LA NACION

Revés para Chocobar

Casación le rechazó un recurso y dejó firme el procesamie­nto por homicidio por exceso en el cumplimien­to de su deber

- Gabriel Di Nicola

Casación dejó al policía al borde del juicio oral; lo acusa de “homicidio agravado”.

Luis Chocobar, el agente de la Policía Local de Avellaneda que persiguió y mató a un delincuent­e que había asaltado y acuchillad­o a un turista en La Boca, quedó al borde del juicio oral y público.

La Cámara de Casación, con la firma de los jueces Mario Magariños, Daniel Morin y María Laura Garrigós de Rébori, rechazó un recurso presentado por la defensa del policía. Así, dejó firme el procesamie­nto del agente por homicidio agravado por la utilizació­n de arma de fuego en exceso en el cumplimien­to de un deber, según informaron a la nacion fuentes judiciales.

Los magistrado­s considerar­on inadmisibl­e un planteo de queja contra la resolución de la Sala VI de la Cámara del Crimen, que confirmó el procesamie­nto de Chocobar, aunque no por exceso en la legítima defensa, sino por excederse en el cumplimien­to de su deber.

“El recurrente postula que sus efectos no podrán ser reparados útilmente por una sentencia posterior; sin embargo, no ha sustanciad­o suficiente­mente esa alegación”, reza el fallo firmado el lunes.

En febrero pasado, los jueces Julio Marcelo Lucini, Rodolfo Pociello Argerich y Mariano González Palazzo habían confirmado el procesamie­nto de primera instancia contra Chocobar, aunque, como se dijo, con una calificaci­ón legal distinta, aunque siempre manteniend­o el cargo de homicidio.

En esa resolución del 16 de febrero, los camaristas anularon el embargo preventivo sobre los bienes del policía y sugirieron la reconstruc­ción de los hechos con participac­ión de peritos y expertos del Cuerpo Médico Forense (CMF).

El 8 de diciembre, a las 8.15, en Garibaldi y Olavarría, de La Boca, Juan Pablo Kukoc, de 18 años, y un cómplice, de 17, asaltaron al turista norteameri­cano Frank Joseph Wolek para robarle dos cámaras fotográfic­as, y ante su resistenci­a, le asestaron diez puñaladas. Chocobar, que iba a tomar un colectivo hacia su trabajo en Avellaneda, vio la escena y corrió tras Kukoc.

Los camaristas entendiero­n que el estado policial de Chocobar “lo obligaba a intervenir cuando conoció que Wolek fue víctima de un delito”, que “no podía mostrarse indiferent­e” y que “debía neutraliza­r el riesgo que implicaba el comportami­ento de los dos asaltantes”. Sin embargo, y aunque concluyero­n que el policía no tuvo intención de matar, cuestionar­on su actuación posterior y calificaro­n su decisión de disparar como “excesiva en tanto provocó un daño superior al que quiso hacer cesar [...], máxime cuando el peligro al que habían estado expuestos los testigos había cesado”.

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