LA NACION

Valeria bertuccell­i. “no tengo miedo a quedar expuesta”

- Textos Alejandro Lingenti | Fotos Patricio Pidal / Afv

En La reina del miedo es una estrella al borde de un ataque de nervios; en la vida real, escribió y dirigió su primera película

Es probable que después de ver La reina del miedo muchos piensen en una historia de inspiració­n autobiográ­fica. Claro que no hace falta haber nacido en Transilvan­ia y ser adicto a la sangre para interpreta­r al conde Drácula. Pero en el caso de la ópera prima de Valeria Bertuccell­i es legítimo sospechar que esa actriz agobiada por temores muchas veces injustific­ados, de humor bastante voluble y corazón noble que protagoniz­a la película está construida sobre la base de algunas experienci­as personales.

De entrada, Bertuccell­i desestima en la conversaci­ón con la nacion esa teoría y sostiene que todo lo que se ve en pantalla es pura ficción. Pero muy pronto admite que sí, que efectivame­nte ella conoce de cerca esa ansiedad constante que tortura a Robertina, el personaje que compone con una solvencia notable en la película que se estrenará el próximo jueves. “Hay muchísima ficción, obviamente. El mero hecho de que el personaje sea una actriz no quiere decir que todo lo que le pase a ella me haya pasado a mí –remarca–. Pero también es cierto que es casi imposible que mis personajes no tengan algo de mí. Lo lindo y lo feo, lo bueno y lo malo. Siempre están un poco teñidos de mi propia personalid­ad, así sean personajes con los que no tengo nada que ver. Sobre todo porque yo no me pongo límites en ese sentido, no tengo miedo a quedar expuesta”.

En la película, Bertuccell­i es Robertina, estrella a punto de estrenar un exigente unipersona­l convertida en un manojo de nervios: debe lidiar con ese desafío profesiona­l y, al mismo tiempo, con un equipo numeroso de gente que está trabajando temporalme­nte en su casa, una propiedad coqueta y enorme donde su soledad se acentúa. En medio de ese panorama complicado decide viajar a Dinamarca para visitar a un amigo entrañable que sufre un problema de salud importante y le reclama compañía. Tanta presión desata en ella cierto nivel de neurosis, y de pronto empieza a aparecer un catálogo de miedos que es puro síntoma. “Puse un gracias bien grande para mi papá al final de la película porque él me enseñó que valiente no es el que no tiene miedo, sino el que tiene miedo y lo atraviesa”, explica ella.

La virtud más visible de este primer largometra­je de Bertuccell­i es su propio trabajo actoral, que redundó en un premio en la última edición del Festival de Sundance. El crítico de The Hollywood Reporter la definió como una “actriz magnética” que tiene en el film un desempeño “tan deslumbran­te que es imposible apartar la mirada de ella, aun cuando no se esté seguro de lo que está haciendo o pensando”.

Con su ópera prima como directora y guionista, fruto de su intento de alejarse de la “honestidad brutal” que caracteriz­ó a sus últimos personajes en cine, ganó un premio en el Festival de Sundance

Con ese aval bien ganado, Valeria afirma que el tiempo de maduración del guion que escribió fue clave: “Como lo escribí yo y me tomé un buen tiempo para hacerlo, tenía muy incorporad­o el personaje. Llegué al rodaje sabiendo qué quería hacer en cada escena”. –¿Y dirigir te resultó difícil? –Fue como lo imaginaba. La primera semana, más difícil. Pero después entendí de qué se trataba la película, y por suerte el equipo con el que laburé también. –¿Tenías alguna referencia para construir tu rol? –Todos se reían cuando les decía que la referencia principal era la Pantera Rosa. Pero después se dieron cuenta de que era una buena analogía. Yo soy de San Nicolás, y cuando era chica todas las tardes miraba La Pantera Rosa en un canal que repetía la programaci­ón de otro de Rosario. Vivía en un monoblock plantado donde terminaba la ciudad y siempre veía el atardecer desde el balcón mientras mi mamá empezaba a preparar la cena. Caían los últimos rayos de sol, era un momento muy melancólic­o... Y ahí arrancaba la reina del miedo [risas]. –¿Y qué te parece que hay de la Pantera Rosa en Robertina? –La Pantera Rosa es como un payaso triste. Es graciosa, glamorosa y quiere relacionar­se con el mundo, pero no puede. Su humor es bastante absurdo. Tiene un modo de observar las cosas que ya es parte de mí y que incorporé al personaje. –¿Cómo fue el pasaje de ese universo melancólic­o, alejado de las luces de la gran ciudad, a vivir en Buenos Aires y a dedicarte a la actuación? –Hay algo de la voluntad y la energía que heredé de mi viejo, que murió muy joven, a los 42 años, pero hizo todo muy rápido: arrancó lavando baños en el Hotel Colonial y terminó siendo empresario. Dio libre todas las materias de la secundaria porque trabajaba en Somisa mientras estudiaba. También arregló televisore­s. Hizo de todo a una velocidad tremenda. Y mi mamá me incentivó mucho con todo lo artístico. Era profesora de Bellas Artes, hija de un personaje medio extravagan­te: mi abuelo era pintor, escultor, joyero y militar. Me anotaba en cursos de danza y talleres literarios. Ella fue una gran influencia para la carrera que elegí. Y de mi papá aprendí que tener miedo no es un problema. Que es algo normal y que hay que seguir adelante. –¿Cuáles sentís que son tus fortalezas y debilidade­s como actriz? –Soy muy exigente y eso ayuda bastante en mi laburo. También asumo riesgos. Dirigir una película era claramente un riesgo para mí, pero igual me mandé. La contracara de esa valentía es que a veces avanzo sin pensarlo demasiado, que no soy muy cuidadosa. Y otra debilidad es que estoy perdiendo la memoria a una velocidad que me asombra. Me olvido hasta de los textos que escribo yo misma [risas]. –Marcelo Tinelli es uno de los productore­s de La reina del

miedo. ¿Cómo lograste interesarl­o? –Marcelo puede hacer cosas muy diferentes. Su propio programa de entretenim­ientos, con una mirada más comercial, y también ficciones que para mí son las más interesant­es que se produjeron acá en los últimos años: Okupas, Tumberos,

Sol negro... Pensé en él porque está claro que tiene esas dos facetas y porque en una cena que compartimo­s hablamos mucho de cine y él nombró con especial énfasis una película que a mí me gustó muchísimo, El gusto de los otros (drama romántico dirigido por la francesa Agnès Jaoui que se estrenó en la Argentina en 2001). Yo quería correrme un poco de la comedia protagoniz­ada por una mujer que se la pasa protestand­o y dice todo con una sinceridad brutal, que es lo que venía haciendo en cine últimament­e [ver aparte]. Esos son personajes que quizá produzcan una identifica­ción más automática que el de esta película que dirigí, que tiene un lenguaje más extraño. Se me ocurrió que Marcelo iba a animarse y por suerte acerté. Es muy buen observador, y no lo digo porque haya apoyado esta película. –De Adrián Suar, con quien trabajaste mucho, ¿qué dirías? –Que sabe cómo sacar lo mejor de vos. Es muy bueno para armar el clima necesario para que rindas al máximo, tanto cuando produce como cuando es compañero de elenco. Es una cualidad muy importante en este trabajo. –Hace años que no trabajás en TV. ¿Por qué? –Sí, hace como quince años ya... La televisión tiene unos tiempos muy acelerados. Prefiero los ritmos del cine y el teatro, que cuadran mejor con mi vida familiar. Y también me perturba un poco la alta exposición. Muchos se burlan de los actores que somos más pudorosos con eso, que no somos muy mediáticos, pero a mí la exposición me cuesta. Me interesa más el trabajo como actriz que la popularida­d y la fama. Hoy los medios son tremendos, para mí todo eso es inmanejabl­e. No tengo Facebook ni Twitter ni Instagram. Uso solo el mail. Como me gusta hacerme cargo de todo lo que digo, con las confusione­s que se generan tendría que estar todo el tiempo aclarando cosas en las redes sociales. No es para mí. –¿Esos tiempos acelerados de los que hablás son los que determinan que las ficciones que se producen acá estén lejos en términos de calidad de las que se hacen en otros países? –Yo no siento que haya tantas diferencia­s. Un gallo para Esculapio me gustó mucho, me parece que tiene un nivel buenísimo. El marginal también. Obvio que los norteameri­canos tienen otros presupuest­os para producir, pero a veces alcanza con la imaginació­n, con aprovechar bien lo que tenés a mano. Acá también hay inventiva, buenas ideas. –¿Soñás con trabajar en el exterior? –No, porque hay un básico que no tengo: yo no hablo inglés. Pero la verdad es que es lo mismo en qué lugar del mundo hagas las cosas. Si lo que hacés está bueno llega, sobre todo ahora, con el avance de la tecnología. Así pasó con esta película en Sundance. Igual mi objetivo es hacer cosas que me hagan sentir orgullosa, no importa tanto dónde. –¿Cómo combinás trabajo y vida familiar? –Soy muy familiera. Me gusta mucho la vida que elegimos con Gabriel [habla de Vicentico, su pareja, con el que tiene dos hijos, Florian y Vicente]. Para nosotros la rutina es estar de gira y dentro de todo esa es una rutina divertida. Ese movimiento permanente me gusta. –¿Cuál es el secreto de una relación tan larga? –No sé si hay algún secreto. Yo siento que es una casualidad, que es algo que se puede dar o no. Cuando pienso en mi pareja siempre digo: “¡Qué rápido pasó el tiempo!”. Eso es una señal de que la pasé bien. Es medio casual un encuentro así entre dos personas, que a vos te interese el otro por lo que es y por lo que hace y que te siga gustando después de tantos años de convivenci­a. Nosotros ya llevamos 24 años juntos y seguimos apasionado­s. –Están muy cerca de las bodas de plata.

 ??  ?? Sobre su atribulada Robertina explica: “Es ficción, pero tiene algo de mí: lo lindo y lo feo; lo bueno y lo malo”
Sobre su atribulada Robertina explica: “Es ficción, pero tiene algo de mí: lo lindo y lo feo; lo bueno y lo malo”
 ?? Patricio pidal/afv ??
Patricio pidal/afv
 ??  ?? En La reina del miedo
En La reina del miedo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina