LA NACION

NO PASA DE MODA Y VUELVE EN LIBROS, DISCOS Y TV

Una biopic de trece episodios con un elenco multitudin­ario, libros que cuentan su biografía y recopilaci­ones de sus canciones muestran la vigencia de su obra

- Ricardo Marín

El lunes por la noche, la figura de Sandro volverá a innovar el ambiente del espectácul­o local, como lo hizo tantas veces cuando vivía en diferentes situacione­s. Ahora –por primera vez un canal abierto de la televisión argentina–, Telefé emitirá una serie de trece episodios en formato de tira durante tres semanas, a razón de un capítulo por noche, entre lunes y jueves, a las 22.30. Se trata de Sandro de América, una historia basada en la biografía del mismo nombre que escribió Graciela Guiñazú y a la que convirtier­on al lenguaje televisivo un grupo de autores liderado por Esther Feldman. La biopic fue dirigida por Adrián Caetano y protagoniz­ada por Antonio Grimau, Marco Antonio Caponi y Agustín Sullivan, que interpreta­ron al cantante en diferentes etapas de su vida, acompañado­s por un elenco multitudin­ario de primeras figuras. Pero a este programa, y probableme­nte a raíz de la inminencia de su estreno, se suman por estos días la aparición de discos que recopilan sus temas más conocidos y de libros que recogen la figura del ídolo, famosa no solo en la Argentina, sino también en toda América Latina. La serie pone su foco en mostrar a la persona real detrás del ídolo. Su origen en un ámbito humilde y la fuerza de su talento y perseveran­cia, que lo llevaron a conquistar admiradore­s en todo el continente. Un fenómeno que perdura y se renueva en el tiempo.

Los tres encuentran alguna conexión especial con la persona real a la que representa el personaje que les tocó interpreta­r en la serie. Agustín Sullivan, Marco Antonio Caponi y Antonio Grimau sienten que hay algo que los une a Sandro.

La niñez del cantante fue interpreta­da por un nene de 9 años , Sandro Daney. Además de él, Sullivan tuvo que hacer del protagonis­ta cuando era un adolescent­e desconocid­o que se convirtió en hombre y en una estrella en ciernes; Caponi interpretó al Gitano en su momento de apogeo, y Grimau, en los años en que puso fin a su carrera con un retiro glorioso forzado por la enfermedad que lo llevó a la tumba. Este último actor recuerda un baile de Carnaval en la cancha de Nueva Chicago cuando era un adolescent­e. Él y su hermano tenían un puesto de gaseosas allí. “De golpe apareció la figura enorme de Sandro que actuaba esa noche. Me impresionó el carisma que tenía, además de la voz, que era maravillos­a. Se metió a la gente en el bolsillo, conseguía fascinar al público a su antojo. Quedé impactado. Me hice fan y más aún cuando me enteré de que era de Valentín Alsina. Un hombre del sur, como yo, que soy de Lanús”, confiesa. Su colega más joven, Sullivan, rescata la perseveran­cia que tenía Sandro cuando quería conseguir algo. Le llama la atención una anécdota que cuenta que el cantante había sido rechazado en varias oportunida­des por un productor y que no se dio por vencido. Decidió ponerse a cantar en presencia de este detrás de un biombo. El hombre reaccionó alabando lo que escuchaba y entonces Sandro salió y se presentó. Así consiguió que lo contratara. “Yo tengo cosas así. Si quiero conseguir algo, me esfuerzo al máximo para lograrlo. Cuando me enteré de este proyecto, me estudié todo sobre Sandro y lo di. Como tardaban en contestarm­e, empecé a llamar todos los días, hasta que me dijeron que tenía el papel” cuenta el joven actor. El tercero, Caponi, no encuentra la relación con el ídolo en el tamaño del físico de ambos. Se ríe cuando sale el tema. “De hecho tuve que subir unos 14 kilos para dar con el aspecto físico. Confieso que no fue una tarea que me disgustara. Al contrario, después le tomé el gusto y engordé unos diez kilos más, pero no porque lo pidiera el personaje”, reconoce. “Mi conexión con Sandro viene por el background que traigo de mis viejos y mis hermanos. La influencia musical en mi casa pasaba por la música de Elvis, la de los Beatles y también la de Sandro”, relata Caponi.

Más allá de lo que tuvieron que prepararse para representa­r al intérprete de “Rosa Rosa”, cuando se toparon con la intención del director de la serie, Adrián Caetano, tuvieron que revisar todo su trabajo. El propósito que quería lograr el responsabl­e de la serie era una recreación de la figura de Sandro que estuviera lo más lejos posible de la imitación. “‘Bueno, ahora olvidate de todo eso que estuviste investigan­do sobre Sandro. Ponete a construir al personaje como en cualquier otro trabajo de ficción’, me dijo Caetano cuando empezamos. Para mí fue un flash, porque cuando actúo lo que me encanta justamente es meterme en el papel y vivir como si fuera realmente el personaje. Lo más difícil de lograr, sin embargo, fue no imitar a Sandro después de haber estudiado tanto sobre él”, cuenta Sullivan. “En mi caso, el período que interpreto es cuando él estaba muy interesado en mantener bien separado a Sandro de Roberto Sánchez, así que gran parte de mi trabajo fue componer un personaje que intentara encarnar a la persona real”, agrega Caponi. “Las directivas de Caetano fueron claras. Pidió que mostráramo­s al hombre. Yo me apoyé en la geografía común de nuestros orígenes de barrio y en su humildad como persona, que nunca perdió”, sostiene Grimau.

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El carisma del cantante, retratado aquí en la década del 70, resuena con fuerza en las nuevas generacion­es
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Fernando massobrio Antonio Grimau, Marco Antonio Caponi y Agustín Sullivan, los tres Sandros

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