Pérez Biscayart ganó un premio César
Obtuvo el galardón francés por su actuación en 120 pulsaciones por minuto
El argentino Nahuel Pérez Biscayart obtuvo ayer el premio César al actor revelación por su trabajo como un activista infectado con VIH en la película francesa 120 pulsaciones por minuto, de Robin Campillo.
Al momento de recibir el galardón que entrega la Academia de Artes y Cine de Francia, el actor hizo una especial mención a Act Up, la asociación cuya cruzada contra la discriminación hacia los enfermos de sida inspiró el film. También dedicó el reconocimiento “a todos aquellos que libran batallas en la actualidad, que no reciben premios, que no son reconocidos por sus luchas”.
En ese punto, Pérez Biscayart hizo una especial referencia a la actualidad local. “Por ejemplo, en la Argentina en este momento las mujeres luchan para que el aborto sea por fin legal”, indicó.
120 pulsaciones por minuto obtuvo el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cine de Cannes y puso en primer plano al actor argentino, que en la película interpreta a Sean, un enfermo de sida y militante en los turbulentos años 90.
El film, que en la Argentina se estrenó en enero sin gran respuesta de público, era la opción francesa para la candidatura al Oscar como Película Extranjera, pero no quedó en la lista de cinco elegidas
Pérez Biscayart vive en Francia desde hace algunos años. Fue gracias a la presentación de la película La sangre brota, que en Cannes 2008 acaparó la atención del director galo Benoît Jacquot. Bajo sus órdenes filmó En el fondo del bosque, e inició una carrera en Europa.
Sin embargo, durante su paso por el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, él mismo se encargó de quitarle peso al asunto del reconocimiento en el exterior. “Me entristece que me pregunten: ¿qué se siente triunfar afuera? Ese discurso está lleno de connotaciones. ¿Por qué el afuera es mejor? Tenemos una cuestión identitaria con Europa y con los Estados Unidos, que nos impide valorar todo lo que hacemos porque nos comparamos permanentemente con lo que no fuimos, como si fuéramos una Europa fallida, como si fuéramos una especie de barco que encalló acá y nos abandonó y que en realidad la vida que nos merecemos está allá. Es tremendo, de ahí esta melancolía permanente que sentimos”, dijo en una entrevista reciente con la nacion Revista.