EL REGRESO DE UNA TRADICIÓN OLVIDADA
En los últimos tiempos, pilotos de renombre empezaron a competir en distintas categorías del automovilismo, una costumbre de décadas pasadas que vuelve a tomar fuerza
El único corredor en la historia que consiguió la llamada Triple Corona fue el británico Graham Hill
La decisión de Fernando Alonso de competir durante esta temporada en el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC), una tarea que supera su participación en las próximas 24 Horas de Le Mans en paralelo con su actividad en la Fórmula 1, rescata una saludable tradición del automovilismo: la de los pilotos versátiles. Una costumbre que fue perdiéndose a causa de factores deportivos y comerciales.
Todo el mundo sabe que Juan Manuel Fangio era insuperable en la Fórmula 1, pero que sobre coches sport Stirling Moss podía batirlo. Eso ocurría porque en los años ’50 los mejores pilotos del mundo competían tanto en Fórmula 1 como en el Mundial de Marcas, escenario de los autos sport y de las carreras de larga duración. Por eso, José Froilán González es el único argentino vencedor en Le Mans, en 1954, cuando era piloto de Ferrari. Por entonces, era muy común que los pilotos bajaran a Buenos a correr tanto en el Gran Premio de F1 como en los 1000 Kilómetros porteños.
A fines de los ’50 a la Scuderia Ferrari se ingresaba mediante el equipo sport, y los mejores pasaban a la Fórmula 1 solo porque había menos plazas en ese equipo. Así fue como Phil Hill llegó a campeón mundial en 1961 luego de ganar dos veces las 24 Horas de Le Mans, antes de conquistar su tercer triunfo en 1962; y así también fue como llegó el recientemente fallecido Dan Gurney a correr en F1.
Los all-rounders –como se los denominaba en inglés–, eran una clase especial de pilotos, rápidos pero sensibles para evitar los desbordes de la mecánica, en una época en la que los autos no eran a prueba de balas como los actuales. Gurney ganó las 24 Horas de Le Mans y el GP de Bélgica de F1 en dos fines de semana consecutivos de junio de 1967; el texano Anthony Joseph Foyt, quien lo acompañó al triunfo en el clásico francés, venía de vencer una semana antes en las 500 Millas de Indianápolis. Nunca intentó correr en Fórmula 1, esas “pavadas” de la Triple Corona no iban con él…
Así, el único piloto en la historia que obtuvo ese ideal, que desvela a Alonso, fue el británico Graham Hill, vencedor en cinco oportunidades del GP de Mónaco (entre 1963 y 1969, tres con BRM y dos con Lotus), de las 500 Millas (en 1966,
con un Lola) y de las 24 Horas (en 1972, con un Matra). Largamente subestimado, Hill además fue campeón mundial de F1 en dos oportunidades, y su estirpe se extendió a su hijo Damon, que consiguió otro título más. Pero Damon solo corrió una vez en Le Mans: en su época, la tradición ya había sido sepultada.
En 1968, medio siglo atrás, el Rally de Montecarlo y las 24 Horas de Daytona se corrieron en fines de semana consecutivos, no durante la misma fecha, como acaba de ocurrir este año. Eso permitió que el británico Vic Elford ganara, hace 50 años, ambas carreras tan distintas. Primero se impuso en el rally con un Porsche 911 y luego en la carrera de coches sport con un modelo 908 de la casa alemana; eso sucedió durante enero de 1968. En mayo ganó los 1000 Kilómetros de Nurburgring y la mítica Targa Florio; en julio, le ofrecieron un Cooper para debutar en Fórmula 1, se subió y acabó cuarto en la carrera de su estreno, el GP de Francia… Una versatilidad imposible de encontrar en el automovilismo actual.
Con 80 años, residente en el estado de Florida, Estados Unidos, desde hace varias décadas, Elford estuvo en la reciente Daytona visitando a los pilotos de Porsche y a un piloto al que le dio sus primeras lecciones de conducción veloz: el colombiano Juan Pablo Montoya, uno de los últimos all-rounders.
Montoya, que tuvo chance de ganar estas 24 Horas sobre uno de los modernos Acura del Team Penske, ya había logrado el triunfo en esta carrera en 2007, 2008 y 2013; también ganó dos veces las 500 Millas de Indianápolis, en 2000 y 2015, y conquistó el Gran Premio de Mónaco en 2003. Solo le queda ganar Le Mans para conquistar la Triple Corona… pero nunca corrió ahí.
Algunos memoriosos recuerdan que en 1980 Carlos Alberto Reutemann subió al podio en el Mundial de Rally (tercero en la prueba de Argentina), cuando venía de lograr la misma posición, diez días antes, en el GP de Inglaterra de Fórmula 1… Pero 30 años después, en 2010, Kimi Raikkonen tuvo que abandonar la F1 –de la que ya había sido campeón– para irse a correr al Mundial de Rally. Fue décimo en el torneo de 2011 antes de retornar a la máxima disciplina: competir en ambos torneos en forma paralela ya era imposible…
Jochen Rindt, Pedro Rodríguez, Jo Siffert, Mario Andretti, Jacky Ickx, Ronnie Peterson, eran todos pilotos que alternaban la Fórmula 1 y los coches sport con singular éxito. Esa raza comenzó a extinguirse a mediados de los ’70, cuando Ferrari abandonó Le Mans para concentrarse exclusivamente en la F1 (un consejo de Luca Di Montezemolo que Enzo Ferrari aceptó) y cuando Bernie Ecclestone se volvió prácticamente el emperador de la F1, reclamando exclusividad y
torpedeando cualquier acercamiento.
¿Hacia el renacimiento?
La decadencia de las carreras sport –no hubo mundial entre 1993 y 2011, y Le Mans se batió sola contra el imperio– contribuyó a la extinción de la tradición. Para que no quedaran dudas de que Ecclestone no admitía competencia, durante años ubicó al GP de Canadá en la misma fecha que las 24 Horas, el fin de semana con mayor cantidad de minutos de luz solar en el hemisferio norte.
Hasta que se le escapó la tortuga. En 2015 no hubo superposición y Nico Hulkenberg, piloto de Fórmula 1, corrió las 24 Horas con un Porsche 919… ¡Y las ganó! Un corredor activo de F1 no ganaba el clásico desde que Didier Pironi venciera con un Renault en 1978. Ecclestone ya no conduce más los destinos de la máxima categoría y su sucesor, Chase Carey, dio la largada de las 24 Horas de Le Mans el año pasado… En 2014, ese lugar lo ocupó el propio Fernando Alonso, haciendo flamear la bandera francesa en el arranque de la prueba. Ahora completa el círculo.