LA NACION

Abad, un técnico que sedujo a Macri

- Martín Kanenguise­r

Alberto Abad decidió hace dos meses su retiro de la AFIP. Habló con uno de sus colaborado­res de mayor confianza y le dijo: “En marzo nos vamos”. Cumplió. A fin de este mes, tomará sus cosas y dejará el organismo recaudador nacional.

Su interlocut­or no atinó a replicarle, porque sabía que no iba a poder convencerl­o de dar marcha atrás con su decisión. Con 73 años y más de 50 en la función pública, Abad fue un “tapado” como titular de la AFIP en diciembre de 2015, cuando asumió la presidenci­a Mauricio Macri.

“Lo decidí a fines de 2017. Me voy para disfrutar de la vida y mi familia. Ya con 73 años cumplí muy bien una etapa. Llegué porque el Presidente me lo pidió y esta organizaci­ón era un caos. Pero ya cumplí”, dijo ayer Abad a la nacion. “Macri siempre me escuchó y apoyó. [Marcos] Peña me respeta y con [Nicolás] Dujovne no hay conflicto. Con [Mario] Quintana somos amigos”, agregó.

Pese a no venir de las filas de Cambiemos, logró construir una muy buena relación con Macri, a quien le comunicó su decisión de retirarse hace dos semanas.

Abad se va con la recaudació­n en proceso de crecimient­o y con una fuerte mejora en la percepción de riesgo, a partir de la implementa­ción de acuerdos de cooperació­n internacio­nal con diferentes países del mundo.

En su largo currículum, podrá decir que logró firmar uno de ellos nada más y nada menos que con los Estados Unidos.

Además, logró devolverle a la AFIP un manto de profesiona­lismo. En esta etapa, además, logró recuperar a varios funcionari­os que habían sido relegados durante el gobierno kirchneris­ta.

El blanqueo de capitales, en el que logró captar unos $120.000 millones, fue otro de los hitos de su gestión, la segunda en la AFIP, luego de su paso durante el gobierno de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.

De su gestión dependió la investigac­ión sobre las empresas de Cristóbal López, que determinó el juicio por el que está detenido.

Pese a que la filtración de los datos del blanqueo lo afectó en términos personales, en su entorno dicen que no pesó en la decisión. Y prometen que, en marzo, cuando se vaya efectivame­nte de la AFIP, volverá a su oficina en la calle San Martín para seguir reuniéndos­e con empresario­s y políticos. Sin descartar, en el futuro, volver a la función pública.

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