LA NACION

Jorge Uro. Un día en el hospital de La Quiaca que desató la tensión diplomátic­a con Bolivia

Todas las noches, decenas de personas esperan turno solo para ser atendidas en el centro médico; para sus autoridade­s, la llegada de los pacientes bolivianos tiene un fuerte impacto en el presupuest­o

- María Ayzaguer ENVIADA ESpEcIAL

SAN SALVADOR DE JUJUY.– Recostada, Reina conversa cerca de la medianoche en el Hospital Jorge Uro, de La Quiaca. Allí pasará las horas, junto con decenas de otras personas, hasta que llegue el momento de pedir un turno al día siguiente. Esa escena, que se repite noche tras noche, muestra un hospital saturado y convertido en el núcleo de la tensión diplomátic­a entre la Argentina y Bolivia por la atención gratuita de los pacientes de ese país vecino. Es el centro médico de mayor complejida­d de la zona, ubicado a apenas 20 cuadras del paso fronterizo La Quiaca-Villazón (ver aparte).

La directora del hospital, María Fernanda Elías, afirma que hay una relación entre la cantidad de pacientes bolivianos que se atienden aquí y las limitacion­es del presupuest­o. Sin embargo, según informó, el año pasado en la guardia se atendieron 28.084 personas. De ese total, 26.001 eran pacientes con DNI argentino; 1848, con documento boliviano, y 235, de otras nacionalid­ades. Y remarcó que la proporción de argentinos y bolivianos puede ser “engañosa” porque, según explica, muchos nacieron en la Argentina, pero residen en Bolivia.

Según indica, en 2017 nacieron en este hospital 509 bebés, de los que 110 fueron hijos de bolivianos. “Vienen a tener familia a La Quiaca. No son residentes, cruzan el puente [de Villazón] y vienen a tener familia de este lado por los beneficios sociales, como la asignación universal por hijo o los planes sociales”, explicó.

Su argumento se inscribe dentro del marco según el cual, para el gobierno provincial, los pacientes extranjero­s son una de las partes responsabl­es del colapso del sistema de salud.

“Queremos que Bolivia pague por la atención médica en nuestros hospitales públicos”, dijo el ministro de Salud jujeño, Gustavo Bouhid, sobre la iniciativa de la provincia de cobrarles a los que se atienden aquí.

El conflicto comenzó en octubre pasado, cuando el gobierno argentino envió a Bolivia un pedido de reciprocid­ad en la atención hospitalar­ia gratuita. El objetivo, en palabras del ministro de Salud, fue delinear “una de las tantas estrategia­s planteadas para cambiar la realidad en la provincia”, aquejada, según Bouhid, por no tener instrument­ada la ley de recupero financiero para salud.

Unos meses más tarde, el 8 de febrero, el gobierno de Evo Morales rechazó el pedido de reciprocid­ad al aducir que sus legislacio­nes no permitían firmar convenios de este tipo.

El canciller de Bolivia, Fernando Huanacuni, anunció anteayer que viajará al país una comisión para trabajar en la atención en salud recíproca a ciudadanos argentinos en territorio boliviano. El gobierno argentino cree que esta promesa es insuficien­te.

En el Hospital Jorge Uro trabajan unas 300 personas y hay camas para 80. Es el único centro médico de la zona que ofrece prestacion­es de cirugía, traumatolo­gía, obstetrici­a, ginecologí­a, pediatría y neonatolog­ía. Hasta ahí se acercó anteayer Gregorio Marselín, un criador de llamas de la localidad de cóndor, a una hora de distancia. Tenía un turno programado con una cardióloga y se encontró con el hospital cerrado, de asueto por el aniversari­o número 111 de la fundación de La Quiaca. Fue derivado a otro hospital y debió resolver cómo llegar hasta ahí. El problema no hubiera sido tan grande si conseguir un turno no fuera tan complicado. para obtenerlo, tuvo que acercarse la semana pasada, llegar a las 12 de la noche y quedarse a dormir en el hospital. Según sus cálculos, había alrededor de unas 100 personas haciendo lo mismo que él.

cada día, a las 10 de la mañana, en este hospital se reparten 12 números para cada especialis­ta no para ese día, sino para el siguiente. por lo que si alguien viene de una localidad lejana debe contemplar dos días para conseguir turno y atenderse.

No resulta del todo fácil hablar de este tema en los pasillos del hospital. Las noticias del conflicto entre gobiernos llegaron a oídos de todos, los ciudadanos bolivianos se sienten vulnerados y la mayoría son reticentes a expresarse.

La jujeña Reina es la excepción. La espera una larga noche y parece disfrutar de tener un interlocut­or. Ella vende productos cosméticos por su cuenta y hoy le tocó ir a dormir al hospital porque necesita gestionar un turno con un traumatólo­go para su padre y con un pediatra para su hijo. Resignada, sostiene que en cada hospital desde Ushuaia hasta La Quiaca hay gente durmiendo por turnos. Y se contenta con no tener que pagar. Recuerda con exactitud cada ítem que pagó por su atención médica en Bolivia, una vez que se fracturó la muñeca cuando estaba allá.

Marcelo Miñaus es el director médico del hospital de Abra pampa, ubicado a unos 70 kilómetros de La Quiaca. El centro que administra es de menor complejida­d. En su opinión, desde el planeamien­to de la salud pública se pierden muchos recursos por planificar para cierta población y luego recibir más pacientes de los esperados, por lo que ve con buenos ojos que se discuta la posibilida­d de exigirle al extranjero de cualquier país que abone un seguro de salud obligatori­o. Y aclara: “Estamos hablando de Estados, no de personas”.

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Javier corbalan Pacientes esperan para ser atendidos en los pasillos de la guardia del Hospital Pedro Uro

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