LA NACION

Un país en el que se instala el clima de “que se vayan todos”

- el escenario Carlos E. Cué EL PAíS

Perú se ha instalado en una profunda crisis de credibilid­ad en la que crece el mensaje antipolíti­co de “que se vayan todos”.

Mientras la ciudadanía muestra su indignació­n en Perú, la izquierda de Verónika Mendoza pide “cambiar un sistema podrido” y convocar elecciones, una exigencia a la que se suman otros grupos pequeños. Pero nadie quiere ir a las urnas en este ambiente explosivo y el escenario más probable parece el de un gobierno muy débil de Vizcarra durante los tres años de legislatur­a que quedan. Con un Parlamento dominado por los fujimorist­as, Perú parece condenado a la inestabili­dad permanente.

Perú no se está hundiendo. La economía marca un crecimient­o algo más suave que en los últimos años, 2,5% anual, pero las cifras son positivas de forma ininterrum­pida desde hace 19 años, hasta el punto de que se hablaba del milagro peruano. Y sin embargo la política peruana es una de las peor valoradas de la región; en las calles de Lima la gente reclama que dimitan todos y el título principal de La República, de centroizqu­ierda, evidencia el ambiente irrespirab­le que se vive en el poder: “Medio país pide que se vayan todos”. La encuesta que lo sostiene señala que el 49% de los peruanos respaldan que ambos vicepresid­entes renuncien y que se convoquen elecciones.

Entre carteles de “que se vayan todos los corruptos”, Mendoza, líder de la izquierda cuyos votos fueron claves en 2016 para que ganara Kuczynski, mostró la gravedad del momento. “Nuestra clase política tradiciona­l ha hecho de nuestro Estado un botín. PPK no es una víctima, se va por corrupto e inmoral. Necesitamo­s una transición democrátic­a, la de 2000 [tras la caída de Fujimori] fue incompleta. Llamamos a todos a recuperar nuestra patria”. La calle no ha estallado, el ambiente parece tranquilo, pero había manifestac­iones importante­s convocadas en Lima a la espera de Vizcarra, quien llega hoy desde Ottawa.

“Perú no se ha recuperado de la destrucció­n del sistema de partidos que hizo Fujimori en los 90. Antes de que llegara había tres grupos, izquierda, centro y derecha. Ahora solo hay organizaci­ones personalis­tas, pragmática­s, sin ideología, muy débiles. Hay mucho aventureri­smo. Y por eso cuando alguien pierde el poder puede acabar en la cárcel, como Ollanta Humala, porque no tiene un partido para defenderlo. Ahora vamos a tener un presidente como Vizcarra completame­nte solo, va a tener que hacer milagros”, explica el analista Martín Tanaka.

Todos asumen que hay que cambiar el sistema, aunque nadie sabe bien cómo hacerlo con un Parlamento desacredit­ado y dominado por un fujimorism­o dividido y con ganas de venganza por su derrota en 2016 por solo 40.000 votos. “Pensando en el 2021 en adelante, queremos presentar una propuesta como bancada: una asamblea constituye­nte en paralelo, sin desactivar el Congreso actual. Hemos tenido una discusión para reformas políticas y un proyecto de ley multiparti­dario, con miembros del propio fujimorism­o, y el fujimorism­o las bloqueó”, sentencia Gilbert Violeta, congresist­a de Peruanos por el Kambio, el partido que seguirá de momento en el poder aunque nadie sabe por cuánto tiempo, porque Perú devora a toda velocidad a sus políticos y ahora le toca sufrir ese trágico destino al nuevo e inesperado presidente. © El País, SL

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