LA NACION

Pese al repunte, los italianos todavía se inquietan por sus bolsillos

El fin de la recesión no impide que la mayoría se muestren pesimistas y descontent­os con los partidos tradiciona­les

- Elisabetta Piqué CORRESPONS­AL EN ITALIA

ROMA.– Siempre se vota con el bolsillo. Y aunque los indicadore­s macro indican que después de una década de recesión Italia, la tercera economía de la zona euro, ha vuelto a crecer, días antes de su cita con las urnas los italianos perciben todo lo contrario. Deprimidos, sienten que siguen viviendo en un país en crisis profunda, algo que da aire a propuestas populistas, antieurope­ístas y xenófobas.

“No puedo llegar a fin de mes, no puedo comprarle a mi hija el par de zapatillas de moda que quiere y ya no puedo irme de vacaciones como hacía antes”, asegura a Fabrizio la nacion Cencelli, carnicero del barrio de Prati, que dice que votará al Movimiento 5 Estrellas, la agrupación antisistem­a. “Siempre voté a los partidos tradiciona­les, pero me harté de las promesas. Ahora podré expresar mi descontent­o absoluto”, explica.

“Me recibí hace dos años en administra­ción de empresas, tengo un trabajo precario donde me pagan 700 euros y estoy pensando en irme al exterior, como todos mis amigos, porque acá es imposible armar un proyecto de vida”, lamenta Francesca Livorni. “No es un país para jóvenes, estamos cada vez peor, todos los políticos prometen de todo, pero al final todos roban y este país se va para abajo”, agrega esta joven romana de 27 años, que dice que votará por Hermanos de Italia, la agrupación de derecha que lidera Giorgia Meloni, a quien considera una mujer “honesta”. Hermanos de Italia forma parte de la alianza conservado­ra liderada por el ex premier Silvio Berlusconi, que podría ganar este domingo las elecciones, aunque sin la mayoría necesaria para formar gobierno.

Justo ayer, el Istat –el Indec local– confirmó que el PBI creció el 1,5% el año pasado, un dato positivo. También confirmó que la gigantesca deuda pública de Italia, una de las más altas del mundo, bajó: pasó del 132% del PBI al 131,5% del PBI de 2017.

El gobierno de centroizqu­ierda del Partido Democrátic­o (PD) se jacta de haber logrado sacar a Italia del estancamie­nto económico, de haber creado un millón de puestos de trabajo y de haber logrado bajar la desocupaci­ón (del 13% a menos del 11% y la juvenil, del 44% al 42%).

Pero en el PD saben que la gente está lejos de haber visto y sentido en sus huesos esas levísimas mejoras. Es más: saben que, según estadístic­as, los italianos sienten que están mucho peor económicam­ente que sus padres.

“Lo más importante es que Italia ha mantenido bajo control su déficit y su deuda pública, una de las más altas del mundo”, explicó a la nacion el economista Gregorio Lorenz.

Como muchos otros economista­s, en efecto, consideró que las promesas electorale­s realizadas por casi todos los candidatos –reducir impuestos, subir jubilacion­es, salarios mínimos garantizad­os, subsidios y ayudas para ancianos y jóvenes– son irrealizab­les con una deuda pública tan gigantesca como la italiana.

“Es verdad: la gente, que está desencanta­da, indignada con los partidos políticos y con la corrupción, vota pensando en el bolsillo –aseguró Lorenz– y no se da cuenta de que las promesas no pueden ser mantenidas y que si son mantenidas, se trasladará todo el peso de la deuda sobre las espaldas de las generacion­es futuras”.

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