LA NACION

Vientos purificado­res sobre América Latina

La presión social o judicial contra los funcionari­os corruptos ha crecido en muchos países de la región como consecuenc­ia, en buena medida, de las ramificaci­ones del caso Odebrecht

- Alberto Armendáriz

LriO DE JANEIRO a Argentina, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Perú, república Dominicana, Venezuela… Las investigac­iones de la brasileña Operación Lava Jato, que comenzaron en 2014 y tuvieron como eje el esquema de sobornos dentro de Petrobras, se expandiero­n a lo largo de América Latina a fines de 2016, cuando la compañía Odebrecht –pieza clave en la trama– reconoció ante las autoridade­s judiciales de Brasil, Estados Unidos y Suiza que había pagado jugosas coimas en una docena de países. Como legado positivo, el escándalo llevó a que en toda la región, en mayor o menor medida, haya aumentado la presión social y judicial contra la corrupción.

“El Brasil de hoy ya es otro; la América Latina de hoy es otra”, dijo a el exprocurad­or general la nacion brasileño rodrigo Janot, que, a la cabeza del Ministerio Público Federal desde 2013 y hasta septiembre pasado, supervisó el proceso judicial anticorrup­ción que sacudió a Brasil y sigue estremecie­ndo a la región.

Alejado de la Procuradur­ía General de la república, Janot pasa ahora sus días entre las clases que imparte en la Universida­d de los Andes, en Bogotá, sobre técnicas de combate a la corrupción, y las conferenci­as que brinda en varios países para propagar el alcance de la Lava Jato en la re- gión. Las lecciones de su experienci­a en Brasil pueden ser resumidas en tres pilares fundamenta­les: un Ministerio Público y un Poder Judicial fuertes, autónomos e independie­ntes; una prensa libre con capacidad de investigac­ión, y una ciudadanía activa que exija que los funcionari­os públicos rindan cuentas.

“Hay otro elemento importante sobre el que en Brasil todavía estamos aprendiend­o y, al igual que los otros países latinoamer­icanos, también nos queda mucho por evoluciona­r: el cambio en nuestros sistemas políticos arcaicos, podridos, fallidos. Si no hay una reforma política profunda para que el sistema deje de favorecer la corrupción, seguiremos saltando de escándalo en escándalo cada tanto”, advirtió al destacar la resistenci­a de la clase política –en el Poder Ejecutivo y en el Congreso– para garantizar la impunidad.

Así ha sucedido con recientes investigac­iones que involucran a miembros de los actuales gobiernos de Brasil (Michel Temer), México (Enrique Peña Nieto), Colombia (Juan Manuel Santos) y Perú (Pedro Pablo Kuczynski). Pero los esfuerzos por blindar a los funcionari­os acusados parecen ya tener un alto costo electoral: de cara a los próximos comicios presidenci­ales en Colombia (mayo), México (julio) y Brasil (octubre), los candidatos oficialist­as no logran remontar en las encuestas.

“En México, aunque la sociedad civil está desarticul­ada y no ha sido contundent­e en su reclamo contra la corrupción, sí hay indignació­n por las denuncias de sobornos de Odebrecht y por cómo el gobierno ha evitado que se investigue­n”, señaló Salvador Camarena, director general de investigac­ión periodísti­ca de la organizaci­ón no gubernamen­tal Mexicanos Contra la Corrupción y la impunidad, para quien el país sufre un proceso de involución en los órganos autónomos que deberían ser contrapeso de los poderes y velar por la transparen­cia. “El gobierno los controla mediante su política de cuates y cuotas, o directamen­te los deja vacíos, como sucede desde hace seis meses con la Procuradur­ía General de la república. La prensa no puede sola, debe haber investigac­iones judiciales”, subrayó.

Más allá de las particular­idades de cada país, un aspecto esencial del renovado combate a la corrupción en América Latina también ha sido la cooperació­n judicial internacio­nal, que antes solía quedar en mera retórica. Ahora, gracias a un marco global como la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción (2003), que prevé procedimie­ntos muy concretos de cooperació­n entre jueces y fiscales, las autoridade­s judiciales latinoamer­icanas pudieron compartir informació­n sobre las prácticas irregulare­s de Odebrecht y otras constructo­ras brasileñas en el exterior, y sobre las cuentas bancarias en Suiza en las que se escondía el dinero de coimas y desvíos.

“No podemos cantar victoria aún, tenemos mucho camino por delante, pero es la primera vez en la historia de América Latina que hay tantos personajes de alto nivel político procesados, detenidos o condenados”, apuntó el peruano Diego GarcíaSayá­n, relator especial de Naciones Unidas para la independen­cia de Jueces y Abogados, exministro de Justicia y de relaciones Exteriores de su país, y expresiden­te de la Corte interameri­cana de Derechos Humanos. “Para la región, eso es una suerte de revolución democrátic­a y purificado­ra”, añadió.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina