La figura que todos quisimos conocer
La tinta todavía puede leerse, cada vez más tenue sobre el papel ocre del fax guardado en un folio de plástico. Viene del Departamento de Matemática Aplicada y Física Teórica de la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña. Debajo de dos renglones de números telefónicos figura el remitente: S. W. Hawking, escrito a mano con letra redonda y clara. Está dirigido a mí (¡hace 26 años!) el 12 de junio de 1992. El mensaje es breve: “Lamento no poder ayudarla con su artículo. Di muchas entrevistas recientemente y en este momento deseo concentrarme en mis investigaciones”.
El fervor que despertó la última película sobre su vida me llevó a revisar mi historia personal de encuentros y desencuentros con el físico británico. A principios de los 90, Stephen Hawking ya era “el” personaje. Dadas las dificultades que imponían la distancia, la discapacidad y los requerimientos llegados de todas partes del mundo, casi lo había dado por inalcanzable. Pero cinco años después, inesperadamente, el secretario general de la Redacción de la nacion me llamó a su oficina para avisarme que al día siguiente viajaría a Santiago de Chile para ¡entrevistar a Hawking! Ya convertido en superestrella de la ciencia, era el orador principal de la Primera Conferencia de Santiago, Agujeros Negros y Estructura del Universo.
El 20 de agosto de 1997 amaneció soleado y con poco esmog. La ciudad estaba revolucionada y todos los medios lo mostraban entrando y saliendo de su hotel, acompañado por sus enfermeras y por su hijo Tim, que en ese entonces tenía 18 años.
Al Centro Mapocho, antigua estación ferroviaria diseñada por un discípulo de Eiffel, asistieron no solo el presidente Frei, sino también miles de personas de todas las edades súbitamente atraídas por el origen y el destino del universo. Poco después de las 18.30, la figura desgarbada de Hawking manejando su silla de ruedas y acompañado por la música de The Wall, de Pink Floyd, apareció en el enorme escenario flanqueado por dos gigantescas pantallas.
Aunque su charla estuvo salpicada de términos técnicos y repasó teorías difíciles de entender a las apuradas, la multitud deliró y lo aplaudió de pie durante un tiempo que pareció interminable. La entrevista fue luego, en el lobby del Hotel Radisson, en lo que los santiaguinos llamaban “la pequeña Manhattan”.
Verlo a pocos centímetros fue impactante: tenía la cabeza inclinada en una posición antinatural y un hilo de saliva se deslizaba por su barbilla. El diálogo, a través del sistema de computación que convertía en sonidos las palabras que seleccionaba en su pantalla con el único dedo que podía mover en ese momento fue complicado.
La enfermera Sara Reed muy a menudo sonreía por las ocurrencias que Hawking le escribía en la pantalla. Entre otras cosas, contó que Hawking trabajaba siete horas por día, nunca se quejaba, intentaba hacer lo que le gustaba y tenía un gran sentido del humor.
Hace algo más de dos años, sabiendo que viajaría a Cambridge por motivos familiares, volví a pedir una entrevista con él. No fue posible alterar su agenda. Pero un día, al levantar la vista mientras caminaba por una callecita que desemboca en el río Cam, creí advertir su figura. Estaba rodeado por sus enfermeras, que charlaban animadamente entre sí mientras empujaban la silla de ruedas. Por un instante, pensé en detenerlos. Los seguí a una discreta distancia, pero no me atreví. Una de las mentes más brillantes de la actualidad había terminado su jornada de trabajo y se dirigía a descansar. ¡Larga vida a Stephen Hawking!
Neil deGrasse Tyson astrofísico y divulgador “su partida deja una estela de vacío intelectual, pero más que en una ausencia, cabe pensar en una especie de energía en el vacío que impregna la trama del espacio-tiempo y desafía toda medida”
Martin Rees astrónomo “su nombre vivirá en los anales de la ciencia. sus libros ampliaron los horizontes cósmicos de millones de personas. y aún más personas alrededor del mundo se han inspirado en el ejemplo singular de una hazaña lograda contra todas las probabilidades, la manifestación de una fuerza de voluntad y resolución asombrosas”
Eddie Redmayne actor “Hemos perdido una mente realmente bella, un científico asombroso y el hombre más gracioso que haya tenido el placer de conocer”
Juan Martín Maldacena físico “tenía una fuerza de voluntad increíble para lograr sobreponerse a su enfermedad. todo lo cotidiano le llevaba mucho tiempo, pero a pesar de eso logró hacer contribuciones muy importantes a la física”
Theresa May primera ministra británica “fue una mente brillante y extraordinaria, uno de los grandes científicos de su generación. nos inspiran su valor, humor y tesón para aprovechar la vida al máximo. su legado no caerá en el olvido”
Mayim Bialik actriz “me uno a la comunidad global para lamentar la pérdida del físico más extraordinario de nuestra era”
Gabriela González astrofísica “tenía una intuición física maravillosa para pensar cosas nuevas. y pese a sus dificultades, seguía con interés la ciencia actual, continuaba haciendo ciencia y divulgándola”