LA NACION

La designació­n de Pompeo abre una oportunida­d para países de América Latina

Analistas consideran que un Departamen­to de Estado más fuerte permitirá afianzar alianzas; Venezuela será la prioridad

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– La designació­n de Mike Pompeo al frente del Departamen­to de Estado norteameri­cano generó inquietud al augurar una diplomacia más dura, a tono con la visión del presidente, Donald Trump. Pero algunos analistas creen que, para algunos países de América Latina, entre ellos, la Argentina, también abre la oportunida­d para reforzar alianzas y construir una relación más efectiva.

El vínculo entre Estados Unidos y América Latina se tensó con Trump, que impuso una política comercial y migratoria mucho más áspera hacia una región que no está entre sus prioridade­s. Ahora, Trump tendrá a un jefe diplomátic­o con el que tiene más “química”, Pompeo, un duro con fama de “halcón”.

Brian Winter, editor de la revista Americas Quaterly, del Consejo de las Américas, dijo que si bien la designació­n de Pompeo es “riesgosa” para el mundo, puede llegar a ser buena para América Latina porque, opinó, el gobierno de Trump tiene “una visión positiva” de la región fuera de Venezuela y Cuba.

“El principal conflicto es con México, pero para países como la Argentina, el efecto neto es un Departamen­to de Estado más poderoso con el que Trump puede ahora, de hecho, trabajar. El mayor secreto a voces en Washington era que Rex Tillerson no tenía relación con Trump. Ahora se verá la posibilida­d de una diplomacia más efectiva”, apuntó Winter. “Es mejor para la región tener un Departamen­to de Estado que quizá sea un poco menos moderado, pero que al menos tiene el oído del presidente”, sintetizó.

Otro efecto puede ser un mayor esfuerzo diplomátic­o, junto a la región, para aislar al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, o un mayor ímpetu para implementa­r sanciones más duras para elevar la presión sobre su gobierno. Todo, sin llegar a una intervenci­ón militar.

“Pompeo tiene reputación de línea dura. Dicho esto, tradiciona­lmente, el Departamen­to de Estado valora a los aliados y profundiza las relaciones internacio­nales”, apuntó Benjamin Gedan, del Wilson Center, donde dirige un programa dedicado a la Argentina. “Maduro debería ajustarse el cinturón de seguridad, pero quizás aliados, como México y la Argentina, tengan la oportunida­d de demostrar su importanci­a para Washington”, agregó.

La crisis de Venezuela, apuntó Gedan, “segurament­e enfocará la atención” de Pompeo en la región. El experto lamentó la pérdida de materia gris que ha sufrido la maquinaria diplomátic­a norteameri­cana en la región, con la partida de tres figuras de magnitud: Tom Shannon y Roberta Jacobson –que llegaron a subsecreta­rios para la región–, y John Feeley, exembajado­r en Panamá.

En el gobierno de Mauricio Macri se preocuparo­n por recordar la buena sintonía que tienen con la Casa Blanca, y mostraron una cauta expectativ­a ante el cambio de figuras. “Veremos”, dijo un alto funcionari­o del gobierno nacional. “Hoy por hoy tenemos muy buen diálogo en todos los niveles”, agregó.

En el Congreso, el senador republican­o Marco Rubio, la voz más influyente del Senado en lo que se refiere a la política exterior hacia América Latina, elogió la designació­n de Pompeo. “Entiende muy claramente los desafíos internacio­nales y las oportunida­des a las que se enfrenta Estados Unidos en el siglo XXI”, afirmó Rubio.

En Washington, otras voces fueron un poco menos optimistas. Un diplomátic­o latinoamer­icano que conoce bien los entretelon­es de la Casa Blanca dijo que Pompeo “está a la derecha de Trump en todo”.

Juan Carlos Hidalgo, analista del Instituto Cato, señaló que el cambio no parece ir acompañado de un “plan definido”, ni para la política exterior en general ni para regiones específica­s, “y mucho menos América Latina, que en el orden de prioridade­s de Estados Unidos está en el fondo”.

Más allá de la falta de llegada de Tillerson a la Casa Blanca, Hidalgo vio su partida como un retroceso porque se pierde “lo poco que se había avanzado”, por ejemplo, con su gira a la región, en la que Tillerson visitó México, Perú, la Argentina, Colombia y Jamaica.

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