LA NACION

“Todo lo que nos pasa es desfavorab­le” reconoció Gallardo

El entrenador de River no puede salir de su propio laberinto y no encuentra soluciones

- Juan Patricio Balbi Vignolo

“Contra Boca cueste lo que cueste, contra Boca tenemos que ganar”. Consumado el pálido empate ante Chacarita, el público de River expuso su deseo en medio de la tormenta: la Supercopa ante Boca del 14 de marzo. Pero hoy es tan solo eso. Un anhelo que se contrapone por el presente futbolísti­co. Y Marcelo Gallardo no puede salir de su propio laberinto.

River no tiene un once definido ni un esquema fijo ni una identidad de juego. En los últimos cuatro partidos, usó sistemas tácticos diferentes: 4-2-2-2 (luego 4-1-3-2) con Godoy Cruz, 4-3-1-2 ante Vélez, 4-1-4-1 frente a Flamengo y 4-13-2 ayer. Y solo Martínez Quarta fue titular en los siete juegos del semestre.

“Cuando tenés once jugadores que encajan y hay un funcionami­ento, como tuvimos en dos momentos en 2014 y en 2017, los jugadores no se cambian. Pero cuando el equipo no funciona, tengo que probar. River no da muchas posibilida­des, en dos o tres partidos hay que mostrar y a uno le cuesta más que a otro. No hemos encontrado un equipo que se sostenga, pero seguiré buscando”, explicó Gallardo.

Ayer, el equipo tuvo fallas marcadas: Zuculini demostró que le cuesta jugar como único 5 de marca, Mayada sufrió como interno izquierdo, De La Cruz (con explosione­s intermiten­tes) no encuentra su rol, y el retroceso sigue siendo un problema. Quizás, los mejores flashes los brindó Quintero, con desequilib­rio en su ingreso.

A la espera del regreso de Pity Martínez y Rojas, los cambios también reflejaron las dudas del DT: Quintero ingresó por De La Cruz cuando el juego pedía la salida de Mayada buscando tenencia y circulació­n para romper líneas; Borré entró por Scocco, sin desgaste en Brasil; y Auzqui reemplazó a Pratto, un punto alto del equipo.

“No hemos tenido grandes actuacione­s individual­es que congenien. Si el 50% o 60% está en un buen nivel, vamos a funcionar mejor. Por debajo de ese promedio, es difícil. Hoy es un momento en el que todo lo que nos pasa es desfavorab­le”, agregó el Muñeco, y luego señaló que la rotación en la delantera fue por cansancio.

Sin silbidos ni reproches, las tribunas del Monumental empujaron al equipo y pidieron por la final con el máximo rival. Con el apoyo del público, y una gran espalda por la historia reciente, Gallardo sabe que el duelo ante Boca será crucial: “Es un partido diferente y juega mucho lo emocional. Es el regalo que le tenemos que hacer a nuestra gente por su comportami­ento: alientan sin dejarse llevar por lo que se dice. Es para valorar”.

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