El terrorismo endógeno, una amenaza constante
“Francia está sometida a una amenaza seria y constante de lo que llamamos ‘terrorismo endógeno’, que no tiene nada que ver con los ataques islamistas preparados y dirigidos directamente desde la zona sirio-iraquí que conocimos hace unos años”, dijo Emmanuel Macron en Bruselas.
El argumento de Macron fue más explícito aún: “Esa amenaza endógena proviene de individuos que actúan solos, que juran fidelidad a grupos terroristas y con frecuencia tienen diversas patologías psiquiátricas”, detalló.
En otras palabras, el peligro reside precisamente en ese tipo de perfil. Personajes seguidos por los servicios antiterroristas por su radicalización, pero prácticamente imposibles de detectar cuando deciden pasar al acto. Electrones libres que hacen su propia guerra santa, en momentos en que el Estado Islámico (EI) prácticamente desapareció de Siria e Irak.
El perfil de Redouane Lakdim es bastante clásico y similar al de otros numerosos terroristas culpables de actos similares en Francia desde 2015. Se trata de un individuo que –según los primeros elementos– habría actuado solo, que era conocido de los servicios de seguridad y había pasado un tiempo en prisión por delitos comunes.
Los autores de esta nueva y peligrosa forma de terrorismo “doméstico” también se asemejan en la elección de sus objetivos: el 67% de las personas escogidas pertenece a las fuerzas del orden. “En realidad hay un cierto mimetismo en el modo operatorio del agresor, que sin duda se inspiró de lo que otros jihadistas cometieron antes que él”, afirma el especialista JeanCharles Brissard.
Los analistas advierten que sería un error pensar que la amenaza desapareció del territorio francés por la simple razón de que el EI ha sido desmantelado en Siria e Irak. Todo lo contrario, afirman. En realidad no habría correlación entre la derrota de la organización y un eventual efecto en las redes jihadistas basadas en Europa.
“Basta con recordar que cada semana los servicios antiterroristas desmantelan alguna red que prepara un atentado”, dice Brissard.
Como dijo Macron, Europa debe hacer frente a un terrorismo “endógeno”, extremadamente difuso y muy difícil de prever. Y aún cuando la propaganda y el reclutamiento de EI están cada vez más desorganizados, quedan todavía numerosos enlaces de esa ideología, capaces de precipitar la radicalización de individuos dispuestos a dar sus vidas por una quimera.