Los protagonistas y su relación con el celular
“Todos tenemos una vida secreta en nuestro celular”. Esa frase apoya la promoción de Perfectos desconocidos, la obra dirigida por Guillermo Francella, con escenografía de Jorge Ferrari, vestuario de Alicia Macchi, iluminación de Eli Sirlin y producción ejecutiva de Mariana Correa. ¿Cómo será la relación que tienen los protagonistas con sus celulares en la vida real? ¿Herramienta necesaria o fuente de problemas? Lo contestan ellos: Alejandro Awada: “Yo me ocupo de atender y de llamar, mi relación con el celular es sumamente simple. Lo mismo con el WhatsApp. Soy bastante torpe, así que cuando necesito hacer algo más pido ayuda”. Agustina Cherri: “Estoy mucho con el celular. Es importante para mi trabajo y para la organización familiar. Te da una sensación de control, sabés que estás ubicable si tus hijos te necesitan, por ejemplo”. Mercedes Funes: “Tengo una relación estrecha. Y aunque los celulares anulan la expectativa y lo inesperado, no me peleo con eso porque yo ni siquiera me acuerdo de memoria el teléfono de mi novio”. Gonzalo Heredia: “Tengo una relación como la de cualquier persona de mi generación. Viví la dependencia, y ahora lo uso, pero creo haberme moderado. Me preocupa la relación de mis hijos con el celular”. Peto Mehahem: “Para mí es un teléfono y nada más. Le doy poca bola. No uso redes sociales. Me molesta bastante que usen el celular cuando estoy comiendo o charlando con alguien, pero me cuido de no juzgar”. Carlos Portaluppi: “Yo nací en la época del teléfono de línea. En Corrientes, la operadora me conocía cuando le pedía una llamada. Hoy hago muchas cosas con el celular, es una herramienta de trabajo”. Magela Zanotta: “Tengo una relación culposa, trato de que mi hija no me vea mucho con el celular y trato de limitar el uso, de no estar todo el tiempo a su merced, de no llevármelo a la cama”.