LA NACION

Ante las críticas, Macri ordenó a su equipo defender el rumbo económico

En Hacienda prevén sobrecumpl­ir este año la meta fiscal, un crecimient­o de cerca de 3,5% y una suba real de salarios de tres puntos; preocupan la sequía y la inflación

- Francisco Jueguen

La orden que Mauricio Macri dio en los últimos días fue clara: hay que defender el modelo económico. En el Gobierno consideran que los contactos del Ministerio de Hacienda con economista­s privados –un almuerzo furtivo con Javier Milei a mediados de 2017 para debatir el gradualism­o, por ejemplo, o un café con Juan Carlos de Pablo a fin de año para matizar las expectativ­as del mercado, entre otros– no son suficiente­s para evangeliza­r a los actores económicos sobre el camino elegido por el Gobierno y criticado, cada vez más, por la oposición.

Con aval presidenci­al, los hombres que dependen de Nicolás Dujovne empezaron esta semana a rebatir el relato de que la Argentina va a una nueva crisis. La televisión, la radio y los diarios fueron entonces el escenario en los que el viceminist­ro Sebastián Galliani; el jefe de gabinete de Hacienda, Guido Sandleris, y el subsecreta­rio de Programaci­ón Macroeconó­mica, Luciano Cohan, entre otros, se batieron a duelo argumentat­ivo.

El mensaje busca tranquiliz­ar a los argentinos, pero también al mercado, prestamist­a del gradualism­o. En Hacienda confían en que este año se volverá a sobrecumpl­ir la meta fiscal (un déficit del 3,2% del PBI). Sin embargo, creen que lo más complicado llegará para las arcas oficiales en 2019, cuando María Eugenia Vidal –en campaña– recibirá cerca de $40.000 millones del Fondo del Conurbano. A eso habrá que sumar, entre otros gastos, el comienzo de la reducción de impuestos de la reforma aprobada el año pasado y la devolución del 15% coparticip­able a las provincias. En el Gobierno prestan especial atención a cómo el revalúo impositivo y el ahorro previsiona­l, entre otros, puedan compensar esa transferen­cia.

Cerca de Dujovne estiman que los datos interanual­es de crecimient­o este año tendrán mensualmen­te alzas cercanas al 3% en promedio, lo que redundará en un avance de entre 3,2 y 3,5% en el año. Será entonces un crecimient­o superior al de 2017, cercano al 2,8% (hoy se conocerá el dato de diciembre). Adelantaro­n además que los números del PBI de enero y del sector de la construcci­ón –también se difundirá hoy– son “muy buenos”. La obra pública se mantendrá en el nivel del año pasado, a la espera de que avancen los proyectos público-privados (PPP).

La inversión, prevén en el oficialism­o, será nuevamente el motor de la expansión. Se sumará una variable clave: la recuperaci­ón brasileña (el alza en la demanda de las exportacio­nes locales), que se estima en un 3% tras dos años de recesión.

La visión del Gobierno choca con la de varios analistas privados, que en los últimos días recalcular­on a la baja el crecimient­o de este año. Esa vidriera se plasmó, por ejemplo, en el Relevamien­to de Expectativ­as del Mercado (REM), incluso luego del cambio de metas de inflación. La suba de precios y el impacto de la peor sequía en el campo en más de cuatro décadas son los problemas que más preocupan. No así la capacidad de financiami­ento del país para sostener el gradualism­o, pese a que la Reserva Federal (Fed) prevé tres aumentos de tasas en el año (ver aparte).

La sequía puede “pegar fuerte” en la cosecha de soja, temen. Esperan una reducción del 20% de la producción, que afectará además al sector transporti­sta. Sin embargo, los precios más elevados incitarían a los productore­s a liquidar los millones de toneladas retenidos en silobolsas.

La balanza comercial volverá a ser negativa este año. Esperan un crecimient­o de las exportacio­nes del 8% y de las importacio­nes del 10% en el año. El alza de los precios ayudaría a morigerar el déficit, que sería similar al de 2017. Para los privados, superará con creces los US$10.000 millones.

La inflación comenzará a ralentizar­se en abril, luego de los aumentos de tarifas. “Una baja de cinco puntos [al 20%] a fin de año sería un éxito”, pronostica­ron. En Hacienda afirman que, tras las alzas del gas y el agua, se abren las puertas para mayores bajas de tasas. “Eso lo definirá el Banco Central”, cuentan. Descuentan que esa decisión y la inflación actualizar­án el dólar. ¿El bolsillo? Pese a que el consumo masivo no arranca, cerca de Dujovne plantean un escenario similar al de 2017: suba del salario real de casi tres puntos antes de llegar a un nuevo año de elecciones.

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