EL PROBLEMA DE SAMPAOLI SON LOS DEFENSORES
El grado de excitación por delanteros y goleadores que existe en el fútbol argentino a la hora de armar seleccionados no es de ahora: tiene sus décadas. En la recta final hacia el Mundial, los técnicos (Bauza, Sampaoli) no escaparon a la tendencia. Hace un año, el clamor fue por Icardi. Más tarde, el que no podía faltar era Pavón. Y desde hace unas semanas, Lautaro Martínez. En el mientras tanto, Higuaín era “el Gordo” y Agüero “el amigo de Messi”. Dos atacantes sin títulos con la selección mayor (como Messi) y de falsas producciones en partidos decisivos. Cualquiera que convierta en tres partidos seguidos o dé un par de asistencias pasó a ser un aspirante calificado a la nómina final de Sampaoli. Esa excitación por los delanteros conduce al desequilibrio. La lista es de 23. Son 3 arqueros. Quedan 20 cupos. ¿Cuántos delanteros van? ¿Cuántos juegan? ¿Qué sistema usa Sampaoli: 2-3-5 o 2-2-6? Está claro que el DT no tiene motivos de preocupación del medio para arriba: le sobran candidatos. El escozor brota al mirar del medio hacia atrás. Porque Mascherano es la sombra de Brasil 2014, de los potenciales 3 arqueros dos no atajan en sus clubes (Romero y Caballero) y, sobre todas las cosas, habrá que implorar para que Otamendi ni se resfríe. Nadie está excitado por bucear en eventuales soluciones defensivas y los nombres confiables escasean desde hace rato. Ese es el problema más serio de la selección.