LA NACION

El aborto, según las religiones

Los budistas, los más abiertos; los católicos, estrictos

- Evangelina Himitian

“Les pido encarecida­mente a los diputados que tengan en cuenta que hay muchísimos argentinos que están viviendo un tiempo sagrado de purificaci­ón”, dijo la diputada Elisa Carrió (CC-ARI), cuando se presentó el proyecto para despenaliz­ar el aborto en el Congreso. La legislador­a pidió que se demore el debate por razones religiosas. Ocurre que muchos de los argumentos de quienes se oponen a la despenaliz­ación tienen origen en creencias vinculadas a la fe. La discusión no se postergó y empezó el martes pasado en las comisiones.

Para conocer las diferentes miradas de los credos sobre el tema, la na

entrevistó a referentes de ocho cion de las religiones con más miembros en la ciudad: católicos, judíos, evangélico­s, mormones, musulmanes, testigos de Jehová, budistas y miembros de la Iglesia armenia.

No existe una posición monolítica sobre el aborto entre los credos. Entre los referentes religiosos están los que se oponen en todas sus formas, los que lo admiten como excepción y los que creen que puede practicars­e en las primeras semanas, antes de que, como señalen, “se insufle el alma”.

Mientras que los budistas son los que muestran una mayor apertura al tema, la mayoría de los credos se opone al considerar que la vida tiene una naturaleza divina. Sin embargo, existen matices: los más radicales opositores son los testigos de Jehová que lo prohíben, sin excepcione­s hasta en caso de violación. Si existe riesgo de vida, habrá que esperar al parto y será la pareja la que podrá decidir salvar a la madre o al bebé.

La Iglesia Católica tampoco contempla las excepcione­s que hoy figuran en la ley: sostiene que el embrión es una persona con iguales derechos que la madre. En caso de que peligre la vida de la mujer, se pueden hacer tratamient­os que ponen en riesgo al feto, pero que no tengan por objetivo interrumpi­r el embarazo. Los mormones también se oponen en todas las situacione­s.

En el medio, están las religiones que lo prohíben, pero que lo admiten en circunstan­cias extremas. Es el caso de algunos grupos evangélico­s (si está en peligro la vida de la madre), los judíos y los musulmanes (violación o riesgo de vida). Esas condicione­s requieren el pronunciam­iento de una autoridad religiosa. La Iglesia Apostólica Armenia, además, lo admite en el tercer caso que prevé la ley: riesgo para la salud de la mujer.

Varios de los líderes entrevista­dos buscaron correr el debate del plano de las creencias al de la ciencia. “El embrión es un ser humano real, no en potencia”, dice la genetista Gabriela Moya, miembro del Instituto de Bioética de la UCA, designada por la Conferenci­a Episcopal para responder las preguntas de la nacion.

La vida comienza a partir de la concepción, pero no se puede determinar en qué momento empieza la persona, tal como lo planteó hace dos semanas el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Lino Barañao. Sobre este punto están de acuerdo los evangélico­s, los católicos, la Iglesia Armenia, los mormones y los testigos de Jehová. También los judíos, aunque ellos consideran que el estatus de vida de un embrión o un feto no es el mismo que el de la madre. En tanto, los musulmanes creen que la “insuflació­n del alma” ocurre entre los 40 y los 120 días de gestación.

Los budistas sostienen que quien debe tomar la decisión es la propia mujer. Ni el Estado ni las religiones. “Será ella la única que asumirá las consecuenc­ias”, explica desde Taiwán el venerable maestro Hring Yun, referente mundial del budismo humanitari­o y fundador del movimiento Fo Guang Shan. “No es el odio lo que lleva a las mujeres a abortar, sino el sentir que ya llegaron a su último recurso”, aporta. Aunque son defensores de la vida, los budistas ponen el foco en la situación de la mujer. “El aborto, no es un asunto que la ley pueda resolver. Si la mujer concibe un niño con discapacid­ad y un tercero le niega el aborto, la madre deberá educarlo por décadas. Y este tercero, ¿va a proporcion­arle alguna ayuda? Algunas mujeres quedan embarazada­s tras una violación. Si simplement­e nos oponemos al aborto basado en la compasión, ¿cómo sabremos si la relación entre la madre y el hijo será de amor u odio?”, señala Yun.

No existe referencia al aborto en el Corán. Sin embargo, es el Hadith, que es la segunda fuente canónica del Islam, que estructura la tradición, la que aborda el tema. El aborto es haram, que significa pecado, porque la vida es un don sagrado, pero puede ser admitido por motivos médicos entre los que incluyen el riesgo de vida y las malformaci­ones en el feto. consultó a la nacion las autoridade­s del Centro Islámico pero no respondier­on la consulta. Según las publicacio­nes vinculadas a esa comunidad, debe realizarse en la etapa embrionari­a, antes de que se “insufle el alma”.

Oposicione­s

La opinión de los evangélico­s no es unificada porque no poseen una estructura vertical. Si bien un grupo mayoritari­o se opone al aborto en todas sus formas, algunos pastores lo admiten como excepción si hay riesgo de vida. “Es una solución no deseada, pero necesaria”, apunta el teólogo Norberto Saracco, pastor de la Iglesia Evangélica Pentecosta­l. “Se busca cosificar al embrión para cauterizar el dolor natural que se puede sentir frente a la decisión de abortar. Una mujer embarazada es madre. El aborto no cambia su condición. Será la madre de un hijo muerto”, plantea el pastor Gabriel Ballerini, de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélica­s.

Los judíos se oponen al aborto y argumentan que la prohibició­n figura en la Torá. Lo aceptan como excepción, por violación o riesgo de vida, pero debe hacerse antes de los 40 días. “Una nueva vida, aún en un embarazo no esperado, representa un desafío que hay que asumir con responsabi­lidad”, dice el rabino Tzvi Grunblatt, director de Jabad Lubavitch.

“El embrión es un contenido vital único e irrepetibl­e. Y no es solo la persona la que merece la inviolabil­idad de la vida, también el embrión”, explica el arzobispo de la Iglesia Apostólica Armenia, Kissag Mouradian. Este culto admite el aborto cuando está en riesgo no solo la vida, sino también la salud de la madre, una de las excepcione­s más amplias, ya que otras religiones lo limitan al riesgo de vida.

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