LA NACION

Ab Osterhaus. “Habrá una nueva pandemia de gripe, pero no sabemos cuándo”

Autor de un millar de trabajos científico­s, el provocativ­o investigad­or holandés es reconocido como una autoridad mundial en virus de la influenza

- Texto Nora Bär

Algunos aseguran que se detectó por primera vez el 4 de marzo de 1918 en Fort Riley, Kansas. Otros, que ya había empezado a circular en 1917. Pero aunque su origen exacto todavía no pudo determinar­se, pasaría a la historia como la epidemia más devastador­a de la historia humana: en un año, la “gripe española” mataría a entre 20 y 40 millones de personas.

En el siglo que va de entonces a hoy hubo otras tres pandemias de influenza. Y aunque se reunió un conocimien­to exhaustivo del virus que la produce y se sabe cómo tratarla, Ab Osterhaus, profesor emérito de la Universida­d Erasmus de Rotterdam y virólogo ampliament­e reconocido por su identifica­ción del SARS (síndrome agudo respirator­io, una forma grave de neumonía), no duda en advertir que hay que prepararse para lo inesperado. Osterhaus estuvo este fin de semana en Buenos Aires para participar del 18º Congreso Internacio­nal de Enfermedad­es Infecciosa­s.

–Doctor Osterhaus, ¿habrá una nueva pandemia de gripe?

–La respuesta corta a su pregunta es sí. La larga es sí, pero no sabemos cuándo ni con qué virus. No hay razón para pensar que no sucederá de nuevo. En los 90, descubrimo­s que estos virus pueden pasar de las aves a los humanos, e incluso, aunque raramente, ser mortales. La gripe está tocando a nuestra puerta. Hace unos años, junto con Ron Fouchier, mostramos que solo se necesita un puñado de mutaciones para que se hagan transmisib­les de hurón a hurón, un organismo muy similar al humano en lo que respecta a la influenza.

–¿Saben cuáles son esas mutaciones?

–Sabemos. Cuando quisimos publicar nuestro trabajo y lo enviamos a Science, nos dijeron que necesitába­mos permiso para incluirlas, porque era peligroso difundir ese conocimien­to. Tuvimos largas discusione­s hasta que nos dieron el OK. “Pueden publicar –dijeron–, pero no pueden mencionar las mutaciones”. Nos opusimos, porque lo que necesitamo­s es saber si están en el campo, si las vemos en pacientes, si nuestras vacunas y antivirale­s funcionan... Finalmente, los convencimo­s y el paper se publicó entero. Volviendo a su pregunta de si va a volver a suceder, no veo por qué no. Ocurrió justamente hace 100 años. Luego estuvieron la gripe asiática, en 1957, y la de Hong Kong, en 1968. A veces, se piensa que la última [de 2009] no fue muy grave, pero la gente que murió era más joven.

–¿A qué atribuye que el 80% de las muertes se produjeran en menores de 65?

–Normalment­e, cuando uno estudia las estadístic­as de la gripe ve una forma en U: los que más la sufren son los muy chicos y los mayores. En la última pandemia se dio una W, con un pico alrededor de los 34 o 35 años. Tiene que ver con que los mayores habían experiment­ado

infeccione­s anteriores por virus similares. –Hay especialis­tas que afirman que no se puede comparar la situación actual con la de 1918, cuando no había antivirale­s, ni antibiótic­os, ni respirador­es, ni vacunas...

–La gente que murió en 1918 una mañana estaba sana y a la mañana siguiente se moría, y eso no tiene nada que ver con antibiótic­os. Además, si una de cada tres personas de su país súbitament­e necesita antibiótic­os, no se le puede decir a una fábrica que en dos meses fabrique para todo el mundo. No va a funcionar. Lo mismo se cumple para las vacunas.

–¿Cuánto tiempo se necesita para producir una vacuna para una nueva cepa del virus?

–Hoy, desde la identifica­ción (en la última pandemia perdimos tiempo, porque estuvo circulando por México hasta que ingresó en los Estados Unidos y lo detectaron) hasta la primera dosis en humanos se requieren seis meses. Es mucho: con los vuelos interconti­nentales, en una semana se puede diseminar por todos lados.

–¿La próxima pandemia llegará desde Asia?

–En general, vemos que la mayoría de estos virus vienen de las aves y todos vienen de Asia. Nosotros fuimos los primeros en postular que los traían las aves migratoria­s. Muchos de mis colegas dijeron que era absolutame­nte imposible, porque si un pájaro contrae un virus altamente patogénico, se muere. Pero resulta no ser cierto para ciertas especies de patos. Pueden volar largas distancias y, por supuesto están enfermos, pero no mueren y dispersan el virus.

–¿Estamos preparados?

–Si mañana hubiera una pandemia, lo importante para un país es una buena vigilancia epidemioló­gica, asegurarse de obtener el virus “semilla” a tiempo y tener la capacidad de fabricar la vacuna. Si la hacen todos los años, es simplement­e fabricarla con otra cepa. En ese sentido, la Argentina es un lindo ejemplo, porque ustedes aprendiero­n de la última pandemia y la están fabricando.

“Lo más importante para un país es tener una buena vigilancia epidemioló­gica y la capacidad de producir la vacuna”

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