LA NACION

Más allá de la cotización. El valor social y de negocios de las criptomone­das

Como otros medios de intercambi­o, el bitcoin y las demás monedas digitales tienen valor por el hecho de ser socialment­e aceptados

- Diego Finchelste­in El autor es profesor de la Escuela de Negocios de la Universida­d de San Andrés e investigad­or del Conicet

Si bien el crecimient­o del valor en dólares de las principale­s criptomone­das se ha moderado en lo que va de 2018, 2017 fue un año de incremento exponencia­l. A modo de ejemplo, la criptomone­da más reconocida –el bitcoin– pasó de cotizar US$1000 en febrero del año pasado a casi US$20.000 a mediados de diciembre último. Esta volatilida­d generó un gran debate sobre si estamos ante una burbuja como se dio con otros instrument­os financiero­s y actividade­s o si bien las criptomone­das tienen espacio para seguir creciendo aún mucho más.

Recienteme­nte, John McAfee, fundador del antivirus Norton, hizo un jocoso desafío al sostener que el valor del bitcoin alcanzará el millón de dólares en apenas tres años. Por otro lado, hace unos meses, Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, calificó de “estúpidos” a aquellos que compraban bitcoins a los valores actuales.

Hay otros críticos que afirman que las criptomone­das son un fraude, pues son apenas un código en nuestras computador­as y no generan ningún valor “real”. Este último tipo de argumentos se puede rebatir con mayor certeza. En primer lugar, cualquier tipo de moneda (sea el oro, criptomone­das o billetes) posee, sobre todo, valor por el hecho de ser socialment­e aceptada.

La utilidad de un billete papel es cercana a cero sin reconocimi­ento. Sea física o virtual, la moneda vale en tanto y en cuanto uno esté dispuesto a aceptarla como forma de acumulació­n o intercambi­o. Tal vez la diferencia central sea que las criptomone­das no están sostenidas por ningún gobierno, como los billetes tradiciona­les, pero que la gente las acepte y tenga deseos de intercambi­arlas mantiene su funcionali­dad. Incluso algunos gobiernos, como el de Japón o el de Australia, han aceptado legalmente el bitcoin como moneda de cambio.

Otro valor interesant­e que generan las criptomone­das viene dado por la tecnología innovadora que sostiene su funcionami­ento: el

blockchain o cadena de bloques. Lo innovador de esta tecnología es que permite registrar todas las operacione­s de forma descentral­izada a través de computador­as conectadas a Internet que pueden estar dispersas por cualquier lugar del mundo.

Potenciale­s aplicacion­es

Más allá de las caracterís­ticas técnicas que posee, esta tecnología tiene un sinnúmero de potenciale­s implicanci­as directas sobre nuestras operacione­s cotidianas. Por ejemplo, permitiría que ya no se necesite que un servidor privado –o estatal– almacene o resguarde la informació­n, ya que está descentral­izada y compartida por usuarios y/o computador­as en todo el mundo.

En el sector financiero esto también tiene implicanci­as directas, ya que esta tecnología reduce los costos de las transaccio­nes financiera­s de manera significat­iva, además del hecho de poder operar sin tener que depender necesariam­ente de un banco.

En un país con baja institucio­nalidad, los costos financiero­s son generalmen­te más altos, y esto se traduce en precios más caros para sus habitantes. A través de las criptomone­das, cualquier persona con conexión a Internet puede operar internacio­nalmente con costos mucho más bajos, teniendo accesos similares a los de países desarrolla­dos.

Oportunida­des para pymes

Otras criptomone­das, como el ethereum, permiten crear aplicacion­es sobre su propia plataforma y generar una gran cantidad de potenciale­s oportunida­des para pequeñas y medianas empresas que quieran tener contacto directo con clientes o proveedore­s. También los consumidor­es podrían acceder a nuevos servicios más baratos, arbitrando oferta y demanda automática­mente y salteando altos costos de intermedia­ción impuestos por las empresas.

En resumen, el valor actual o futuro del bitcoin o de cualquier otra criptomone­da es algo que está abierto a discusión con fuertes opiniones cruzadas y que nos mantendrá con incertidum­bre en el futuro cercano.

El uso de criptomone­das presenta diversos problemas, como el control de las operacione­s informales que pueden financiar acciones ilegales que aún resta resolver.

Sin embargo, es claro que la tecnología implícita de las criptomone­das genera un alto valor social y de negocios que recién está comenzando a plasmarse. Nuevas monedas con diferentes utilidades están saliendo cotidianam­ente, evidencian­do la originalid­ad y aplicabili­dad de este instrument­o. Gran parte de ellas probableme­nte no avancen, pero muchas sí, y su tecnología ya está siendo adoptada por una gran cantidad de industrias (incluyendo la financiera).

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ShuttErsto­ck La alta volatilida­d del bitcoin genera polémica

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