Ordenan el desalojo del estacionamiento de Kansas de Palermo
Fue en respuesta a una demanda de Tattersall SA, que le había subalquilado el sector; una vez recuperado, el lugar será reacondicionado para que vuelva el centenario Circo Sarrasani
El juez nacional Carlos Goggi ordenó ayer desalojar el estacionamiento del restaurante Kansas de Avenida del Libertador en favor del Tattersall de Palermo: en ese lugar se establecerá el centenario Circo Sarrasani,
La fecha límite que dictaminó el magistrado para la liberación del predio es el próximo 15 de mayo. Cuando la medida se haya cumplido, empezará a funcionar allí la carpa del mencionado circo, declarado de interés por la Secretaría de Cultura de la Nación.
El arquitecto Jorge Bernstein, concesionario del Tattersall, también maneja la marca Sarrasani, que le fue legada a fines de los 90 por la nuera del creador del circo, Hans Stosch-Sarrasani.
En un extenso fallo de 55 páginas, el juez Goggi consideró que en virtud del acta de mediación firmada por las partes y terceros el 15 de mayo de 2003, le corresponde a Tattersall de Palermo SA la devolución de un sector que tiene una superficie de 1763 m2, hoy ocupados por el estacionamiento de Kansas.
Las empresas Bistró SA, dueña de restaurante, y Tattersall de Palermo SA, propiedad de Bernstein, estaban en conflicto desde hacía años por el predio.
El sector estaba intrusado a fines de los 90. Después de varios intentos, Tattersall de Palermo SA obtuvo la concesión por parte de Lotería Nacional, dueña de los terrenos y hoy en proceso de disolución, en los que invirtió US$8 millones.
Según explicó el abogado de la firma, Marcelo Jaime, el 15 de mayo de 2003 las dos empresas firmaron un contrato de sublocación del área del estacionamiento por diez años, luego del cual debía ser devuelta con una opción de cinco años más, hasta 2018.
En un acta firmada en 2015, Kansas interpretó que podía seguir haciendo uso del estacionamiento hasta 2020, por lo que Tattersall de Palermo SA inició una demanda anticipada de desalojo.
En el fallo, el magistrado sostiene: “Bistró SA pretende que los contratos digan lo que no dicen y, es más, intenta que digan algo expresamente opuesto a lo que dicen de manera concreta, lo que se contrasta de manera irreversible con toda noción de transparencia”.
Además, señala: “Desde otra perspectiva, en lo que hace al contexto de las defensas opuestas, el acto administrativo de declaración de Interés Cultural para la Nación existe, de donde le caben las presunciones de legitimidad propias de tales actos, haya abierto o no sus puertas el Circo Sarrasani como tal o no”.
La idea es que una vez que Tattersall tome posesión empiece una serie de trabajos para acondicionar el lugar. Consultados por la
nacion, voceros de la empresa no pudieron confirmar cuándo abrirá el circo ni demasiados detalles sobre el futuro funcionamiento, excepto que tendrá un perfil similar al del Cirque du Soleil; en tanto, Bistró SA no respondió al pedido de información.
Desde su fundación, en 1901, en Dresde, Alemania, el Circo Sarrasani atravesó luces y sombras. Antes de la Primera Guerra Mundial, la compañía vivía una época de esplendor, con artistas de todo el mundo. Con el comienzo del conflicto bélico, la mayoría de sus integrantes fueron obligados a hacer el servicio militar y otros, expulsados.
En 1923 iniciaron la primera gira sudamericana. Y luego de entrar en bancarrota, mientras el nazismo ganaba terreno en Alemania, los dueños decidieron volver a América del Sur. En San Pablo murió el creador de esta leyenda, y su hijo asumió la conducción.
Regresaron a Europa. Tras el deceso de Junior, en 1941, su viuda volvió a Buenos Aires en 1948, donde se hizo amiga de Eva y Juan Domingo Perón. Luego de varias décadas de vicisitudes, a fines de los 90 la mujer le legó la marca Sarrasani a su amigo personal Jorge Bernstein.
En 2013, la carpa del circo ya se armó en el Tattersall: alojó un espectáculo que combinó alta gastronomía internacional con un show protagonizado por consagrados artistas del Festival Internacional de Circo de Montecarlo.