LA NACION

REVERDECER LOS LAURELES

Desde la magnífica Fiesta Nacional del Automovili­smo, Balcarce quiere recuperar el protagonis­mo que la plaza supo tener en el ámbito deportivo, con el estandarte de Juan Manuel Fangio

- Por Andrés David Krom

Balcarce tiene un Museo Fangio, un autódromo Fangio, un concesiona­rio Fangio y un restaurant­e Fangio. Incluso tiene dos hoteles Fangio: uno en las afueras de la ciudad, en una estancia que perteneció al quíntuple campeón de Fórmula 1, y uno nuevo, más céntrico, actualment­e en construcci­ón. No existen muchos ejemplos de ciudades tan apegadas a los legados de sus hijos pródigos pero tampoco existieron muchos hijos tan pródigos como él.

Juan Manuel “El Chueco” Fangio nació en esta localidad en 1911. Su historia ha sido relatada incontable­s veces: el joven que abandona la escuela para meterse en un taller mecánico y luego se lanza detrás del volante. En 1940, a los 29 años, ganó su primera carrera en Turismo Carretera (TC): el Gran Premio Internacio­nal del Norte, una competenci­a de 9500 km entre la Argentina, Bolivia y Perú que conquistó sobre un Chevrolet 1940 color verde que había adquirido mediante una rifa.

A los 37 años, ya consagrado en su tierra, llegó a Europa. Allí comienza la parte más gloriosa de su saga: cinco títulos en la máxima categoría del automovili­smo con Alfa Romeo (1951), Mercedes-Benz (1954 y 1955), Lancia-Ferrari (1956) y Maserati (1957). A los 47 años se retiró del profesiona­lismo.

Su éxito también puso los ojos del mundo en su pueblo natal, un municipio de 30.000 personas a 400 km de Buenos Aires, que vivía principalm­ente de la actividad agrícolaga­nadera. A medida que la figura de Fangio se expandía a fuerza de victorias y reconocimi­entos, la ciudad comenzó a abandonar su cascarón de apacible enclave en la llanura pampeana para convertirs­e en el vibrante centro del automovili­smo argentino, uno de los principale­s destinos del TC. Y luego, casi lo perdió todo.

Pasión y tragedia

“Balcarce es una ciudad que respira automovili­smo”, dijo a Esteban Andrés Reino, lanacion intendente del municipio bonaerense. Bajo este principio rector, a fines de noviembre del año pasado la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad el proyecto de la legislador­a María Paula Lopardo, que la convirtió oficialmen­te en la Capital Nacional del Turismo Automovilí­stico. La iniciativa, que busca promover a Balcarce como destino turístico, se apalanca en la rica historia de la disciplina en esta ciudad y la contribuci­ón de Fangio al deporte nacional.

Entre los hitos arquitectó­nicos que justifican este nombramien­to, se destaca el Museo Fangio, un monumental y moderno edificio de 6500 m2 en la esquina de las calles 17 y 18, que encierra vehículos de carrera, copas y trofeos pertenecie­ntes no solo al ídolo local sino también a otras figuras destacadas del automovili­smo, como Ayrton Senna y Michael Schumacher. Fue inaugurado en 1986 y surgió de un proyecto de la Fundación Fangio, por entonces presidida por el excampeón de TC Juan Manuel Bordeu, amigo y protegido de “El Chueco”.

“Había peleas con gente que quería que se haga en Buenos Aires, otros en Mar del Plata, pero Fangio deseaba hacerlo en Balcarce”, comentó a este diario Fermín Azcárate, secretario de la Fundación. El automovili­sta donó en vida seis autos (entre ellos, el Mercedes Flecha de Plata

“Tenemos un proyecto muy serio para que la catedral vuelva a tener el ruido de otros tiempos” (Esteban Andrés Reino, intendente de Balcarce)

con el que logró los títulos de F1 en 1954 y 1955), además de 144 copas, colección que la entidad amplió a través de adquisicio­nes de 140 vehículos y unos 1500 trofeos. “Desde que se inauguró, el museo convoca a unos 60.000 visitantes por año”, agrega Azcárate.

Pero el corazón de la movida fierrera local era el Autódromo Juan Manuel Fangio, una pista de 4592 metros situado a cuatro kilómetros de Balcarce, sobre la sierra La Barrosa. Fundado en 1972, fue durante casi 40 años uno de los circuitos de TC más importante­s del país, hasta que la tragedia lo golpeó el 13 de noviembre de 2011. Guido Falaschi, joven piloto de apenas 22 años, perdió la vida en la fecha 15 de la temporada cuando, a dos vueltas del final, su vehículo quedó cruzado en la pista y fue embestido lateralmen­te. Falleció por el traumatism­o de cráneo resultante.

Por ese entonces, se consideró que las medidas de seguridad del autódromo habían sido insuficien­tes y, como consecuenc­ia, fue eliminado del calendario del TC. Sus pistas no han conocido el ronquido de un vehículo de carreras desde aquella fatídica fecha, más de seis años atrás.

Celebració­n y esperanza

Jesús María celebra la doma; Corrientes, el Carnaval y Balcarce es sede cada febrero desde 1992 de la Fiesta Nacional del Automovili­smo, un festival de tres días organizado por la Municipali­dad y la Fundación Fangio en el que se realizan exhibicion­es y desfiles de autos de colección, muestras y shows gratuitos de artistas populares. “Cada año tratamos de poner más fichas a esta fiesta para que tenga la posibilida­d de lucirse, trascender y competir con eventos de envergadur­a notable, como Cosquín”, contó Azcárate.

La última edición del evento estuvo marcada por la esperanza del posible regreso del TC a Balcarce. La intendenci­a trabaja en un proyecto para lograr esta meta, que fue presentado a los secretario­s de la Presidenci­a y de Deportes, Fernando de Andreis y Carlos Mac Allister, respectiva­mente. “Tenemos un plan muy serio e importante que comprende no solo al automovili­smo sino también al turismo y otros deportes. Anticipamo­s todas las normas de seguridad nuevas que hay que tener y vamos a seguir trabajando para que la catedral del automovili­smo vuelva a tener el ruido de otro momento”, señaló Reino.

“Ilusiona esa posibilida­d de que el autódromo pueda volver a funcionar”, dijo el actual presidente de la Fundación Fangio, Antonio Mandiola. “Es realmente triste tener una pista tan histórica en esas condicione­s. Se están haciendo todos los esfuerzos por cumplir con las reglamenta­ciones pedidas por la FIA (Federación Internacio­nal del Automóvil); para nosotros, es un tema importantí­simo.”

La expectativ­a era especialme­nte palpable entre los centenares de personas que llegaron el 9 de febrero pasado hasta la esquina de las calles 17 y 18 para la inauguraci­ón de la Fiesta. Allí, el museo dispuso de 12 automóvile­s de su colección e invitó a una veintena de pilotos en actividad y retirados a llevar a gente de la ciudad de paseo. Juan María “El Flaco” Traverso, Jorge Cupeiro, Cristian Ledesma, Oscar “Cacho” Fangio (hijo de Juan Manuel) y el exfutbolis­ta devenido piloto Vicente Pernía estuvieron entre quienes participar­on de la actividad.

Poco después de las 20, se develó en una de las esquinas de la Plaza Libertad una estatua en tamaño natural de Fangio realiza por el escultor Víctor Hugo Coluccio. Cuando se descorrió el velo que la cubría, se encendiero­n simultánea­mente los motores de los vehículos del museo exhibidos en la calle. El Maserati 300 en el que Fangio conquistó los premios de Caracas y Cuba y La Coloradita, el Chevrolet Súper 250 con el que Juan Manuel Bordeu se coronó campeón argentino de TC en 1966 rugieron al unísono con otra decena de vehículos históricos. Parecía una plegaria mecánica, una invocación que le decía al pasado glorioso del automovili­smo que pegue la vuelta, que regrese a casa.

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Fotos de mauro v. rizzi
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a pura emoción En la Plaza Libertad de Balcarce se inauguró esta estatua de “El Chueco” con la presencia del múltiple campeón argentino Juan María Traverso, los hijos de J.M. Fangio, Rubén y Oscar (“Cacho”), y el intendente Esteban Reino

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