Ante las críticas, Macri ordenó a su equipo defender el rumbo económico
En Hacienda prevén sobrecumplir este año la meta fiscal, un crecimiento de cerca de 3,5% y una suba real de salarios de tres puntos; preocupan la sequía y la inflación
La orden que Mauricio Macri dio en los últimos días fue clara: hay que defender el modelo económico. En el Gobierno consideran que los contactos del Ministerio de Hacienda con economistas privados –un almuerzo furtivo con Javier Milei a mediados de 2017 para debatir el gradualismo, por ejemplo, o un café con Juan Carlos de Pablo a fin de año para matizar las expectativas del mercado, entre otros– no son suficientes para evangelizar a los actores económicos sobre el camino elegido por el Gobierno y criticado, cada vez más, por la oposición.
Con aval presidencial, los hombres que dependen de Nicolás Dujovne empezaron esta semana a rebatir el relato de que la Argentina va a una nueva crisis. La televisión, la radio y los diarios fueron entonces el escenario en los que el viceministro Sebastián Galliani; el jefe de gabinete de Hacienda, Guido Sandleris, y el subsecretario de Programación Macroeconómica, Luciano Cohan, entre otros, se batieron a duelo argumentativo.
El mensaje busca tranquilizar a los argentinos, pero también al mercado, prestamista del gradualismo. En Hacienda confían en que este año se volverá a sobrecumplir la meta fiscal (un déficit del 3,2% del PBI). Sin embargo, creen que lo más complicado llegará para las arcas oficiales en 2019, cuando María Eugenia Vidal –en campaña– recibirá cerca de $40.000 millones del Fondo del Conurbano. A eso habrá que sumar, entre otros gastos, el comienzo de la reducción de impuestos de la reforma aprobada el año pasado y la devolución del 15% coparticipable a las provincias. En el Gobierno prestan especial atención a cómo el revalúo impositivo y el ahorro previsional, entre otros, puedan compensar esa transferencia.
Cerca de Dujovne estiman que los datos interanuales de crecimiento este año tendrán mensualmente alzas cercanas al 3% en promedio, lo que redundará en un avance de entre 3,2 y 3,5% en el año. Será entonces un crecimiento superior al de 2017, cercano al 2,8% (hoy se conocerá el dato de diciembre). Adelantaron además que los números del PBI de enero y del sector de la construcción –también se difundirá hoy– son “muy buenos”. La obra pública se mantendrá en el nivel del año pasado, a la espera de que avancen los proyectos público-privados (PPP).
La inversión, prevén en el oficialismo, será nuevamente el motor de la expansión. Se sumará una variable clave: la recuperación brasileña (el alza en la demanda de las exportaciones locales), que se estima en un 3% tras dos años de recesión.
La visión del Gobierno choca con la de varios analistas privados, que en los últimos días recalcularon a la baja el crecimiento de este año. Esa vidriera se plasmó, por ejemplo, en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), incluso luego del cambio de metas de inflación. La suba de precios y el impacto de la peor sequía en el campo en más de cuatro décadas son los problemas que más preocupan. No así la capacidad de financiamiento del país para sostener el gradualismo, pese a que la Reserva Federal (Fed) prevé tres aumentos de tasas en el año (ver aparte).
La sequía puede “pegar fuerte” en la cosecha de soja, temen. Esperan una reducción del 20% de la producción, que afectará además al sector transportista. Sin embargo, los precios más elevados incitarían a los productores a liquidar los millones de toneladas retenidos en silobolsas.
La balanza comercial volverá a ser negativa este año. Esperan un crecimiento de las exportaciones del 8% y de las importaciones del 10% en el año. El alza de los precios ayudaría a morigerar el déficit, que sería similar al de 2017. Para los privados, superará con creces los US$10.000 millones.
La inflación comenzará a ralentizarse en abril, luego de los aumentos de tarifas. “Una baja de cinco puntos [al 20%] a fin de año sería un éxito”, pronosticaron. En Hacienda afirman que, tras las alzas del gas y el agua, se abren las puertas para mayores bajas de tasas. “Eso lo definirá el Banco Central”, cuentan. Descuentan que esa decisión y la inflación actualizarán el dólar. ¿El bolsillo? Pese a que el consumo masivo no arranca, cerca de Dujovne plantean un escenario similar al de 2017: suba del salario real de casi tres puntos antes de llegar a un nuevo año de elecciones.