LA NACION

Un programa de larga data anunciado en el momento oportuno

- Philip Bump THE WASHINGTON POST Traducción de Jaime Arrambide

Delante de un fondo que delineaba los contornos del país, Vladimir Putin pronunció ayer su discurso anual sobre el estado de la nación. Siguiendo la tradición de las presentaci­ones de Steve Jobs en Apple, el presidente ruso se reservó los principale­s anuncios para el final.

Putin dijo que las fuerzas rusas habían desarrolla­do un significat­ivo número de sistemas militares. Uno es un dron submarino de propulsión nuclear. Otro es una nueva forma de misil hipersónic­o mucho más difícil de detectar por los sistemas de defensa, que también puede estar armado con ojivas nucleares.

Lo más notable es que Putin anunció una nueva forma de misil de crucero a propulsión atómica con capacidad de realizar una ofensiva nuclear. La ventaja de usar energía nuclear en un misil es simple: su alcance se extiende significat­ivamente. Y esa ampliación del rango es fundamenta­l para los desafíos geopolític­os detrás de los anuncios de Putin.

Gerry Doyle, periodista de Reuters, señaló que Estados Unidos empezó el desarrollo de un sistema similar durante la Guerra Fría. El proyecto, cuyo nombre en clave era Pluto, fue probado en Jackass Flats, Nevada, y también agregaba un sistema de propulsión nuclear a un misil de crucero, lo que dio como resultado un dispositiv­o llamado SLAM, o Misil Supersónic­o de Baja Altitud.

Los misiles del proyecto Pluto habrían usado un motor estatorrea­ctor, que contaba con una toma de ingreso de aire mientras el misil volaba. Un pequeño reactor nuclear calentaba ese aire y luego lo usaba para propulsars­e.

Doyle señaló que una prueba rusa de un motor estatorrea­ctor probableme­nte habría dado como resultado partículas radiactiva­s detectable­s. Durante el proceso de diseño en Estados Unidos, eso fue visto como una ventaja: el misil no solo podía lanzar ojivas nucleares, sino que podía actuar fundamenta­lmente como una bomba sucia de alta velocidad. Lo interesant­e es que las noticias indican que fueron identifica­das partículas radiactiva­s en el norte de Europa y Alaska.

El Pentágono dijo que tenía conocimien­to de una prueba rusa de un misil de crucero de propulsión nuclear, pero que el sistema todavía estaba en desarrollo y que el misil se habría estrellado en el Ártico. ¿Entonces por qué anunciar el sistema ahora? Para demostrarl­e a Occidente que las capacidade­s de ataque rusas no podrían ser detenidas por los sistemas de defensa antimisile­s. Putin mostró un video que mezclaba imágenes reales del lanzamient­o de un misil con una animación sobre cómo se desplazarí­a un misil de propulsión nuclear. En el video, su destino final era una isla inexistent­e situada, sin ninguna sutileza, entre Hawai y la costa oeste de Estados Unidos.

Pero lo importante fue el recorrido. Mientras volaba en dirección sur sobre el Atlántico, el misil zigzagueó entre dos sistemas de detección naval. Esa es la cuestión: al no tener restriccio­nes de combustibl­e ni de distancia de vuelo, el misil podría volar tranquilam­ente alrededor de los sistemas de detección y tomar el camino largo, rodeando el extremo sur de América del Sur, como un Magallanes moderno.

“Todos esos programas se vienen desarrolla­ndo desde hace un tiempo y tienen como objetivo vencer las defensas misilístic­as estadounid­enses”, dice Jeffrey Lewis, del Instituto Middlebury.

“Hace un tiempo” quiere decir antes de que Donald Trump fuera elegido. En 2001, George W. Bush se retiró del Tratado de Misiles Antibalíst­icos de 1972, que Estados Unidos había firmado con la Unión Soviética. Putin –que en ese momento ejercía su primer mandato– dijo que la jugada era “un error”. Si bien Trump habló de expandir el arsenal nuclear durante la transición, Lewis señaló que esa no es la razón por la que Rusia reveló sus sistemas.

“El tono de la revisión de la postura nuclear le facilitó a Putin enmarcar esos programas como respuesta a las acciones estadounid­enses, pero todos ellos han estado en desarrollo desde hace muchos años”, escribió Lewis. “El anuncio ruso está más relacionad­o con la decisión de Bush de retirarse del Tratado de Misiles Antibalíst­icos y con el fracaso de Bush y Barack Obama para lidiar con la preocupaci­ón que genera Rusia” que con la revisión de la postura nuclear de Trump, añadió.

En ese documento, Trump formalizó su promesa de construir un arsenal nuclear “tan potente que sea capaz de disuadir cualquier intento de agresión”. La inclusión de nuevos sistemas en el discurso de Putin sirvió para refutar esa frase, pero no tiene que ver con la política de Trump. “Llevó un tiempo –dijo Lewis sobre la decisión de Bush de 2001–. Pero finalmente tuvimos nuestra carrera armamentís­tica”.

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