LA NACION

El frío, clave para frenar el avance de la fiebre amarilla

Así lo proyecta para la Argentina un informe regional

- Fabiola Czubaj

“El cambio de la temperatur­a esperada para el otoño podría retardar la velocidad de la diseminaci­ón geográfica a partir de ahora y hasta junio”, anticipa un informe sobre la epidemia de fiebre amarilla en la región. El documento, que difundió anteayer la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS), resume la situación de la infección en los siete países de América Latina que están notificand­o casos.

En nuestro país, el Ministerio de Salud de la Nación informó este lunes que desde el 19 del mes pasado se confirmaro­n cuatro casos: son turistas que volvieron con síntomas luego de visitar islas y otras zonas turísticas de los estados de San Pablo y Río de Janeiro. Dos son residentes de la ciudad de Buenos Aires y otros dos, de la provincia de Buenos Aires.

Anteayer, las autoridade­s sanitarias de Neuquén confirmaro­n que en un centro privado de esa ciudad había muerto un hombre de 69 años tras regresar de sus vacaciones en Río de Janeiro, entre otras áreas del país vecino. Los primeros estudios revelaron la infección, que ayer debía confirmar el laboratori­o nacional de referencia para fiebre amarilla de Pergamino. Según trascendió, el hombre no estaba vacunado porque cuando quiso hacerlo, se lo desaconsej­aron por la edad.

En el informe que difundió la OPS se alerta sobre un avance de los brotes epidémicos en monos (epizootias) hacia el sudoeste del estado de San Pablo en las últimas semanas. Los monos aulladores o carayás actúan como centinela de esta enfermedad en el ciclo de transmisió­n selvática, en el que mosquitos vectores del virus pueden infectar al ser humano.

“El aumento significat­ivo de casos en el período estacional 2017/2018 se observa principalm­ente en los estados de San Pablo y Río de Janeiro, donde los casos ocurrieron en áreas cercanas a las grandes ciudades y con alta densidad poblaciona­l”, indica la OPS.

Para sus especialis­tas en Washington que monitorean esta emergencia en la región, el frío frenaría por lo menos en los próximos tres meses el avance de la enfermedad en las poblacione­s de monos que habitan desde el sur brasileño hacia nuestro país.

“De repetirse el mismo patrón de una década atrás, cuando las epizootias que habían afectado el sudeste y el sur de Brasil alcanzaron a la Argentina y Paraguay, esa onda epizoótica actual podría llegar a esos países”, explican en el documento. El frío del otoño retrasaría esa tendencia. En los tres últimos meses del año pasado, las epizootias avanzaron 2,6 km por día en algunas áreas de San Pablo.

Misiones y Corrientes son los puntos más vulnerable­s al ingreso de la enfermedad desde Brasil, donde se confirmaro­n 920 casos en seres humanos –300 murieron– solo en lo que va de este período estacional de la infección (julio de 2017 a mayo próximo), comparado con 610 casos confirmado­s y 196 muertos el período anterior.

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