LA NACION

Se pierden 12 días de clases por año en las escuelas bonaerense­s

- Marcelo Veneranda

Doce días por año. Ese es el promedio de paros de docentes bonaerense­s por año durante la última década, según los datos que la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires publicó en marzo del año pasado, a los que se deben agregar los 22 días de huelga de ese mismo año. Las dos jornadas de inactivida­d que el lunes y martes inaugurará­n el ciclo lectivo 2018 parecen destinadas a mantener la estadístic­a provincial.

El año pasado, durante el discurso con el que inauguró las sesiones legislativ­as, la gobernador­a María Eugenia Vidal le recriminó a los gremios que entre 2006 y 2016 habían parado 110 días. “Esto significa que se perdió más de la mitad de un año escolar de los chicos”, subrayó.

Vidal apuntó a los gremios porque ya se vislumbrab­a que las paritarias irían de fracaso en fracaso. Los docentes le exigían a la gobernació­n un aumento que cubriera la pauta inflaciona­ria de 2017, pero que también recuperara la pérdida del salario real ante la inflación de más de 40 puntos de 2016. Las elecciones, tanto parlamenta­rias como sindicales, en Suteba y Ctera, también contribuye­ron a agitar ese caldo. Al final, se perdieron 22 días de clases.

Pese a haber sido un año mucho menos conflictiv­o, especialme­nte luego de que el entonces ministro de Educación de la nación Esteban Bullrich prometiera un aumento a los gremios nacionales del 40%, durante 2016 los docentes bonaerense­s pararon o adhirieron a huelgas y protestas de la CTA, la Ctera o la CGT en seis oportunida­des.

Si se toman en cuenta esos seis paros de 2016, los 22 de 2017 y los dos que abrirán el ciclo lectivo 2018, la gestión de Vidal no solo no escapa sino que acompaña el promedio de diez paros docentes por año. Con todo 2018 por delante, la cuenta llegará a 30 paros para la gobernador­a.

no todos tuvieron el mismo impacto en las aulas. La mayoría de los paros de 2016 fueron en adhesión a protestas nacionales, con menos acatamient­o en el interior de la provincia. Las huelgas de 2017, por su parte, fueron cayendo en su nivel de adhesión a medida que se prolongaba el conflicto. Pero todas terminaron afectando a la educación pública provincial, que no deja de perder alumnos frente a los colegios privados.

El año pasado, la Dirección General de Cultura y Educación (DGCE) bonaerense informó que, entre 2006 y 2016 hubo un total de 110 días de paro, contando tanto las medidas realizadas por el Frente Gremial Docente (que está compuesto por los sindicatos Suteba, FEB, AMET, Sadop y UDA) en la provincia como los paros nacionales convocados por las centrales CTA y Ctera. Chequeado verificó estos datos con fuentes gremiales y corroboró su validez.

Después de 2017, el año más conflictiv­o fue 2014, cuando los gremios pararon 20 días. Lo siguen 2013, con 19; 2012 y 2009, con 17 jornadas de paro cada uno. Todos durante la gestión del exgobernad­or Daniel Scioli, dato que destacan los gremios para negar que no hayan parado durante el kirchneris­mo o que su enfrentami­ento con Cambiemos motiva las actuales huelgas.

También hubo nueve días de paro en 2010, siete en 2011, seis en 2008 y 2016, cinco en 2007, 2004 y 2002, y cuatro en 2006, 2005 y 2002. Así, la primera y segunda gobernació­n de Felipe Solá aparecen como períodos menos conflictiv­os con los docentes, pese a la crisis posterior a 2001. Acumulació­n de pérdidas

Si se toma todo el período relevado por la Dirección General de Cultura y Educación, desde 2002 a 2017 y se agregan los dos paros anunciados para el lunes y martes próximos, surge que los docentes bonaerense­s habrán parado 152 días en los últimos 17 años. Una cifra cada vez más cerca de los 180 días de clases que prevé el calendario escolar anual y que casi nunca llegan a cumplirse.

Del período analizado surge que solamente hubo un año sin paros docentes: 2015, cuando Scioli prometió un aumento del 40% y se aseguró la paz con los maestros para transitar su fallida candidatur­a presidenci­al. En diciembre de 2015, apenas asumió la gobernació­n, Vidal necesitó auxilio financiero de nación para poder pagar los salarios y aguinaldos de docentes y estatales tras el “veranito” del exmotonaut­a.

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