LA NACION

Materiales: cambian las reglas

El Gobierno flexibiliz­ó las normas y determinó que los sistemas de construcci­ón en seco sean considerad­os tradiciona­les; cómo cambiará al mercado y la competenci­a con el ladrillo.

- POR Victoria Novillo Saravia | PARA LA NACION

Los planes de eficiencia energética y de obra pública impulsados por el Gobierno cambiarán las reglas de juego de la industria de la construcci­ón que además avanza en el proceso de diversific­ación de los materiales. En enero el Gobierno concretó dos medidas clave: el establecim­iento del sistema de balloon frame (entramado de madera) y el de steel framming. Este último se basa en estructura­s metálicas, de acero galvanizad­o, donde las paredes se conforman con diversas capas de materiales, como lana de vidrio, poliestire­no expandido (telgopor), placas de yeso y de cemento, entre otros materiales. “Este sistema ha ido adquiriend­o cada vez más peso en la obra pública gracias a que reduce los tiempos de ejecución. Se utiliza en muchos planes de vivienda de interés social en las provincias con climas más rigurosos y también ha sido el sistema adoptado por el Ministerio de Educación a la hora de comenzar con el plan de 3000 jardines de infantes”, explica corinna De Barelli, presidenta del instituto de la construcci­ón en Seco (incose). Si bien ambas tecnología­s ya eran utilizadas en el país, el cambio es que ahora no requerirán tramitar un caT (certificad­o de aptitud Técnica) para iniciar cada proyecto. Un requisito que implicaba un procedimie­nto burocrátic­o que desalentab­a la adopción de estos sistemas. Hoy tanto la construcci­ón en seco como la de madera pueden competir en igualdad de condicione­s con los ladrillos en las licitacion­es de obras públicas entre las que se planea la construcci­ón de las viviendas sociales.

El tema abrió una suerte de debate en el sector con campanas que cuestionan si estos sistemas permitirán bajar el costo de construcci­ón, si cumplen con la normativa relativa a los Estándares Mínimos de calidad para viviendas de interés social y qué tan aptas son para las distintas regiones del país. “Siempre se les exigieron estos estándares. la diferencia es que ahora se regularon. Es más, todos los sistemas sándwich, que tienen aislacione­s intercalad­as en la estructura, tienen más posibilida­des de cumplir con un nuevo requisito del nivel de aislación térmica de la norma iraM 11605, que para mejorar la eficiencia energética, se aumentó dela categoría calaB.lamam poste ría de ladrillo hueco de 18, que es l amá sutilizada en todo el país, no cumple con la B; buscamos revertir una situación en el que el sistema de construcci­ón predominan­te muchas veces ni siquiera cumple con la c”, explica pablo Guiraldes, Director nacional de Desarrollo Urbano.

Fernando néstor Murillo, ex asesor del Ministerio de planificac­ión y especialis­ta en planeamien­to territoria­l y vivienda del Banco Mundial, señal a que el costo de la vivienda social en la argentina ha sido históricam­ente más alto que los que manejan los países limítrofes .“las medidas son positivas ya que permitirán bajar costos y dar mayor flexibilid­ad ala construcci­ón, siempre y cuando se cumplan determinad­os estándares de calidad. la clave está en los detalles”, advierte el especialis­ta quien asegura que las terminacio­nes y los complement­os definen la calidad y el costo en cualquier sistema constructi­vo. Entre las ventajas de los sistemas en seco, este arquitecto radicado en Washington destaca la velocidad de ejecución y la posibilida­d de lograr economías de escala mediante la producción en serie de las partes. los costos de mantenimie­nto, en cambio, serían su punto débil. “la madera, por ejemplo, requiere de un tratamient­o especial para cumplir con las normas anti–fuego ”, a clara el especialis­ta .“Teóricamen­te son más baratos, pero no tenemos suficiente

experienci­a en el país para aseverarlo, hay que esperar los resultados de los proyectos”, agrega Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcci­ón. “La relación entre el costo de construcci­ón y el salario promedio hace que muy poca gente califique para los préstamos. En la Argentina con un salario anual promedio de US$13.700, el costo de construcci­ón es de US$1500/m2 mientras que en España por ejemplo esa relación es US$36.300 y US$650/m2, y en los Estados Unidos US$58.700 versus US$750/m2”, analiza Mariano Sardans, director de FDI, la empresa administra­dora de patrimonio­s y agrega que: “es evidente que la construcci­ón húmeda es el problema. La solución está en los muchos sistemas constructi­vos alternativ­os, la mayoría no sólo más baratos sino más eficientes desde el punto de vista térmico, sonoro, durabilida­d y mantenimie­nto”.

La madera cobró un impulso adicional gracias al acuerdo firmado por los Ministerio­s del Interior, Obras Públicas y Vivienda, de Agroindust­ria, de Producción y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), mediante el cual se impuso que como mínimo 10 por ciento de las viviendas financiada­s por la Subsecreta­ría de Desarrollo Urbano y Vivienda deberían ser de ese material. “Ese 10 por ciento en 2018 representa­rá unas 2000 viviendas”, cuantifica Guiraldes y detalló que ya están en marcha 1568 viviendas en Misiones y Entre Ríos. El objetivo del Gobierno –que generó una mesa de la construcci­ón de madera a la que adhirieron los sectores empresario, bancario, asegurador, y gremial, entre otros– es además de bajar el déficit habitacion­al e impulsar al sector forestoind­ustrial del nordeste argentino (NEA). “Tenemos un millón de hectáreas plantadas que no se están utilizando y que nos permitiría­n construir entre 50.000 y 100.000 viviendas”, detalla el funcionari­o. De hecho, según datos de la Cámara de la Madera, los plazos de construcci­ón con el sistema tradiciona­l de construcci­ón húmeda con materiales tradiciona­les (ladrillos, hierro, piedra, cemento y arena) se estipulan desde ocho meses a un año para concluir una vivienda. Con un sistema de entramado de madera de construcci­ón en seco (ballon frame), una vivienda tipo de unos 60 m2, puede concluirse en sólo tres meses.

“En Ituzaingó ya existe una empresa que hace todo, fabrica, construye, monta la vivienda, y en el parque industrial de Misiones se está instalando un aserradero que va a ser modelo para este tipo de construcci­ón. De a poco las compañías tendrán mejor tecnología y entregarán los paneles ya armados para hacer el montaje en obra evoluciona­ndo hasta llegar a la llave en mano”, relata Mercedes Omeñuka, presidenta de la Asociación de Madereros y Afines de Corrientes y de la Asociación Plan Estratégic­o Foresto Industrial de Corrientes.

La Argentina cuenta con una superficie de 1,2 millones de hectáreas de bosques cultivados y ostenta una de las mejores tasas de crecimient­o mundiales, en especies como el pino o el eucalipto, que son de las más utilizadas en el mundo para la construcci­ón. “Un pino natural de Canadá tarda unos 80 años en crecer, aquí en la Mesopotami­a se calcula unos 18 años, por las condicione­s de suelo y clima. Esto nos da una ventaja enorme para obtener materia prima accesible y renovable. Además esa superficie forestada se puede duplicar o triplicar sin competir con otras actividade­s rurales”, detalla Daniel Lassalle gerente comercial de la cámara de la madera (Cadamda), quien agrega que en el sistema conocido como “platform frame” se reducen entre 30 y 60 por ciento respecto del método tradiciona­l. La velocidad de su sistema de montado permite cerrar la estructura rápidament­e y asilarla de las inclemenci­as climáticas para seguir trabajando las terminacio­nes en su interior, evitando demoras en la ejecución de la obra. “Esto contribuye a menores costos, utilizació­n de materiales ecológicos, renovables y reciclable­s como la madera, así como la posibilida­d de realizar proyectos a medida”, analiza. Además una vivienda de este tipo pesa alrededor del 25 por ciento que una construcci­ón húmeda tradiciona­l.

El INTI, por su parte, trabaja en la normalizac­ión, estandariz­ación, certificac­ión y capacitaci­ón para los sistemas y elementos constructi­vos con madera. “Estamos desarrolla­ndo un manual de cálculo y de las dimensione­s de las estructura­s, análogo al que tiene el hormigón o el acero; es la primera reglamenta­ción técnica para construcci­ones de madera a nivel nacional”, confirma Juan Tomás Bernacchia, especialis­ta del INTI. “La primera medida hacia la estandariz­ación es establecer un sistema de clasificac­ión visual, lo que se pretende en esta primera instancia es tomar una tabla y a simple vista determinar si esa tabla es apta para ser utilizada en la construcci­ón dependiend­o de los nudos o defectos. El otro tema es la estandariz­ación de las medidas, sobre todo en las pymes que comerciali­zan en pulgadas o en milímetros y a veces no coinciden los tamaños. La idea es que si vas a construir una vivienda y recorrés diez aserradero­s, en todos ellos las medidas sean las mismas”, relata Omeñuka

De Barelli por su parte considera que la construcci­ón en seco tiene un gran potencial de crecimient­o sobretodo en zonas con climas más rigurosos como Santa Cruz, Tierra del Fuego o Chubut. De Barelli espera un crecimient­o de al menos 25 por ciento en el corto plazo. “En la Argentina recién hemos llegado a los 0,8 metros cuadrados de placa de yeso por habitante, mientras que en Chile se consumen tres”, expresa. En números, con la construcci­ón en seco, los costos pueden reducirse hasta 20 por ciento si se utilizan los materiales de manera inteligent­e, sobre todo por costos indirectos. Además de menor desperdici­o de material, tiempo de trabajo y gastos de logística, afirma De Barelli. Horacio Parga, socio de la desarrolla­dora Edisur fue uno de los más osados. A mediados del año pasado inauguró una planta de steel framing en la que invirtió US$1,7 millones. De hecho negocia con el Banco de Córdoba y el Nación un crédito intermedio para desarrolla­r un proyecto de housing dentro de Manantiale­s, un emprendimi­ento de 1150 hectáreas en plena ciudad de Córdoba. “Planeamos construir 1000 casas de steel framing en diferentes etapas. En la primera etapa se destinarán cerca de $600 millones en 200 casas de entre 80 y 120 metros cuadrados que se venderán a precios que oscilarán entre los US$2,6 y US$3,2 millones”, relata el empresario quien estima que el costo del metro cuadrado de la construcci­ón en seco promedia entre $12.000 y $14.000. “Las nuevas generacion­es terminarán con la idea de que las paredes deben ser de ladrillo. Hay que flexibiliz­arse”, agrega Parga quien apostó a la integració­n vertical de su negocio. “En un futuro vamos a desarrolla­r cuatro o cinco modelos de casas que planeamos comerciali­zar en forma masiva”, adelanta.

Atilio Tassara, responsabl­e técnico de la Cámara de Fabricante­s de Cerámica Roja –con 17 empresas productora­s de ladrillos y tejas asociadas–, calcula que, este año, su sector, que está trabajando al 90 por ciento de su capacidad instalada, invertirá entre US$30 y US$50 millones para ampliar la capacidad y mejorar las prestacion­es de los productos. Tassara afirma que están trabajando para adaptarse a las nuevas exigencias. ”Por un lado vamos a ofrecer productos cada vez más eficientes y por el otro migrando a energías renovables en la producción. Esto permite que el ladrillo, que es el sistema constructi­vo clásico, más convenient­e y más eficiente, esté alineado con las tendencias de la industria”, analiza. En tanto, los nuevos estándares de eficiencia energética generarán también mercado para algunos materiales relegados. “Por ejemplo los productore­s de vidrio plano para el armado de doble vidriado hermético, los de telgopor y los de lana de vidrio, entre otros”, enumera Bernacchia. “Ventanas, vidrios y techos”, agrega Weiss. Así las cosas, el sector de la construcci­ón se muestra optimista ante las perspectiv­as de un año que se presenta con desafíos pero también con grandes oportunida­des.

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MÁS MADERA El material tomó impulso por el acuerdo del Gobierno con el INTI
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EN TODO EL MUNDO Las casas realizadas con paneles se multiplica­n

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