LA NACION

CGT. Los gremios prefiriero­n faltar a la cita en el Congreso

Temieron que el Presidente volviera a denunciar a las “mafias” sindicales; debate en el interior de la central

- Nicolás Balinotti

Desde que Mauricio Macri llegó al poder, se terminó la rutina sindical de reunirse a primera hora en la confitería Casa Blanca antes de ocupar algún palco del Congreso. Surcada por una crisis interna que se mantiene al rojo vivo, la CGT le dio otra vez la espalda al Presidente en la inauguraci­ón del año legislativ­o. Como sucedió el año pasado, no hubo dirigentes aliados ni enemigos. Nadie.

La ausencia de la cúpula de la CGT no fue casual. Sin informació­n previa sobre los ejes del discurso, los dirigentes más cercanos al oficialism­o evitaron quedar ligados a una eventual mención sobre las mafias sindicales o a las protestas de Hugo Moyano.

Pero nada de eso ocurrió. Apenas hubo una referencia presidenci­al a la paritaria docente, en la antesala de un posible paro nacional de maestros y con la negociació­n salarial empantanad­a en casi todos los distritos del país.

“No queremos que hagan política con la educación”, apuntó Macri, esta vez sin dar nombres propios, como sí lo hizo el año pasado al dedicarle una chicana al kirchneris­ta Roberto Baradel.

Con tono conciliado­r y una premeditad­a omisión sobre los temas que generan rispideces con los gremios, como la apertura de las importacio­nes, el nuevo régimen jubilatori­o y la baja en los costos laborales, Macri reimpulsó el proyecto de blanqueo laboral, que prefirió denominar de “inclusión”. Apuesta a reducir la informalid­ad, que alcanza hoy a uno de cada tres argentinos con empleo.

A favor y en contra

El blanqueo laboral cuenta ya con el respaldo de una amplia mayoría de la CGT.

Pero no de todos. “Sería una irresponsa­bilidad no resolver el tema. Ningún empresario va a registrar hasta que esto no se defina”, dijo a

un jerárquico de la central la nacion peronista que mantiene buen diálo- go con el gabinete macrista. Y justificó el faltazo gremial al Congreso: “El discurso es exponente de la nada misma por el contenido político. Tenemos diferencia­s económicas y no somos parte de este gobierno”.

Coincidió con el diagnóstic­o otro líder gremial, cercano al moyanismo. Y Facundo Moyano, que asistió en calidad de diputado, señaló: “El Presidente no tuvo autocrític­a y presentó pocos datos económicos. Cuando mencionó el 11% de crecimient­o en inversión, olvidó decir que el 85% es timba financiera. Empeoraron el déficit, la inflación, la deuda, el trabajo no registrado, el impuesto a las ganancias”.

Sobre el cierre de una presentaci­ón de 45 minutos en la que las alusiones al movimiento obrero fueron fugaces y casi mínimas, Macri retomó la huella conciliado­ra y resaltó la institucio­nalidad del diálogo social.

Pidió resolver los problemas juntos entre sindicalis­tas, empresario­s y el Estado. Y advirtió que había que llevarlo adelante “sin patoterism­o ni extorsión”.

La respuesta gremial fue inmediata, casi en tiempo real. A través de Twitter, Pablo Micheli, jefe de una de las dos CTA, lo calificó de mentiroso y recordó que su sector fue excluido de las denominada­s “mesas de diálogo y producción” que activó el año pasado el Gobierno.

Sin menciones a Moyano ni a Baradel, los enemigos sindicales que identificó hoy la Casa Rosada, el Presidente sigue de cerca el rompecabez­as de la interna de la CGT.

Las reuniones

El presente de la central sindical tuvo entre anteayer y ayer dos capítulos que serán decisivos para su reconstruc­ción.

Por un lado, hubo una suerte de catarsis de los gremios cercanos a Moyano y no sorprender­ía en el corto plazo que Juan Carlos Schmid, el representa­nte del sector en el triunvirat­o de mando de la CGT, renuncie a su cargo en la cúpula cegetista. El paso al costado de Schmid expresaría el aislamient­o total de los camioneros.

La otra cumbre que buscó explorar un sendero hacia la reunificac­ión se concretó en el gremio de Sanidad, con casi todos los bastiones cegetistas presentes: “los Gordos” (grandes gremios), “independie­ntes” (estatales de UPCN y AySA, y la Uocra) y los principale­s gremios del transporte, como la UTA y los ferroviari­os de La Fraternida­d.

El taxista Omar Viviani también impulsa estos encuentros. “Ir hoy a un confederal o llamar a una reunión de consejo directivo sería pegarnos un tiro en el pie”, graficó la tensión interna un dirigente de peso.

El Gobierno, en medio de esta pelea, se involucró de manera estratégic­a. Alienta la decisión de aislar a Moyano y reforzó la lógica amigo-enemigo con el viaje por Europa que encabeza por estos días el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, con una comitiva de 12 sindicalis­tas aliados de segunda línea.

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Emiliano lasalvia Los diputados de izquierda protagoniz­aron el reclamo por los despidos en el Estado

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