LA NACION

Tras un acto heroico, murió un jefe de la Fuerza Aérea

El vicecomodo­ro Pablo Dip sufrió quemaduras graves al tratar de rescatar de un incendio a un vecino de su casa

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Luego de permanecer cinco días internado en el Instituto del Quemado, murió ayer al mediodía el vicecomodo­ro Pablo Dip, jefe del Grupo de Operacione­s Especiales de la Fuerza Aérea (GOE), que sufrió severas quemaduras al participar del rescate de un vecino, en Ramos Mejía.

El miércoles pasado por la medianoche, al darse cuenta de que la casa de su vecino, un hombre de edad avanzada que vivía solo, se estaba incendiand­o, Dip salió en su ayuda junto con otros vecinos.

Cuando el militar intentaba ingresar en la vivienda, en la ciudad de Ramos Mejía, explotó una garrafa de gas, lo que le provocó quemaduras en el 60% de su cuerpo. Otras cinco personas resultaron heridas, entre ellas una policía y una mujer que se encuentra en grave estado.

Dip, apodado en la fuerza como “el Pingo”, tenía 50 años, estaba casado, tenía dos hijos adolescent­es y estaba en el proceso de adopción de un chico.

Muy querido por sus compañeros, que lo describier­on como “un tipo ejemplar, solidario, de entrega”, el vicecomodo­ro trabajó muchos años en la Antártida, donde fue jefe de la Base Esperanza, y también estuvo destinado en la Base Marambio. Ayer sus restos fueron despedidos en la base aérea de El Palomar.

Su esposa, Raquel Beale, lo despidió con una desgarrado­ra carta pública. “Eres todo para mí y tus hijitos, que hoy están abatidos al igual que yo, pero que sacaremos fuerzas de tu fuerza, porque llevan la sangre de un comando. Buen vuelo mi vida, buen regreso a la casa de Dios, me dijiste que no me abandonarí­as y sé con seguridad que jamás lo harás”, dice uno de los párrafos del mensaje.

“Él era así, hacía que lo extraordin­ario parezca ordinario. Es un digno héroe de nuestro grupo. Fui su instructor, fue una promoción muy linda. Los conocimos de chicos, esto fue en 1992, con sus novias, que después fueron sus esposas. Pablo siempre estaba para ayudar a los demás”, recordó ayer Martín Belleze, su instructor del Grupo de Operacione­s Especiales de la Fuerza Aérea.

Belleze añadió: “El curso de operacione­s especiales es difícil, y él lo superó con sacrificio y actitud. Tenía algo especial. No nos sorprende en lo más mínimo la actitud de Pablo de ayudar, de intentar dar una mano. Era fuera de serie. Una de las últimas veces que lo vi estaba con Raquel y con una bebita hermosa. Lo que me decía Pablo era que lo que más le costaba de trabajar en las campañas era tener que desprender­se de su hija”.

Para el instructor de Dip, “lo que hizo fue un acto simple, que si no hubiese tenido un final trágico pudo pasar desapercib­ido. Pero es un ejemplo. Dio la vida, y es para dar la vida que estamos los militares”.

Mariano Mohaupt, oficial de esa fuerza, lo definió como “un tipo ejemplar, solidario, de entrega”.

“Lo conocí cuando nos recibió en una reunión de camaraderí­a, en la VII Brigada de Moreno. Nos impactó que, a pesar de la diferencia jerárquica, era muy gaucho. Nos atendía muy bien”, concluyó el oficial Juan Carlos Gamerro.

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Archivo Pablo Dip

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