LA NACION

Carrió. Gesto a Macri y un intento de aplazar el debate sobre el aborto

La diputada reclamó que no se trate el tema hasta después de la Pascua

- Gabriel Sued Con la colaboraci­ón de Laura Serra

Luego de meses con escasas aparicione­s públicas, Elisa Carrió volvió ayer con todo. Apenas pisó el Congreso, irrumpió con fuerza en el debate sobre la legalizaci­ón del aborto y reclamó a los impulsores de la iniciativa “respeto” a quienes están en contra y que se postergue el inicio del debate hasta después de Pascua.

“Les pido encarecida­mente a los diputados que pidieron la sesión especial [suspendida anteayer] que tengan en cuenta que hay muchísimos argentinos cristianos, musulmanes, judíos que están viviendo en este momento un tiempo sagrado para todas las religiones, entonces no podemos violentar para dividir”, dijo a la nacion.

Una vez dentro del Congreso, y designada en la comisión que debía recibir al Presidente, Carrió se ubicó primera en la fila. Cuando Mauricio Macri la vio, ella juntó los pies, se cuadró y le hizo un saludo marcial. Después lo abrazó y le dio un beso. “Le juré obediencia, por- que sabe que total mañana vuelvo a ser desobedien­te”, contó más tarde, entre risas.

Al dirigirse hacia la entrada de la avenida Entre Ríos, Carrió pasó por el lugar por donde segundos después ingresó el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, uno de sus máximos enemigos políticos. El magistrado no la vio y se sentó en la primera fila del palco. Justo al lado de Eduardo Duhalde, el único expresiden­te que aceptó la invitación y otro adversario de Carrió. Ella no les dedicó ni una mirada. “Para mí hace rato que son postes. Yo los postes no los veo”, contó.

No escondió que estaba feliz: vivió el anuncio sobre la creación de un parque nacional en Campo de Mayo como una victoria personal. Hasta se permitió durante el discurso levantar los brazos, casi en señal de reverencia hacia el Presidente, cuando anunció el proyecto para esos terrenos. “¡Lo de Campo de Mayo me encanta!”, celebró la diputada, asegurándo­se de que todos la oyeran.

Ella había advertido sobre posibles negociados con esos terrenos cuando se anunció el desplazami­ento de Diego Suñer de la jefatura del Ejército. Antes de abandonar el recinto, Carrió se tomó tiempo para preparar otra batalla: se quedó cinco minutos hablando con José Luis Gioja, uno de los kirchneris­tas que se oponen a la legalizaci­ón del aborto. En una reunión de bloque que encabezó después de la ceremonia, dio libertad de acción a sus legislador­es y rechazó de plano la idea de cobrar la asistencia sanitaria a extranjero­s.

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marcos brindicci / reuters Carrió replicó en el recinto cómo hizo la venia cuando entró el Presidente

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