SU MUSEO CUMPLE 80 AÑOS
patrimonio. Ayer, en el día del cumpleaños del artista, el museo que él creó inició una celebración continuada por su octogésimo aniversario
“Hoy es el cumpleaños del maestro y alma de La Boca”, dice Roberto mientras entrega a una sorprendida vecina del barrio ribereño una pequeña imagen de Benito Quinquela Martín: es una invitación a visitar el museo dedicado al artista, que también está de fiesta por su cumpleaños de 80. Roberto tiene 15 años y participa de los proyectos para jóvenes del museo; él era el “hombre-sándwich” que convocaba ayer frente al Teatro Almirante Brown. Hasta allí también se trasladaron los bomberos voluntarios en una de sus unidades ploteadas con cuadros de incendios de barcos pintados por el emblemático Quinquela.
Como todos los 1º de marzo, el Museo Benito Quinquela Martín propuso un programa especial para recordar los 128 años del nacimiento de su mentor. Esta vez instalaron en lugares paradigmáticos del barrio grandes fotografías del artista en diferentes momentos de su vida, y en torno a ellas se hicie- ron durante todo el día performances, conciertos, danzas e intervenciones teatrales. Todo lo contrario de lo que hacía el propio Quinquela cada 1º de marzo, día en el que supuestamente habría nacido porque, como se sabe, tenía unas tres semanas de vida cuando, el 21 de marzo de 1890, fue abandonado en el Hospital Casa Cuna. El día de su cumpleaños, el artista, conocido por sus múltiples relaciones, interrumpía su sociabilidad, se encerraba solo en su casa y pintaba un cuadro. “Era un día muy especial para él. Creo que la búsqueda permanente de una identidad artística y social (que caracteriza su obra) tiene que ver con ese conflicto de identidad de su propio origen”, afirmó a Víctor Fernández, la nacion director del museo.
Para Fernández, la figura de Quinquela sintetiza “lo mejor de la historia nacional”, al encarnar valores como los del esfuerzo del trabajo –“nunca dejó de considerarse un trabajador del puerto”– y el ejercicio cotidiano de la solidaridad –“comenzó un ciclo de grandes donaciones”–.
Aunque ayer fue jueves, como ya es costumbre los martes en el teatro Brown hubo tertulia y sirvieron fideos de colores, siguiendo la costumbre que recibía en su casa a los integrantes de la Orden del Tornillo, otra de sus creaciones.
Los festejos, esta vez, se hacen en el marco del octogésimo aniversario de la creación del museo, que se cumplirán en julio. El programa de homenajes continuará el sábado 17 de este mes, con el lanzamiento del nuevo guion curatorial que intenta valorizar, además del Quinquela pintor, al Quinquela coleccionista. En distintas muestras temporarias se exhibirán obras de su patrimonio que no salen de los depósitos desde hace décadas.
En octubre, otro aniversario marcará
la agenda: el centenario de la muerte de Santiago Stagnaro. Por eso se hará una antología de quien es considerado otra de las grandes figuras del arte argentino de comienzos del siglo XX. “Quinquela fue la potencia realizada; Stagnaro es lo que pudo haber sido y por esas cosas de las condiciones sociales no llegó a ser. Murió a los 29 años de tuberculosis”, sentencia Fernández.
Otro adolescente que participó de la movida de ayer, Ignacio Barone, también de 15 años, destacó: “Es importante recalcar el sentido que Quinquela tenía del río, al que consideraba un nexo para mostrar a los trabajadores con sus espíritus llenos de sueños, que se podía llevar una vida totalmente plena en La Boca, en el Riachuelo”.