LA NACION

El PAMI acordó con los laboratori­os extranjero­s y negocia con los nacionales

Las multinacio­nales firmaron un nuevo convenio con precios máximos; los locales rechazan la propuesta

- Santiago Dapelo

Una a favor. La otra, en contra. Así cerró el PAMI un intenso día de negociacio­nes con las cámaras que representa­n a los laboratori­os. En medio de la puja, el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionado­s (Inssjp) firmó un nuevo convenio para la compra de medicament­os con Caeme, que representa a las empresas multinacio­nales.

Pero aún persiste la discusión con la Cámara Industrial de Laboratori­os Farmacéuti­cos Argentinos (Cilfa) –laboratori­os nacionales–, que rechazó el acuerdo con “precios máximos”. Por ahora esta diferencia es insalvable y el convenio, que finaliza el 31, se encamina a concluir sin renovación. Según datos oficiales, el cambio representa­ría un 20% de ahorro por año para el PAMI, unos 6500 millones de pesos.

Como publicó ayer LA NACION, los laboratori­os nacionales, en su carta al director ejecutivo del PAMI, Sergio Cassinotti, afirmaron que “la pretensión de incluir cláusulas con precios máximos se encuentra reñida con el régimen constituci­onal vigente en nuestro país y se vincula innecesari­amente con experienci­as negativas de nuestro pasado reciente”. Y agregó: “Nuestra oferta de otorgar descuentos adicionale­s para compensar aumentos del precio de venta al público que superen el 70% de la inflación les otorga al Inssjp y a sus beneficiar­ios previsibil­idad sobre la evolución futura de los precios y a la industria sobre el flujo de fondos”.

Si bien desde el instituto manifestar­on que ayer continuaro­n las reuniones con los representa­ntes de Cilfa, desde esa cámara aseguraron que ese encuentro no existió y que no los convocaron para intentar acercar posiciones. Mientras tanto, el reloj corre y a fin de mes se vence el acuerdo.

Los negociador­es del PAMI y del Gobierno lograron ayer dividir a las cámaras del sector. Así, cerraron un nuevo convenio para la compra de medicament­os con los laboratori­os extranjero­s. Como pretendían en la Casa rosada, el nuevo acuerdo bajará un cinco por ciento el valor de los remedios; no habrá más acuerdos cartelizad­os, sino que serán tratos individual­es con los laboratori­os, y lo más importante: se fijará un techo de precio.

El problema surge con la imposición de los precios máximos por droga, ya que según el convenio que busca suscribir el gobierno nacional, su análisis y su definición serán potestad de PAMI. El temor de los laboratori­os nacionales es que los “topes” establecid­os por PAMI se extiendan a las otras obras sociales, desde la bonaerense IoMA hasta las prepagas. Además, con la modificaci­ón que alcanzó ayer, el instituto, principal comprador de remedios del país con un 40% del mercado, recuperó la capacidad de negociació­n y de control sobre parte del mercado.

“Hemos puesto el máximo esfuerzo del conjunto de los asociados para llegar a un resultado acorde con las necesidade­s de las prestacion­es establecid­as en los parámetros del acuerdo. Se lograron consensos relevantes que profundiza­n la cooperació­n, a favor de una mayor eficiencia y sostenibil­idad integral de la actividad”, afirmaron desde Caeme.

Dentro del Gobierno creen que el acuerdo con la Cámara Argentina de Especialid­ades Medicinale­s (Caeme), que agrupa a las compañías farmacéuti­cas y biofarmacé­uticas de innovación establecid­as en el país, sube la presión sobre los laboratori­os nacionales, que rechazan de plano los “precios máximos”.

Los representa­ntes de Cilfa ayer se mostraron “dispuestos a hacer un esfuerzo económico adicional a fin de contribuir a mejorar la situación financiera” del PAMI como así también “contribuir a disminuir el gasto en medicament­os de los afiliados”. Pero descartaro­n la posibilida­d de aceptar los precios ponderados tal como pretende el Gobierno. Y deslizaron que el nuevo convenio de los laboratori­os extranjero­s “pone en riesgo a la industria nacional”. También sostuviero­n que con el nuevo modelo que busca imponer el Gobierno “van hacia la concentrac­ión” que mejoraría la posición dominante que hoy tienen las cadenas de farmacias y ponen un manto de sospecha sobre el rol de uno de los hombres fuertes del Gabinete, Mario Quintana, ya que el funcionari­o conserva el 3% de las acciones de Farmacity, la cadena de farmacias que mantiene históricam­ente una tensa relación con los laboratori­os.

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