Jessica Jones. Una superheroína imperfecta para la era del Time’s Up
Creada por Marvel y popularizada por Netflix, la detective privada de humor negro y fuerza sobrehumana regresa para contar, con perspectiva de género, lo que significa sobrevivir
Los Ángeles.– durante los últimos doce años, melissa rosenberg se abocó a la creación de personajes sombríos. Fue la guionista de los atormentados vampiros de la saga de películas Crepúsculo, por no hablar de su trabajo al frente del equipo de guionistas de la serie del asesino serial Dexter, antes de crear a jessica jones, la oscura heroína de la serie de Netflix.
Pero rosenberg en persona no exhibe ni una pizca de ese sesgo gótico. Nunca ha sido una mujer que prefiera la ropa fúnebre ni el maquillaje ojeroso y deprimente, como la heroína de su más reciente creación. Pero con Jessica Jones –cuya segunda temporada está disponible a partir de hoy en Netflix– rosenberg se permite dar rienda suelta a los costados más tortuosos de su imaginación.
jessica jones, interpretada por Krysten ritter, es una investigadora privada que fue abusada física y emocionalmente por un hombre poderoso (david Tennant), que en la primera temporada hizo uso de su fuerza sobrehumana para vengarse y proteger a los demás de ese depravado y manipulador villano. visto en retrospectiva, resulta inquietante el modo en que la serie anticipó el debate sobre acoso y abuso sexual que tiene en vilo a la opinión pública norteamericana desde hace más de seis meses, por el que la ficción ganó además varios prestigiosos premios, entre ellos el Peabody.
Cuando explotó el movimiento del #MeToo, el rodaje de la segunda temporada de la serie ya había concluido, pero estos nuevos 13 episodios se aventuran aún más profundamente en ese territorio. Y si bien Jessica intenta dejar atrás el trauma de su pasado y seguir adelante con sus casos, Trish, su hermana adoptiva –interpretada por rachael Taylor– empieza a recorrer el camino inverso y decide enfrentar al productor que abusaba de ella cuando era una adolescente.
“escribimos el guion de la segunda temporada durante las elecciones presidenciales. Yo estaba furiosa –dice rosenberg–. Con el equipo de guionistas hablábamos todo el tiempo de esos personajes que tratan de ser buenos hasta que un día se hartan y mandan a todo el mundo al carajo. ¡La misma furia que debía sentir Hillary todos los días!”.
aunque Jessica Jones es un desprendimiento del cómic Alias, de marvel, su versión televisiva es mucho más autodestructiva y nihilista. rosenberg también torció un poco el relato original sumando el abuso
sexual a la seguidilla de atrocidades cometidas por Kilgrave, el villano de la primera temporada, cuya sombra se cierne también sobre estos nuevos episodios.
a los 55 años, rosenberg dice que el enfoque de la serie en parte se inspira en su pasado. el lado positivo de tener padres tan hippies (su padre, el psicólogo Jack Lee rosenberg, es autor del libro Orgasmo total: técnicas para el incremento del
placer sexual, en 1973) era tener la libertad de crear “tu propia realidad”.
La contracara de tener padres “que estaban atravesando la pubertad al mismo tiempo” que ella, dice rosenberg con una mueca, era que nadie la protegía ni le enseñaba cómo protegerse. “una es vulnerable a todo tipo de depredadores y a toda clase de maldades –señala rosenberg–. Nos decían que éramos libres, y se extrañaban de que no nos lanzáramos a ejercer nuestra sexualidad, pero ¡yo tenía 13 años!”.
Cuando terminó la secundaria, rosenberg se mudó a la costa este para estudiar y actuar en una compañía de teatro de Nueva Jersey, donde trabajó en bares de strippers para pagar sus estudios. Hoy piensa que recurrió a su sexualidad “porque sentía que era lo único que tenía para ofrecer”. es la clase de recuerdos que rondan en su cabeza y en la de sus personajes.
esas aristas no eran especialmente bien vistas en una guionista de Tv cuando rosenberg empezó su carrera, a mediados de la década del 90, con series como Dra. Quinn y Party of Five. Por entonces, si rosenberg no se reía de los chistes machistas corría el riesgo de quedar fuera de las reuniones de trabajo o incluso de ser despedida. “de haber sido hombre, la contundencia de mis opiniones y reacciones no habría generado el mismo tipo de respuesta”, señala rosenberg.
en tanto, la serie que tiene como protagonista a una vengadora con problemas de manejo de la ira, Jessica Jones, parece ser el primer paso de marvel hacia un universo fílmico y televisivo con más conciencia social. detrás vinieron Luke Cage, que ahonda en la cuestión racial y política. “si cuando mira Jessica
Jones la gente siente que está viendo a una detective fanfarrona que resuelve un crimen, entonces genial –dice Jeph Loeb, de marvel Television–. si además siente que existe una bronca muy real y muy arraigada por el modo en que los hombres tratan a las mujeres, mejor todavía. melissa rosenberg lo entendió perfectamente y quiso jugar con eso en el entorno de una serie de superhéroes”.
Para reflejar a las heroínas en la pantalla, rosenberg se aseguró de que también hubiera muchas mujeres en el equipo de trabajo. Y cuando anunció que le gustaría que una mujer dirigiese la mitad de los capítulos de la segunda temporada, allie Goss, vicepresidenta de programación de series originales de Netflix, le hizo una contraoferta: ¿por qué no contratar a directoras para los 13 episodios? “La idea nunca fue que Jessica
Jones se convirtiera en un ensayo sobre políticas de género ni sobre la falta de poder de las mujeres –advierte rosenberg–. en el proceso de ahondar en ese personaje herido y fuerte al mismo tiempo, nos topamos con todos esos problemas, pero siempre como resultado de explorar la personalidad del personaje. Fue una manera de meternos dentro de la ira que siente Jessica, de experimentarla yo misma y todos los que participamos de la escritura de los guiones”.
esa ira empuja a los personajes a escenas de acción brutal, y al mismo tiempo el mordaz humor equilibra el tono sombrío de la serie. en el primer episodio de apertura de la segunda temporada, un hombre intenta convencer a Jessica de que trabaje para él y le dice con insistencia: “Nunca acepto un no como respuesta”. a lo que Jessica responde secamente: “Qué violatorio de tu parte”.
Jessica no es un emblema: está demasiado embebida en whisky, culpa y confusión para serlo. “No es de las que se sientan a deprimirse durante más de una escena o dos –dice rosenberg–. debajo de todo ese alcohol y daño psíquico hay alguien que quiere hacer el bien al mundo. Y en definitiva lo hará, porque es una sobreviviente”. en esta temporada, Jones intentará resolver el misterio de su propia creación, tras haber sobrevivido cuando era adolescente al accidente de auto que mató a toda su familia y del que surgió, tras un largo período de tiempo del que no tiene recuerdos, con los poderes sobrehumanos que usa para intentar brindar reparación a las víctimas.
Krysten ritter describe al personaje de Jones como una criatura bifronte, “mitad melissa y mitad yo misma. en el set alguien dijo que vernos ensayar juntas era como observar a dos adolescentes que armar una banda de garaje: pura pasión, puro fuego”.
ahora que ha logrado complejizar el relato de esta superheroína, rosenberg dice que le gustaría retomar otro género de sagas, como
Crepúsculo. Por el momento, sin embargo, está abocada enteramente a Jessica Jones, que le permite canalizar el momento social e imbuirlo en personajes que viven, respiran y se defienden.
“Todos cumplimos el papel que la sociedad construye para nosotros”, dice mirando fijamente a la pared, desde donde la observa un ominoso póster del villano Kilgrave. “Y creo que lo más maravilloso de este movimiento #MeToo es que ahora podemos decir: ‘¿saben qué? No estamos dispuestas a cumplir ese rol nunca más’”.