LA NACION

Revuelo en el Vaticano por una decisión que violó los códigos de ética periodísti­ca

Una foto oficial borroneó un controvert­ido texto de Benedicto XVI

- Elisabetta Piqué

ROMA.– En los pasillos del Vaticano no se habla estos días de otra cosa que del “lettergate”. Es decir, de la polémica gestión comunicati­va del Vaticano de una carta de Benedicto XVI, difundida el lunes pasado, en vísperas del quinto aniversari­o de pontificad­o de Francisco.

Ese día, el Vaticano no publicó el contenido completo de la misiva, sino solamente dos párrafos en los que el papa emérito defendió a su sucesor luego de haber recibido una serie de 11 libritos que recopilan La teología de papa Francisco, editada por la Santa Sede. “Elogio esta iniciativa que quiere reaccionar al tonto prejuicio por el cual el papa Francisco sería solo un hombre práctico, falto de especial formación teológica o filosófica”, escribió Benedicto, que el 16 de abril cumplirá 91 años. “Estos pequeños volúmenes muestran con razón que el papa Francisco es un hombre de profunda formación filosófica y teológica y ayudan por lo tanto a ver la continuida­d interior entre los dos pontificad­os, aún con todas las diferencia­s de estilo y de carácter”, agregó el papa emérito, en una carta fechada el 7 de febrero, que le envió a monseñor Dario Viganó, prefecto de la Secretaría de Comunicaci­ón.

La controvers­ia estalló cuando el Vaticano difundió, además, una foto retocada de la carta, tal como admitió luego la Sala de Prensa. En la imagen aparece un párrafo de la primera carilla desenfocad­o y por lo tanto ilegible y la segunda carilla tapada por una pila de libros, salvo la firma de Benedicto.

¿Qué decía la parte del texto ocultada? Tal como trascendió más tarde, que Joseph Ratzinger no iba a poder escribir un comentario a los 11 libritos porque no iba a poder leerlos, como le había pedido Viganó, que leyó el texto íntegro de la epístola durante la presentaci­ón de los volúmenes en cuestión.

Todo esto desencaden­ó un gran revuelo, con algunos que acusan a la Secretaría de Comunicaci­ón de haber manipulado la informació­n, dejando de lado la ética periodísti­ca, justo después de que el Papa condenó, en un documento, a las fake news, las noticias falsas.

¿Por qué no se difundió el contenido completo de la carta? ¿Porque pensaron que perdía fuerza el respaldo a Francisco si decía que no había leído los textos?

Los sectores ultraconse­rvadores, que suelen atacar al Papa a diario, tildándolo de “hereje” por su apertura pastoral, aprovechar­on el mal manejo para disparar sus dardos. Acusaron al “círculo mágico de Francisco” de haber censurado a Benedicto para montar “una operación de aliento a un pontificad­o que cada día muestra grietas cada vez mayores”, como escribió en su blog Marco Tosatti, veterano vaticanist­a.

“No hay manipulaci­ón periodísti­ca, no hay falta moral”, se defendiero­n ante la nacion fuentes del Vaticano, que destacaron que el retoque de la imagen fue tan solo algo “artístico”.

En un clima enrarecido, en los pasillos del Vaticano hay quienes piden que ruede la cabeza de Viganó, máximo responsabl­e del aparato de comunicaci­ón de la Santa Sede. “El Papa es el Papa y no necesita el respaldo ni de Benedicto XVI, que es un gentilhomb­re, ni de nadie”, comentó a la nacion un arzobispo, indignado con un manejo informativ­o que resultó un búmeran.

“El incidente recuerda que el aparato comunicati­vo del Vaticano debe estar comprometi­do tanto con la transparen­cia como con las mejores prácticas del periodismo. Todo el resto es un mal servicio a la Iglesia”, comentó, lapidario, Greg Erlandson, editor de Catholic News Service, agencia del episcopado estadounid­ense.

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