Se fortalece a los Pumas, pero se deja en situación diferente a Jaguares
Sobre el fin de 2016, tras la primera experiencia en el Súper Rugby, que con su llegada además se puso bajo el brazo la exclusión del seleccionado de los jugadores actuantes en Europa, el presidente hasta hoy de la Unión Argentina de Rugby (UAR), Carlos Araujo, le enfatizaba a un pequeño grupo de periodistas citados en el edificio de San Isidro: “Muchachos, no demos más vueltas. Al Mundial vamos a llegar con estos jugadores. Es una decisión tomada y asumimos los riesgos”.
Araujo había interrumpido una serie de preguntas que se le formulaban al head coach Daniel Hourcade sobre los problemas que evidenciaron los Pumas en esa temporada, posterior al cuarto puesto obtenido en la Copa del Mundo. De la reunión también participó el entonces CEO de la UAR, el neozelandés Greg Peters, quien unos días después se alejó del cargo y regresó a su país.
La decisión de formar el seleccionado únicamente con los jugadores que están en la Argentina o en el resto del Hemisferio Sur la habían anunciado, a comienzos de 2016 y en una reunión similar, Agustín Pichot, Araujo y Peters. Hourcade ya había manifestado su acuerdo durante la Copa del Mundo. Las razones eran, fundamentalmente, de calendario y de fortalecer la base doméstica, rubricando el tan mencionado sistema. Adoptar el modelo de Nueva Zelanda, pero con poco de lo que tiene Nueva Zelanda. Pero existía otro orden de prioridades: imponer el producto Jaguares.
Los riesgos que tenía esta jugada comercial y deportiva se hicieron carne en los dos primeros años. El sistema con Jaguares en acción no solo no potenció a los Pumas, sino que los hizo retroceder. Se sabía era muy difícil que un grupo reducido de jugadores pudieran afrontar las dos causas al mismo tiempo, con largos y extenuantes viajes en el medio y sin una infraestructura profesional de primera línea que acompañe a todo ese movimiento. La alta competencia profesional entonces entró en un embudo.
Con la Copa del Mundo de 2019 ya en el horizonte y con dos cuerpos técnicos en los Pumas y los Jaguares, ambos con mismas pasiones pero con distintas ópticas y con poco diálogo, el escenario hoy es otro. El nuevo presidente propone ya no solo a los que están en el exterior para ir el año que viene a Japón, sino para el Rugby Championship que arrancará en agosto. Otro dato clave: la medida es avalada e impulsada desde la conducción de los Pumas.
Es saludable que se analice el cambio de una postura y que se avance sobre algo que era un pedido a gritos de casi todo el rugby argentino, pero también deben tenerse en cuenta las derivaciones –y riesgos– que esto puedo traer. A simple vista, abrirle la puerta a los que juegan en Europa fortalecerá a los Pumas y pondrá en otra situación a Jaguares. ¿Qué pasará si a partir de la próxima temporada los mejores se van a Europa sabiendo ahora que no pierden su lugar en el seleccionado? ¿Qué será de Jaguares y del negocio (de pocos) del Súper Rugby? Empieza otro partido.