LA NACION

Exámenes de riesgo con poco tiempo para trabajar

- Claudio Mauri

Ciro Inmobile es el goleador del calcio, por delante de Icardi, Dybala e Higuaín. El delantero de Lazio no logró convertir en la serie ante Suecia que dejó a Italia fuera del Mundial, pero el viernes puede poner a prueba a la zaga central que elija Sampaoli en el primero de los dos amistosos. Mientras la Azzurra trata de salir de la conmoción de no estar en Rusia, la Argentina intenta darle contenido y sustento a su ilusión.

En medio de la incertidum­bre por una situación a la que se había desacostum­brado (faltará a un Mundial por primera vez en los últimos 60 años), Italia todavía no se embarcó en una renovación profunda. Respetuosa de sus referentes, en la convocator­ia están Buffon, Chiellini y Bonucci para hacer la transición generacion­al. Al margen de Rusia, la historia y el gen competitiv­o siempre mantienen a Italia en un lugar central dentro del mapa futbolísti­co global. Ni aun descompues­ta a Italia se la puede desestimar.

Del ensayo ante una selección en reconstruc­ción, la Argentina pasará a enfrentars­e con otra que está mucho más entera. España tiene en claro una idea de juego y a sus intérprete­s. La clase de adversario que puede dejar más expuesto a uno que está en fase de experiment­ación, como la Argentina.

Los desafíos se acumulan para Sampaoli en la recta final al Mundial. Por un lado debe lidiar con el escaso tiempo de trabajo que hoy limita a todo entrenador de un selecciona­do. Su caso representa una restricció­n mayor porque aún no lleva un año en el cargo. Demasiado poco, más allá de que Messi pueda ser una solución mágica para algunos problemas concretos.

Sampaoli debe cuadrar una delicada ecuación. Lo que pueda sumar en entrenamie­ntos, conocimien­to de los jugadores y transmisió­n de un estilo necesita probarse en amistosos. Pero si todo aquello se hace contra reloj, a las apuradas, el riesgo es recibir un cachetazo público como la derrota 4-2 ante Nigeria en el último amistoso. Sobre esta disyuntiva, César Menotti escribió recienteme­nte que disputar estos partidos “son experienci­as que no aportan demasiado, quitan tiempo de entrenamie­nto para el desarrollo de una idea”. Menotti dijo que le transmitió personalme­nte este pensamient­o a Sampaoli, que compartió su argumento.

Son de vieja data estas complicaci­ones de los DT de selección. Arrigo Sacchi asumió en Italia en 1991, dos años y medio antes del Mundial, y contó a lo que debió adaptarse: “Era un entrenador virtual de un equipo virtual. Era como un eunuco en medio de un harén de hermosas mujeres. Lo tenía todo, pero me faltaba el trabajo cotidiano. En la selección se necesita una gran paciencia”. Quizás este consejo a Sampaoli le sirva tanto como el de Menotti.

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