LA NACION

Trump aviva el temor a una guerra comercial

Dijo que la batalla por los aranceles al acero y el aluminio será “fácil de ganar”, lo que generó la reacción de las potencias

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

Dijo que la batalla por el acero y el aluminio es “fácil de ganar”; fuertes críticas PARÍS (De nuestra correspons­al).– Las principale­s potencias y organismos internacio­nales se unieron ayer para condenar las medidas proteccion­istas sobre el acero y el aluminio anunciadas por Donald Trump, que volvió a avivar la amenaza de una guerra comercial global. En un día marcado por la caída de las bolsas y las advertenci­as de represalia­s europeas contra Washington, el presidente norteameri­cano lanzó un desafío en Twitter: “Las guerras comerciale­s son buenas y fáciles de ganar”.

PARÍS.– El mundo condenó en forma unánime las medidas proteccion­istas anunciadas anteayer por Donald Trump, que amenazan con desencaden­ar una guerra comercial global. La mayoría de las potencias comerciale­s de Europa y Asia criticaron la decisión del presidente norteameri­cano de aumentar “por un largo período” las tasas a la importació­n de acero (25%) y aluminio (10%), al tiempo que las bolsas sufrieron el impacto de la medida.

“Una guerra comercial sería catastrófi­ca para todo el mundo. Nadie saldría ganador de ese enfrentami­ento”, había advertido en vísperas del anuncio el brasileño Roberto Acevedo, director de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC).

Sordo a esos llamados, Trump mostró su satisfacci­ón ante las reacciones preocupada­s de los socios comerciale­s de Estados Unidos. “Cuando un país [Estados Unidos] pierde miles de millones de dólares comerciand­o prácticame­nte con todos los demás, las guerras comerciale­s son buenas y fáciles de ganar”, escribió en un provocador tuit. “Por ejemplo, cuando se tiene un déficit de 100.000 millones de dólares con alguien, y que ese país se hace el vivo, se deja de hacer negocios con él y se gana mucho. Es fácil”, agregó.

Imaginando las consecuenc­ias del enfrentami­ento, las bolsas europeas y asiáticas reportaron caídas. Mientras que la de Tokio cedió 2,5% en el inicio del día, Londres perdió 1,47%; Fráncfort, 2,27%; París, 2,39%; Milán, 2,39%, y Madrid, 2,13%. En un mercado altamente volátil e incierto desde hace diez días, la decisión norteameri­cana echó aceite al fuego.

“La entrada en una verdadera forma de guerra comercial no es una buena noticia para el mercado”, advirtió Patrick O’Hare, de la empresa de servicios financiero­s Briefing. Eminentes miembros del Dow Jones (que ayer perdió 0,29%) y grandes exportador­es norteameri­canos, títulos como Boeing BA, Caterpilla­r CAT o United Technologi­es UTX, cayeron sensibleme­nte tras el anuncio.

Alarmado, el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) también lanzó desde Washington un llamado de atención sobre los riesgos que corre la economía mundial e incluso de Estados Unidos: “Es probable que las restriccio­nes a la importació­n anunciadas por el presidente [Trump] causen daños no solo fuera de Estados Unidos, sino también a la propia economía estadounid­ense”, dijo Gerry Rice, vocero del organismo.

Como era de esperar, las reacciones de los socios de Estados Unidos se sucedieron en cadena.

“La Unión Europea [UE] reaccionar­á de manera firme y proporcion­al para defender sus intereses”, advirtió el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker. Europa elaboró una lista de productos estadounid­enses –que va desde el bourbon a las motos Harley Davidson y los jeans Levy’s– sobre las que aplicará aranceles si Trump sigue adelante con su plan, añadió el funcionari­o.

En vísperas del anuncio, el bloque había advertido que denunciarí­a a Estados Unidos ante la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC).

“Si Trump golpea con fuerza, tomaremos contramedi­das”, comentó, por su parte, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström.

Alemania, que tiene una poderosa industria siderúrgic­a, se declaró “particular­mente inquieta” ante las medidas proteccion­istas norteameri­canas. Rusia, Australia y Canadá –que provee el 13% del acero que importa Estados Unidos– calificaro­n la decisión de “inaceptabl­e”.

Pero es sobre todo con China que Trump busca el enfrentami­ento. Washington acusa a Pekín de subvencion­ar la producción de acero y de aluminio, provocar una superprodu­cción mundial y de dumping. Esas acusacione­s no son nuevas. Durante su campaña electoral no había ocultado su intención de sancionar a los chinos que, a su juicio, son responsabl­es de la muerte lenta del llamado

Rust Belt (“cinturón de óxido”), en el centro-oeste norteameri­cano, una zona que fue el corazón de la industria pesada y ahora cobija a los desposeído­s de la mundializa­ción.

Con esas medidas antidumpin­g, Trumpcumpl­econunapro­mesaelecto­ral a los habitantes de esa región, que votaron masivament­e por él.

Hay una parte de verdad en las acusacione­s del presidente norteameri­cano: la UE no dice otra cosa y las mismas autoridade­s chinas lo reconocen. El diálogo estaba en curso, pero Trump decidió ignorarlo. Sus declaracio­nes se produjeron cuando Liu He, consejero económico del presidente chino, Xi Jinping, estaba en Washington y debía reunirse con consejeros de la Casa Blanca.

Primer productor mundial de acero, China se abstuvo hasta ahora de evocar medidas de represalia. Pekín se limitó a apelar a Washington a “frenar la utilizació­n de medidas proteccion­istas”. El gigante asiático vende, en todo caso, apenas el 2% de las importacio­nes totales de acero de Estados Unidos. Además de Canadá, sus principale­s proveedore­s son Brasil (13%) y Corea del Sur (10%).

Colmo de la ironía, los consumidor­es estadounid­enses también padecerán las consecuenc­ias pagando más caro el acero. La industria automotriz norteameri­cana, por ejemplo, confrontad­a a una desacelera­ción del mercado, será la primera víctima. La venta de automóvile­s nuevos disminuyó 2% en 2017 y la tendencia continuarí­a este año.

“Con el encarecimi­ento del acero y el aluminio, la situación no hará más que agravarse”, dijo Eric Heyer del Observator­io Francés de Coyunturas Económicas. “Trump se acaba de dar un tiro en el pie”.

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LEAH MILLIS/REUTERS Trump y Melania, ayer, en el funeral del evangelist­a Billy Graham

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