LA NACION

La pelea comercial de EE.uu. y china alarma al mundo

La OMC advirtió que la escalada pone en peligro la economía global

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WASHINGTON (AP).– Una nueva escalada en la disputa comercial entre Estados Unidos y China encendió las alertas en el mundo. El anuncio de que Pekín impondrá aranceles a más de un centenar de productos norteameri­canos por 3000 millones de dólares, en respuesta a las tasas aduaneras anunciadas por la administra­ción de Donald Trump, llevó ayer a la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) a advertir sobre “los peligros para la economía global”.

Preocupado por la batalla entre las dos principale­s potencias globales, el director general del organismo, Roberto Azevêdo, pidió “moderación y un diálogo urgente” entre los gobiernos de Trump y Xi Jinping. “Acciones por fuera de los procesos colectivos aumentarán considerab­lemente el riesgo de una escalada en la confrontac­ión, que no tendrá ganadores”, señaló.

Ante la creciente tensión, las bolsas asiáticas y europeas reaccionar­on ayer con pérdidas, mientras que en Wall Street el índice Dow Jones cayó 1,77% y cerró su peor semana en dos años.

El Ministerio de Comercio chino respondió a las tasas aduaneras por hasta 60.000 millones de dólares que impuso Washington con aranceles a 128 productos norteameri­canos, aunque no se estableció una fecha para su entrada en vigor. Por su parte, la Casa Blanca presentó una demanda contra Pekín ante la OMC por derechos de patentes.

WASHINGTON.– La batalla comercial entre Estados Unidos y China volvió a escalar ayer y encendió las alertas en el mundo por los posibles efectos sobre la economía global. Mientras Pekín anunció que impondrá aranceles a más de un centenar de productos norteameri­canos por 3000 millones de dólares en respuesta a las tasas aduaneras anunciadas por la administra­ción de Donald Trump, la Casa Blanca presentó una demanda contra el gobierno chino en la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC) por derechos de patentes.

Preocupada por la disputa, la OMC pidió “moderación y un diálogo urgente” entre ambos gobiernos. “Perturbar el flujo comercial puede poner en peligro la economía mundial”, advirtió el director general del organismo, Roberto Azevêdo. “Acciones por fuera de los procesos colectivos aumentarán considerab­lemente el riesgo de una escalada en la confrontac­ión, que no tendrá ganadores y que puede llevar rápidament­e a un sistema de comercio menos estable”.

Ante la creciente tensión entre las dos principale­s potencias mundiales, las bolsas asiáticas y europeas reaccionar­on ayer con pérdidas, mientras que en Wall Street el índice Dow Jones bajó 1,77% y cerró su peor semana en dos años.

El Ministerio de Comercio chino anunció aranceles del 25% a la carne de cerdo y del 15% a los tubos de acero, frutas y vinos procedente­s de Estados Unidos. En total, se elaboró una lista de 128 productos norteameri­canos que se verán afectados por las medidas, aunque no se estableció una fecha para su entrada en vigor. “Si alguien nos envía un regalo, debemos enviarle uno de vuelta”, dijo una vocera de la cancillerí­a china.

Pekín respondió con sus medidas a la firma de Trump de un decreto para imponer a China tasas aduaneras por hasta 60.000 millones de dólares, que justificó por las prácticas comerciale­s injustas y el “robo” de propiedad intelectua­l.

Además, Washington no eximió a China de los aranceles por el aluminio y el acero, como sí hizo con la Unión Europea (UE), Australia, la Argentina, Brasil, Canadá, México y Corea del Sur. China alegó que esos aranceles dañaron el sistema de comercio multilater­al y anunció acciones legales ante la OMC. Ayer, funcionari­os rusos dijeron que están diseñando planes de represalia­s para limitar el impacto de los aranceles.

El Ministerio de Comercio chino llamó a Estados Unidos a solucionar el conflicto mediante el diálogo para “evitar daños a las relaciones bilaterale­s”. Sin embargo, China “no se doblegará fácilmente” y “defenderá sus legítimos intereses”, advirtió.

Por su parte, el representa­nte norteameri­cano de Comercio presentó una “demanda de consulta” contra el régimen ante la OMC respecto a “ciertas medidas chinas relativas a la protección de los derechos de propiedad intelectua­l”, al negar derechos básicos a los poseedores de patentes.

Los analistas considerar­on el relativo reducido alcance de las medidas previstas por Pekín –muy por debajo de las anunciadas por Trump– como signo de que China no quiere entrar directamen­te en un conflicto comercial, pero alertaron de una escalada en gestación.

El experto chino en economía Hu Xingdou sostuvo que China no quiere dañar la atmósfera de diálogo con Estados Unidos, por lo que su “contraataq­ue fue moderado y razonable”, pero alertó que si las negociacio­nes fracasaran, es probable que se anuncien medidas más amplias. “Si Estados Unidos impone nuevas sanciones contra China, el gobierno de Xi Jinping anunciará medidas más amplias de represalia”, dijo.

Las exportacio­nes de China a Estados Unidos constituye­ron el 18,4% del total en 2016, mientras que a la inversa la cuota de las estadounid­enses a China fue del 8%, por lo que Hu considera que en términos relativos un conflicto comercial afectaría más al país asiático. China es el mayor acreedor de Estados Unidos. A enero pasado contaba con 1,2 billones de dólares en bonos emitidos por Washington.

Las medidas anunciadas anteayer por la Casa Blanca se impondrán en 60 días y se presentará una lista completa de los productos afectados, explicó el representa­nte de Comercio Internacio­nal de Estados Unidos, Robert Lighthizer. Washington apuntaría sobre todo a los sectores de las telecomuni­caciones y la tecnología de China, informó la prensa.

Trump dijo que las medidas se traducirán en una reducción inmediata del déficit comercial con China en 100.000 millones de dólares, al tiempo que dijo que se negocia con Pekín. “Se terminaron los tiempos en los que China se beneficia a costa de Estados Unidos”, señaló.

Con la imposición de los aranceles Estados Unidos está “defendiénd­ose estratégic­amente” de la “agresión económica de China”, dijo el principal asesor comercial del presidente republican­o, Peter Navarro.

Trump ordenó el año pasado una investigac­ión sobre prácticas chinas como obligar a empresas estadounid­enses a aceptar participac­iones minoritari­as de otras compañías para poder operar en China. Según Navarro, esas condicione­s obligan a las compañías estadounid­enses a transferir tecnología­s que al final ayudarían a los competidor­es chinos.

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