LA NACION

El efecto se sentirá más allá de las tranqueras

- Cristian Mira

Los números macro de la sequía en la campaña agrícola 2017/2018 son impactante­s. Casi 12 millones de toneladas menos de soja y maíz que las esperadas al comienzo del ciclo. Pero la realidad micro también es negativa. Es que cada kilo de soja o maíz que no se cosechará por falta de agua desencaden­a una serie de consecuenc­ias que se sentirán a lo largo del año en las decisiones de los productore­s.

“Habrá menos dinero circulante y el índice de endeudamie­nto, en general, será mayor”, explica el consultor Alejandro Meneses, de la firma Zorraquín+ Menes es .“Un productor que haya sido afectado en un ciento por ciento por la sequía tendrá menos capital para invertir en la siguiente campaña agrícola”, añade. El especialis­ta aclara que las consecuenc­ias pueden no ser tan negativas para aquellas empresas agropecuar­ias que tienen su producción diversific­ada en regiones no afectadas por la falta de lluvias. Y destaca que los perjuicios no se limitan solo a la agricultur­a, sino que también se extienden a la lechería y a la ganadería. Caen las reservas forrajeras y suben los precios de los granos destinados a la alimentaci­ón animal.

Entre las decisiones de los productore­s que quedarán en revisión si la situación no se modifica están las que el campo pone en marcha cada vez que tiene una buena cosecha: desde cambiar la camioneta y comprar un tractor nuevo hasta gastar más dinero en el pueblo. Un estudio de los Consorcios Regionales de Experiment­ación Agrícola (CREA) calculaba que el 70% de los gastos y la inversión de la producción agropecuar­ia vuelve a los lugares de origen.

Algunos advierten que la onda recesiva de la sequía ya se está sintiendo, con la baja del consumo. Otros, en cambio, explican que el efecto negativo no se advierte en las ciudades del interior porque la cosecha de trigo fue buena y la campaña agrícola anterior, en términos generales, fue positiva.

“Las empresas agropecuar­ias están ante una situación compleja, en estado de alerta por el resultado productivo y económico proyectado a consecuenc­ia de la sequía”, advirtió ayer un informe de los grupos CREA. Según estimó, frente a un escenario probable de caída de la cosecha de entre el 15 y el 20%, los productore­s perderían ingresos por 2150 millones de dólares.

Salvo que en las próximas dos semanas caigan lluvias por 100 milímetros, algo que no auguran la mayoría de los pronóstico­s, todo parece indicar que las consecuenc­ias económicas y sociales de la escasez de lluvias se sentirán a lo largo del año.

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