Ünder, con la venia de Turquía
todos los caminos que condujeron a Cengiz Ünder a Roma, con la misma velocidad con que el delantero turco de 20 años asombra en la cancha, no fueron casuales. Tanto su formación, como el descubrimiento y la explosión goleadora en el equipo giallorosso, tuvieron el respaldo de ámbitos que potenciaron su consistencia mental, el poder de aceleración natural y las destrezas de su pierna izquierda. El “Nuevo Salah” constituye el ejemplo más emblemático del proyecto del Altinordu FK. Un club atípico que, ubicado en el cuarto puesto de la segunda división de Turquía, y mediante la gestión Seyit Mehmet Ozkan, persigue el sueño de presentar, en la temporada 19/20, un conjunto compuesto totalmente por jugadores de inferiores.
El presidente de la institución ubicada en Esmirna, a 450 kilómetros de Estambul, que aspira a participar en una competición europea en 2023, prefiere utilizar el término “escuela vocacional” en lugar de cantera, ya que la enseñanza no sólo se limita al aspecto deportivo. “Buenas personas, buenos ciudadanos y buenos futbolistas” es el slogan de una organización que, en uno de los cuatro predios que posee en las cercanías del Mar Egeo, hasta tiene una granja con diversidad de plantaciones y animales, donde los chicos deben cumplir actividades a diario. Allí también creció Caglar Soyuncu (21), zaguero central de Friburgo, quien con el delantero de Villarreal, Enes Unal (20), el mediocampista de Celta, Emre Mor (20), y, por supuesto, el atacante romanista, conforman el recambio ansiado y necesitado por un seleccionado que hace cuatro ediciones que no asiste a una Copa del Mundo. En definitiva, la juventud es el divino tesoro de Turquía, un país con 80 millones de habitantes y con el menor promedio de edad en Europa. No conviene perder de vista que el 25 % de la población no supera los 14 años.
Todo le continúa pasando muy rápido al “Dybala del Bósforo”, desde que, a mediados de 2017, optó por la Serie A y descartó la propuesta de Manchester City. Lejos quedó la imagen de su tímida llegada al Aeropuerto de Fiumicino, casi en soledad, sin familiares ni la típica comitiva de amigos. Detectado por el ojo biónico del director deportivo Monchi, apadrinado por Francesco Totti, y adquirido al Basaksehir, en alrededor de 14 millones de euros, atravesó un primer semestre irregular, en el que no tuvo acción en la etapa de grupos de la Champions League. Debutó ante Shakhtar Donetsk, en Ucrania, y conquistó un tanto decisivo en la eliminatoria que colocó al conjunto italiano, luego de una década, en los cuartos de final.
El resonante presente lo ha transformado en un obvio centro de atención, en el que cada gesto puede ser estudiado, interpretado y evaluado con diferentes ópticas. La celebración del segundo gol a Benevento, realizando la venia militar, fue criticada por aquellos que se oponen a la intervención de las tropas turcas en Afrin, Siria, y aprovechada, como muestra de apoyo, por el Ministro de Deportes, que posteó la foto del festejo en Twitter con un texto de felicitación.
En contraposición, una ex gloria del fútbol otomano ya ha sufrido el encono y la intolerancia del presidente Erdogan. A Hakan Sükür, héroe de bronce en el Mundial de Corea/Japón, exdiputado nacional por el partido político oficialista y renunciante al cargo tras denunciar casos de corrupción, lo acusaron de tramar un golpe de estado con el teólogo islámico Fethullah Gülen. Una orden de arresto, emitida en agosto de 2016, inculpándolo de “pertenecer a una banda terrorista”, significó el empujón final hacia el exilio. El autor del gol más rápido en la historia mundialista vive hoy en Palo Alto, California, y atiende su cafetería, “Tuts Bakery”.
Mientras tanto, al joven Ünder, en tiempos de fama incipiente, no hay nadie que no quiera invitarle un ristretto en la Ciudad Eterna.