LA NACION

El precio que debe pagar el bulldog francés por ser tan lindo

Es fetiche de la clase media y mascota de celebritie­s como Madonna y Hugh Jackman, pero muchos desconocen que su salud se vuelve cada vez más frágil por la intervenci­ón humana

- Jacob Bernstein

NUEVA YORK.– Ojos enormes, orejas puntiaguda­s y nariz chata: con su pequeño cuerpo y su rostro arrugado e inquisitiv­o, el bulldog francés es irresistib­lemente lindo.

Según el Club Kennel de los Estados Unidos, esta es la sexta raza más popular en ese país. Además, hay un nutrido grupo de celebridad­es que le rinde culto. Madonna, Hugh Jackman y Ashley Olsen tienen bulldogs franceses. También Reese Witherspoo­n, a quien se ha fotografia­do por toda la ciudad de Los Ángeles con el suyo, una perrita negra llamada Coco Chanel. En el hogar de Dwayne Johnson hay dos bulldogs franceses y, según la revista People, también son las mascotas preferidas de Chrissy Teigen y John Legend.

Recienteme­nte, Kokito, un cachorro de bulldog de diez meses de edad, murió en un avión de United Airlines que viajaba de Houston a Nueva York, luego de que una auxiliar de vuelo colocó al cachorro en el compartime­nto superior. Su muerte inició un debate en ese país acerca de la crueldad hacia los animales y las políticas de transporta­ción aceptables para los acompañant­es de cuatro patas.

De acuerdo con Kitty Block, presidenta y directora ejecutiva de Humane Society en los Estados Unidos, colocar a un animal en un compartime­nto de almacenaje puede provocar un incremento en su temperatur­a, así como asfixia. Pero el riesgo es aún mayor en el caso de los “perros braquicéfa­los” que, según dijo, en jerga veterinari­a significa “con cabeza chata y ancha”.

El cráneo de estos animales en particular es tan desproporc­ionado con respecto a su cuerpo que los cachorros a menudo tienen que nacer mediante cesárea. Los problemas de salud suelen estar presentes en sus vidas.

Esto no significa que merezcan morir en los compartime­ntos superiores, sino que los bulldogs franceses son mucho más frágiles de lo que aparentan: un destino desafortun­ado generado por las decisiones de los humanos al criarlos.

“Las personas compran estos animales sin darse cuenta de que podrían estar enfermos desde el momento en que los llevan a casa o de que necesitará­n muchas cirugías a medida que envejezcan. Es terrible para los perros y también para los dueños”, comentó Block.

El estándar de la raza se ha depurado de forma continua con base en determinad­os requerimie­ntos físicos que hacen que los perros sean más llamativos, pero ponen en riesgo su salud.

“Los mismos rasgos que los ha- cen lindos, los enferman”, explicó Philippa Pavia, directora médica de Blue Pearl Veterinary Partners, en Manhattan. Lo lindo es bueno para los negocios. Después de todo, señaló Pavia, “Manhattan tiene una población muy sesgada” en lo que respecta a los bulldogs franceses. Incluso la gerente de esa clínica, Terri Ciaramello, es una orgullosa propietari­a de dos encantador­es bulldogs franceses, los cuales tienen su propia dosis de problemas de salud.

Uno de los perros, Baron, tuvo que ser sometido a una operación de las vías respirator­ias cuando tenía solo 13 meses de edad. Daisy, la perrita, tuvo que pasar por una cirugía en el lomo a los dos años. “Era muy temeraria”, comentó Ciaramello. “Le gustaba saltar y las columnas de estos perros no están hechas para eso”.

En 2006, Jenny Comita, una periodista que ha colaborado con las revistas Vogue y W, se enamoró de la raza y en un criadero de Texas compró a Louise, una cachorra de ocho semanas de edad. Según Comita, Louise nunca ladraba y necesitaba poco ejercicio. Además estaba muy conectada con las emociones humanas. “Si te veía llorando, saltaba a tu regazo y comenzaba a llenarte de besos”, dijo Comita.

Al final, Louise terminó por ser tan costosa como cariñosa. Debido a las alergias alimentari­as, Comita tenía que preparar alimentos especiales para Louise. Para cuando cumplió siete años, Louise ya estaba paralizada a causa de sus problemas en la columna. Comita y su esposo, Seth Yellin, la llevaron al Centro Médico Animal de Nueva York para que le hicieran una tomografía por resonancia magnética. Louise murió bajo los efectos de la anestesia. “Sufrió mucho”, aseguró Comita. “Tuvo problemas de salud toda su vida”.

Actualment­e, Comita y Yellin tienen un criollo de nombre Scout. Rescataron a Scout en Humane Society, lo que significa que el perro fue miles de dólares más barato que Louise. Comita dijo que no es exactament­e igual de cariñoso: si estás triste, no salta en tu regazo ni comienza a besarte para hacerte sentir mejor. Pero Comita no concibe tener otro bulldog francés.

“Me encantan, pero jamás tendría otro. Yo era joven y boba. Básicament­e, no deberían existir”, afirmó.

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