LA NACION

Detuvieron al presunto femicida de Villa Tesei

Cayó en Sarandí.

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Escapaba frenéticam­ente. Ya había zafado de sus perseguido­res un día antes. Pero estaba cercado y él no fue discreto. Las conversaci­ones telefónica­s que mantenía con su novia eran escuchadas en forma directa por los detectives policiales y judiciales que lo perseguían para atraparlo e indagarlo como presunto autor del femicidio de Nadia Arrieta, la comerciant­e a la que degolló el jueves en su local de Villa Tesei.

Habían logrado intervenir la línea de su celular porque la víctima había anotado su número y su nombre, “Maxi”. Cuatro huellas dactilares levantadas de los cerámicos de la escena del crimen habían delatado a Néstor Maximilian­o Montiel, un convicto por tentativa de homicidio y abuso sexual que estaba en libertad condiciona­l desde 2014.

El sospechoso se había escapado de la partida policial que había ido a atraparlo a la peluquería en la que trabajaba, en Banfield. Pero el cerco se rearmó. En las charlas entre Montiel y su pareja quedó al descubiert­o que se iban a encontrar. “Ahora, cuando sea el momento, yo te voy a decir adonde tenés que ir porque aunque me quieran pescar por lo menos te voy a ver dos minutos. Te lo prometo. Va a ser prontito porque no quiero seguir corriendo”, le dijo.

En vez de ella, llegó la policía. La cacería terminó en Escalada y Edison, Sarandí, cerca de la autopista La Plata–Buenos Aires, en Avellaneda. En un breve contacto con los detectives de la Delegación Departamen­tal de Investigac­iones (DDI) de Morón que lo atraparon, Montiel llegó a decir: “Se me fue de las manos”, según pudo reconstrui­r de fuentes la nacion de la investigac­ión. Antes, en un mensaje de voz, le había dicho a su novia: “Me arrepiento de corazón”.

Luego se negó a declarar ante el fiscal de Morón Mario Ferrario, que lo acusó de homicidio agravado por violencia de género: considera que Montiel, de 38 años, degolló a Arrieta, de 31, que quedó tirada en su local, sobre un gran charco de sangre, sin signos evidentes de haber sido violada, pero con las manos atadas a la espalda con cinta de embalar y vestida solo con la remera y, de la cintura para abajo, apenas la ropa interior.

“Anoche, mientras estaba ahí resguardad­o, hablé mucho con Dios. Esto no se va a solucionar fácil y no sé qué va a ser de mi vida. Me arrepiento de corazón y sigo adelante, te amo mucho. No sabés todo lo que te extraño, necesito un abrazo tuyo, tu contención... Mis viejos están presos desde anoche porque ellos se hicieron cargo de la dirección de mi condiciona­l y ahora tienen problemas, todo mal”, confesó Montiel en un par de mensajes de voz de WhatsApp que le mandó a su novia y que fueron difundidos por la agencia Télam.

Una calificada fuente policial explicó a la nacion que la línea telefónica de Montiel fue intervenid­a por orden judicial después de que en la escena del crimen se hallara una anotación hecha por la propia víctima. Tenía escrito un número telefónico y la palabra Maxi, abreviatur­a del segundo nombre del acusado. “Lo teníamos con escuchas directas. Seguía usando el mismo teléfono celular cuyo número le dio a la víctima para hacerle una compra”, dijo a Télam una fuente judicial.

Cuando por medio del sistema AFIS –la base de datos de personas con antecedent­es–, la Policía Científica identificó a Montiel por cuatro huellas halladas en unos cerámicos en la escena del crimen, el fiscal Ferrario asoció el nombre “Maxi” y el celular con el sospechoso. Es que Montiel tenía antecedent­es: había sido condenado a 18 años de cárcel por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Morón por una tentativa de homicidio calificado por abuso sexual y privación de la libertad agravada cometida el 5 de octubre de 2001. Y comenzó a gozar de salidas transitori­as el 17 de octubre de 2012 (ver aparte).

En función de los datos del legajo de Montiel, entre el sábado y el domingo hubo una serie de allanamien­tos en Hurlingham y en Banfield, donde el sospechoso­s se escapó de la policía por muy poco.

En el procedimie­nto, sin embargo, se halló material muy valioso para la causa. Entre ellos, una bolsa celeste con un termo y dos latas para yerba y azúcar de las que vendía Arrieta, por lo que ahora se cree que Montiel le hizo una compra por Internet para que la víctima se confiara y le abriera la puerta en el negocio el día del crimen.

También, según pudo saber la nacion, los investigad­ores secuestrar­on una mochila que, según las imágenes de las cámaras de seguridad de Hurlingham, es la que Montiel llevaba colgada el día del homicidio, cuando su paso fue captado justo delante del local de Nadia. En esa mochila, explicaron los investigad­ores, había un manojo de llaves de la víctima del crimen. También, un cuchillo que, por estas horas, es analizado para determinar si fue el arma homicida. Se sabía que el asesino no solo se llevó el smartphone de Arrieta, sino también el cuchillo con el que la degolló.

Néstor Montiel aCusado de femiCidio “anoche, mientras estaba ahí resguardad­o hablé mucho con dios. esto no se va solucionar fácil y no sé qué va a ser de mi vida”

de la dirección de mi condiciona­l y ahora tienen problemas. Todo mal”

“Tranquila, que dios habló a mi vida y le creo. acordate que la paciencia es uno de los frutos del espíritu, así que empezá a desarrolla­r ese fruto que a su tiempo dios nos va a dejar vernos. estoy dispuesto a todo, menos a perderte. No me dejes solo porque dios pudo perdonar esto que hice”

“me arrepiento de todo corazón y sigo adelante. Te amo mucho. No sabés lo que te extraño; necesito un abrazo tuyo, tu contención. mis viejos están presos desde anoche porque ellos se hicieron cargo

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TÉlam Montiel, detenido por detectives bonaerense­s

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