China aumenta el gasto y no pierde pisada en la carrera armamentista
La Asamblea anunció una suba del 8,1% para hacer frente a las hostilidades en el Pacífico y la rivalidad con EE.UU.
PEKÍN.– China incrementará su gasto militar el 8,1% para lidiar con los “profundos cambios en el panorama de la seguridad nacional”, afirmó ayer el primer ministro, Li Keqiang, en la apertura de la Asamblea Nacional Popular o Parlamento chino.
Es tradición ya que la cifra del presupuesto militar que inaugura el cónclave anual sirva para avivar la amenaza china mientras el país se esfuerce en subrayar la naturaleza defensiva de la inversión y el compromiso con la paz. La liturgia se repitió ayer.
El aumento responde al entorno crecientemente hostil. Pekín acumula conflictos territoriales con media docena de países en el mar del Sur de China y con Japón por las islas Diaoyu/Senkaku en el este. Y sufre la presencia militar atosigante de Estados Unidos en el Pacífico, donde ambas potencias se han citado para dirimir primacía global.
La cifra permite interpretaciones enfrentadas. Unos subrayan que es la mayor del último lustro (7,6% y 7% fueron las anteriores), supera la previsión de crecimiento económico (situada en el 6,5%) y viene acompañada de una actitud cada vez más beligerante. Una mirada sosegada aconseja relativizar la amenaza. Los 142.000 millones de dólares que gastará China son una cuarta parte de los que invierte Estados Unidos. El gasto chino en Defensa supone el 1,9% de su PBI mientras el estadounidense alcanza el 3,3%, según el Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo. Washington, que gasta más que la suma de los siguientes siete países, aprobó el pasado una subida del 10% de su presupuesto militar con una economía que apenas ronda el 2,4%. El grueso va destinado a la marina y su destino lógico es el patio trasero chino. El objetivo de la inversión, aclaró Donald Trump, es que “Estados Unidos vuelva a ganar guerras”. Y la semana pasada, el presidente ruso, Vladimir Putin, presentó un nuevo arsenal nuclear que había avivado los temores globales a una carrera armamentista.
Los aumentos pasados habían decepcionado al estamento, que los juzgaba escasos en un contexto de crecientes tensiones en el continente y con Japón jubilando su ejemplar Constitución pacifista. El último, por el contrario, es excesivo para Tong Zhao, experto en seguridad del Centro Carnegie-Tsinhua. “China ya es lo suficientemente fuerte como para que nadie quiera amenazarla. No necesita seguir incrementando su poder militar, sino empezar a solucionar la percepción de amenaza que tienen otros países sobre su auge”, comenta.
Pekín ha presentado en los últimos meses su primer portaviones de fabricación local (el anterior era chatarra ucraniana para el desguace sometida a una esforzada labor de lampistería), un destructor con misiles guiados y sus cazas J-20. Son los frutos de la modernización de un ejército que apabulla en cantidad y flaquea en calidad.
Xi Jinping, presidente chino, pretende estrechar la inmensa brecha que media aún entre el poderío militar y su influencia política y económica global. Entre sus medidas figura la dolorosa jubilación de 300.000 soldados y el relevo de buena parte de la apolillada cúpula militar. También ha llevado su campaña contra la corrupción a un sector tradicionalmente impune, donde la compra en masa de los cargos provocaba dudas fundadas sobre la competencia de sus mandos en un escenario bélico.
La urgencia de modernizar el ejército se une a la de mejorar los salarios de un gremio que ha quedado muy atrás de la pujante clase media. “Una parte muy importante del presupuesto de Defensa irá a compensar las bajas inversiones del pasado y será usado principalmente para mejorar el equipo y el bienestar de las tropas, tanto en sus condiciones de trabajo como en su vida”, señaló este fin de semana Zhang Yesui, vocero de la asamblea.
El Parlamento chino es el mayor del mundo y uno de los más prescindibles: se limita a sellar lo que llega del partido. Sus casi 3000 delegados, que nunca han vetado una ley o presupuesto, enterrarán este domingo el límite de los dos mandatos presidenciales para que Xi pueda continuar en el poder más allá de 2023.