LA NACION

La millennial de voz aniñada que siente que llegó su momento de brillar

- Dolores Moreno LA nACIOn

Cantante, actriz y modelo, hija de Catherine Fulop y Osvaldo Sabatini, cumple su sueño de presentars­e con su banda en el festival

Oriana Sabatini habla de negocio, de letras que pegan, de producto. Es, como toda millennial, una persona que no tiene pruritos en reconocer que quiere triunfar en el mundo con su música; tampoco en aceptar que lo que alguna vez fue un sueño se convirtió en un trabajo. Y, como todo trabajo, tiene su lado poco lúdico, donde todo se traduce en billetes. En poco tiempo, hace menos de un año presentó su primer sencillo, “Love Me Down Easy”, en la apertura de ShowMatch, y logró posicionar­se entre las artistas pop locales. Aunque en comparació­n de Lali Espósito –quien también fue una chica Cris Morena, pero después despegó sola y apostó por letras en español y producidas por ella– o Tini Stoessel –la chica Disney que se convirtió en boom tras ser Violetta y tiene un público internacio­nal que apoyó con igual entusiasmo su carrera como solista–, lo de la hija de Osvaldo Sabatini y Catherine Fulop fue un tanto ambicioso. Tras dos temporadas en Aliados, viajó a Los Ángeles a grabar tres temas en inglés y con la colaboraci­ón de MDL, un productor norteameri­cano que trabajó, entre otras figuras, con Justin Bieber. Tras su debut siguieron dos shows como telonera, primero de Ariana Grande y más tarde de Coldplay.

“Es lindo que nos den la oportunida­d a los artistas que recién empezamos. Yo no sé si el público de Coldplay es el mismo que escucharía mis canciones, que son supermegap­op, más aniñadas. Pero me recibieron increíble”, cuenta sentada en un bar palermitan­o.

Hoy, a las 15.05, se presenta en Lollapaloo­za y, meses antes de hacer su primer show, en Vorterix, que será el próximo 5 de mayo. “Siempre paso por el Hipódromo de San Isidro y digo: «Qué locura cuando me toque a mí entrar para dar mi show». El año pasado fui como espectador­a y ahora ser una de las artistas invitadas es una locura, lo digo y no me parece real”. Si bien cuenta las horas para que llegue el momento, siente que nunca tiene demasiado tiempo para ensayar y que la noche antes del Lolla, cuando se presentará con su banda –un trío que se compone de un guitarrist­a, un baterista y un DJ–, segurament­e no va a poder de dormir.

Su afición por el arte empezó cuan- do era chica, pero no escribía canciones, sino más bien ensayos personales. Sus padres siempre supieron lo que quería ser, dice, pero son los más sorprendid­os al ver la reacción de la gente y también cuando la escuchan cantar. Ambos están contentos con la carrera de su hija, quien asegura que es “su momento”: no está en pareja, no tiene mascota, no quiere cambiar el auto y tampoco comprarse un departamen­to; solo quiere viajar, otra de sus grandes pasiones. Europa, África y Japón están en la mira. La modelo, que hace tiempo es la cara de nike, repite un sinfín de veces las palabras “quizás” y “tipo”. Este año cumple 21 y vive con sus papás, a quienes, cuenta, nunca les interesó la música. “Tengo un montón de cosas que compuse de chiquita. Componía por componer, no pensaba mucho en que tenía que ser una canción que también esté buena para la gente y no solamente para mí”, cuenta, mientras agrega que sueña con escribir un libro.

Si bien la vocación la tuvo desde aquella época en la que vivía frente al espejo cantando y bailando, primero apostó por la actuación en Aliados (2013). Ahora que ya lanzó dos canciones más (“Stay Or Run” y “What U Gonna Do”) y tiene tres más que grabó en Los Ángeles, a donde viaja cuando tiene tiempo y graba temas, está más cerca de cumplir su sueño. “nunca me imaginé haciendo otra cosa. Pero tardamos tanto en sacar la primera canción y en elegir a las personas correctas que para el momento de sacarlo lo único que quería era que mi música esté ahí en el mundo. Por suerte la repercusió­n en las personas fue mucho más de lo que me esperaba”, suma. El disco aún no está terminado: le quedan otros viajes a Los Ángeles y cuando haya suficiente­s canciones llegará su álbum debut.

Mientras los primeros temas fueron menos sentidos y más infantiles, la segunda tanda contó con una mirada más personal. “Pasó de todo y dije: «Yo sé de qué quiero escribir»”. Su ex novio Julián Serrano le había roto el corazón y eso era materia suficiente. Además les dedicó un tema a las mujeres, para que “se sientan fuertes e independie­ntes”. “Hay palabras que pegan más, eso está bueno. Pero me encanta componer porque tenés una historia que contar y esa canción es como tu bebé. Después si le va bien es como el doble de satisfacci­ón haberla escrito vos”, dice. Y asegura que cantar en inglés es algo que tiene que ver con la fonética y también con que quiere dirigirse a un público global. “En español hay muchas conjugacio­nes y las palabras son más complicada­s, suenan más duras. Pero amo escribir en castellano al igual que en inglés. Si supiera italiano y francés, escribiría en italiano y francés. En el idioma que sepa voy a tratar de escribir porque creo que te abre puertas al mundo”, explica.

Las dudas a veces la aquejan cuando lee comentario­s en las redes sociales. A pesar de ser millennial no se siente muy afín a esos espacios. “Las redes sociales forman una parte de lo más malo que podría tener esta sociedad. Los artistas estamos muy expuestos. Entonces, como podés hablar mal tan abiertamen­te de alguien, tenés que estar muy bien mentalment­e y repreparad­o. nadie te prepara para eso en la vida, nadie te prepara para ser papá, nadie te prepara para que 800 personas te estén bardeando por Twitter porque sí, porque pueden hacerlo”, dispara.

Tampoco disfruta de la otra parte de ser una incipiente ídola pop. “La música pop no es solo la música, es la imagen, el producto. Todo es un contrato, hay plata de por medio. Mi sueño no pasó nunca por la plata ni por el negocio. Cuando todo se pone serio, hay que contratar: pelo, make up. no es que podés hacer un show, salís al escenario y cantás. Los preparativ­os te causan un montón de estrés. A veces lo pasó remal por esas cosas, porque me gusta estar en todos los detalles. Soy bastante exigente”.

Para Oriana, quien tuvo que terminar el último año de colegio por Internet, es una buena noticia que existan mujeres haciendo música. Y si bien hay gente que quiere generar rivalidad, ella tiene una excelente relación con sus colegas. O al menos eso enuncia. “Admiro a todas las artistas argentinas que se animan a serlo, tengan la edad que tengan, canten lo que canten, escriban en el idioma que escriban. Creo que está buenísimo y está buenísimo que nos apoyemos entre nosotras porque estamos juntas en esto. Es reimportan­te que todas nos banquemos”. Dice que las sigue a todas y que cada una tiene su propio estilo. Conoce a Tini Stoessel desde chica porque es amiga de su hermano y tienen amigos en común. Sigue a Lali, con quien trabajó años atrás. También suma al núcleo a Jimena Barón y a Ángela Torres. “Son mujeres refuertes. Decir que son argentinas y que les va bien es un orgullo. Ver esa figura de la mujer, por así decirlo, empoderada, independie­nte o fuerte es lindísimo”. Y si bien duda de si es feminista, termina admitiendo que sí y que está de acuerdo con todo lo que apoya el movimiento. También está a favor del debate en torno al aborto. “Creo que algunas mujeres tienen derecho a tener otras opciones y no morir haciendo un aborto ilegal o vivir teniendo miles de hijos que no pueden mantener”, opina.

“Canto en inglés porque en español las palabras suenan más duras y complicada­s”

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Pablo franco “El año pasado fui como espectador­a; tocar hoy es irreal”, dice

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