“Queremos mantener a los chicos ocupados”
Así lo dice Dante Ramos, el director de la escuela a la que concurre Ulises; contener, el objetivo PUNTA DEL AGUA, Salta (De un enviado especial).– Dante Ramos llegó a la escuela N° 4575 del paraje Las Cortaderas, donde se desempeña como director, más tarde de lo previsto. Los 170 kilómetros por la ruta 33 desde Salta, junto a su esposa y sus dos hijos, en la Renault Kangoo, resultaron dificultosos: hubo desmoronamientos en los cerros por las lluvias y obligaron a cortar los caminos y abrirlos a las 9. Pudo llegar recién al mediodía para dar inicio al ciclo lectivo.
Ahí se quedará con su familia durante todo el año, de lunes a viernes. De los 34 años de antigüedad que tiene como maestro rural, 29 los lleva en esta escuela. Al principio, cuenta, los maestros se quedaban dos o tres meses porque no aguantaban el aislamiento. “Tenés que tener temple, ser muy equilibrado. Después las alegrías te las dan los chicos y los padres que acá acompañan mucho. Eso es vital y da mucha fuerza. Es una semilla que a futuro da mucho fruto”.
Para este año, Ramos calcula que cursarán 31 chicos en la primaria y 34 en el secundario. A la escuela de Las Cortaderas, una de las más de 600 rurales que hay en Salta, llegan estudiantes de distintos parajes: Belgrano, Punta del Agua, Potrero, Cerro Negro y La Falda. En algunos casos, los chicos tardan unas dos horas y media en llegar, y por eso la escuela ofrece albergarlos en la semana.
“Es un esfuerzo grande el que hacen, con dificultades en verano, con las lluvias y crecidas, y en invierno, cuando hace mucho frío”, detalla. Hace unos cinco años se materializó un peligro latente: el agua del río que pasa por delante de la escuela creció tanto que se les acercó a un metro y medio. Tuvieron que levantar las defensas que se ven en la entrada: una pared de piedras envueltas en alambre para evitar los embates del agua.
En la zona, la escuela es el centro de toda actividad. “Cuando los parajes son tan aislados, el inicio del año escolar les permite a los chicos reencontrarse con sus amigos y sus maestros. De 8.30 a 16 funciona el primario, con jornada completa. Y desde hace cinco años, para combatir el desarraigo de los jóvenes, consiguieron que a la tarde hubiese secundario, de 13 a 18.
¿El mayor problema de la zona? Sin dudas, dice, el acceso al agua. Respecto de la escuela, lo que más les haría falta es Internet para que los chicos puedan comunicarse, y un playón deportivo. “Los vicios y las malas costumbres están ahí nomás, y por eso queremos mantener a los chicos ocupados y contenerlos”.