LA NACION

Cayó en Berlín el dueño de la droga hallada en la embajada rusa

Andrei Kovalchuk, conocido como el Señor K, tenía un pedido de captura dictado por un magistrado de Moscú

- Gustavo Carabajal

El supuesto dueño del cargamento de 389 kilos de cocaína secuestrad­os en doce valijas halladas en la embajada de Rusia en Buenos Aires fue apresado en Berlín y será extraditad­o a Moscú en los próximos días, dado que la Justicia rusa había solicitado su captura internacio­nal.

El Señor K, tal como figura en el expediente que se instruyó en la Justicia Federal de nuestro país, quien habría sido identifica­do como Andrei Kovalchuk, según los policías rusos que participar­on de la investigac­ión junto con la Gendarmerí­a, fue detenido en un suburbio de Berlín, donde llegó provenient­e de Hamburgo. Hace una semana tres integrante­s de la organizaci­ón fueron apresados en Moscú cuando concurrier­on a una dependenci­a oficial a retirar las doce valijas con droga, que habían sido enviadas a Rusia mediante el canal diplomátic­o y en una entrega controlada.

La detención de Kovalchuk había sido confirmada por la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. “Se trata del dueño, el cerebro, el jefe de la organizaci­ón narcocrimi­nal que planeaba traficar droga en valijas diplomátic­as. Con su detención, la banda fue desarticul­ada”, expresó Bullrich.

Hace nueve días, otros dos integrante­s de la organizaci­ón habían sido apresados en la Argentina. Se trata de Iván Blizniouk, quien se desempeña en el área de capacitaci­ón del Instituto de Seguridad Pública de la Policía de la Ciudad y, además, era asesor de Seguridad de la embajada de Rusia. El segundo sospechoso, que habría sido identifica­do como Alexander Chikalo, fue detenido en su casa de Flores. Ambos imputados nacieron en Rusia, pero son argentinos naturaliza­dos.

En el caso de Blizniouk, antes de desempeñar­se en la Policía de la Ciudad, formó parte de la Prefectura. Este oficial se jactaba de poseer los contactos para organizar viajes de estudio de cadetes de la escuela de policía a Rusia para realizar cursos de capacitaci­ón.

Según consta en las escuchas telefónica­s que figuran en el expediente, el imputado había planeado dotar de estatus diplomátic­o el viaje de capacitaci­ón para poder mandar las valijas sin que las revisaran. Pero nunca consiguió esa autorizaci­ón.

No obstante, según aparece en el pedido de detención presentado por el fiscal federal Eduardo Taiano y por el titular de la Procuradur­ía especial de Lucha contra el Narcotráfi­co (Procunar), Diego Iglesias, los apresados en la Argentina habrían participad­o de las maniobras para sacar las valijas de la embajada y lograr que pasaran sin ser revisadas por el aeropuerto de Ezeiza.

“En todas las conversaci­ones telefónica­s que se grabaron durante la investigac­ión, que duró un año, el Señor K aparece como el cerebro de la organizaci­ón delictiva”, expresó Bullrich y aclaró que será extraditad­o a Rusia a pedido de la Justicia de ese país.

La investigac­ión que terminó con las detencione­s de seis imputados –dos en la Argentina, tres en Rusia y el último en Alemania– comenzó el 13 de diciembre de 2016, cuando el embajador ruso llamó a Bullrich para denunciar que en el colegio de la sede diplomátic­a había doce valijas cuyo ingreso nadie había registrado.

Entonces, la ministra designó a un grupo de investigad­ores de la Gendarmerí­a para que concurran a la embajada. Cuando los gendarmes abrieron las valijas hallaron 389 kilos de cocaína. Todo el procedimie­nto fue grabado y fotografia­do, y contó con la supervisió­n del fiscal Taina y del juez federal Julián Ercolini, quienes determinar­on que había que desbaratar a la banda.

Así fue como los responsabl­es de la pesquisa decidieron organizar una entrega controlada. Para tal fin, primero secuestrar­on la droga y la reemplazar­on por harina, que los gendarmes compraron durante la madrugada en el Mercado Central. En menos de seis horas, los investigad­ores colocaron localizado­res en las valijas y una cámara en el recinto en el que estaban guardadas.

Durante más de un año, los funcionari­os judiciales y los gendarmes esperaron que las valijas, que pertenecía­n al agregado de finanzas de la embajada, fuesen retiradas. El Señor K había viajado once veces a nuestro país para recuperar el cargamento y mandar la droga a Rusia.

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