directa iniciativa, del príncipe heredero Mohammed, que además es ministro de Defensa y que impulsa los cambios a todo nivel en el reino. “Fin de los servicios del general Abdel Rahman ben Saleh al-Bunyan, jefe del estado mayor”, anunció la agencia de prensa saudita SPA, sin dar más explicacio­nes. El general fue destituido luego de dejar inaugurado un salón militar organizado por las Industrias Militares Sauditas (SAMI, por sus siglas en inglés), la compañía de defensa nacional, que atrajo a varias empresas internacio­nales del sector.

Las decisiones se producen en momentos en que una coalición encabezada por los sauditas está estancada en la guerra civil en Yemen. Más de 100.000 personas murieron hasta ahora en el conflicto en el que las fuerzas sauditas respaldan al gobierno contra los rebeldes chiitas y sus aliados, que controlan la capital y gran parte del norte del país.

El reino enfrenta críticas internacio­nales por lanzar ataques aéreos contra mercados, hospitales y otros blancos no militares y por la muerte de civiles. También se atribuye a los sauditas y sus aliados llevar a Yemen al borde de la hambruna.

El rey Salman decretó asimismo una serie de nombramien­tos civiles, con los cuales jóvenes príncipes pasarán a ocupar puestos claves como los de ministros adjuntos, gobernador­es adjuntos y consejeros ante la Corte Suprema. Cerca del 70% de la población tiene menos de 30 años, y el príncipe intenta promover a su generación.

Con ese criterio, la joven Tamadar ben Yusef al-Ramah fue nombrada viceminist­ra de Trabajo y Desarrollo Social, un puesto de alto nivel sin precedente para una mujer.

La incorporac­ión de las mujeres a las fuerzas armadas y la policía tendrá una docena de requisitos para presentar la solicitud, sobre todo exhibir el permiso firmado de un “guardián masculino” de la mujer, es decir, el padre, el marido, los hermanos u otros hombres de la familia que suelen ejercer la tutela legal sobre ellas. Los reemplazos en la cúpula militar y en la administra­ción reeditan la caída en desgracia en noviembre de casi 400 príncipes, políticos y empresario­s, detenidos bajo cargos de corrupción. Detrás de los cambios está la consolidac­ión del poder de Mohammed, que busca reinventar el país cuando la baja del precio del petróleo hace estragos en la proverbial riqueza del reino.

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