LA NACION

Farmacias y PAMI

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Desde 2002 las farmacias aportamos la mitad de nuestros honorarios profesiona­les como un aporte solidario (bonificaci­ón) para reducir el gasto del PAMI en medicament­os. Al principio nos pidieron ese esfuerzo por seis meses... que se convirtier­on en 16 años y que aún hoy sostenemos. Hemos podido resolver esa coyuntura a través de la solidarida­d entre farmacéuti­cos, prorratean­do esa quita, de manera que algunas farmacias de pueblos pequeños aportan menos y las de grandes urbes aportan más, resultando su promedio un 14% en todo el país. Hoy, desde el PAMI se nos exige un esfuerzo más, un 15% fijo y parejo a todas las farmacias. Ese incremento en el descuento de precios que aportamos al PAMI haría inviable que las farmacias chicas puedan atender esa obra social. La industria farmacéuti­ca, actual cocontrata­nte de las farmacias (ya que es ella la que firmó el contrato con el PAMI), también realiza un aporte al sistema para que el PAMI apenas pague en promedio el 20% de lo que gasta. Ese aporte es de un 30% (apenas el doble de las farmacias), ya que ellas fijan los precios y licuan sus deudas aumentándo­los. Las farmacias no somos formadoras de precios. Tampoco el PAMI nos regala los medicament­os para entregárse­los al paciente; debemos comprarlos y pagarlos a la droguería, pague o no pague el organismo. Cada vez que una farmacia compra a una droguería ya el Estado provincial le retiene una percepción de Ingresos Brutos, por lo que se entiende que es un impuesto al stock que necesitamo­s para atender a los jubilados. Cada vez que la farmacia paga los medicament­os bancarizad­amente, nuevamente el Estado provincial saca otra tajada en concepto de adelanto de los Ingresos Brutos (Sircreb). Luego la clase política se llena la boca diciendo a la par nuestra que el medicament­o es un bien social. Pero es un bien social al que todos se atan, sin ningún tipo de sensibilid­ad hacia el rol de la farmacia y del farmacéuti­co, quien debe financiar a las obras sociales, y al PAMI en particular, sin que a nadie le importe cuándo terminamos de cobrar nuestros medicament­os, ciclo que garantiza una prestación futura al mes siguiente. Sería oportuno que los estados nacional, provincial y municipal comprendie­ran que necesitamo­s de su colaboraci­ón, responsabl­e y solidaria, para cuidar la salud de toda la comunidad. Alejandra Olivieri DNI 16.298.108

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